jueves, noviembre 22, 2012
jueves, octubre 04, 2012
Sucesión de sí mismo
Lo recuerdo porque en un rato perdido leo a Lady Tea (que sí, os leo, a ti y a todas las demás aunque ya no lo parezca) y en un comentario afirmo (y reafirmo) que se puede ser hombre infiel y feliz en su matrimonio. Y digo/dije hombre, porque hablábamos de hombres. Y generalizo, claro, aunque generalizar siempre sea injusto y falso y probablemente poco apropiado y aquella vez todas, porque todas eran mujeres, me miraran horrorizadas. Especialmente ella, que sigue ignorante y feliz tantos años después… Hacía tan sólo un rato que él me hablaba por enésima vez de su última conquista. Que no, que a quien quería era a su mujer; pero lo poníamos tan fácil. Tantas horas perdidas en el despacho es lo que tienen, la tentación al otro lado de la pantalla. Demasiadas carencias afectivas disfrazadas de porqué lo llaman amor cuando quieren decir sexo. Que el amor es otra cosa, no así el engaño, supongo.
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Etiquetas: Entre tinieblas
jueves, septiembre 20, 2012
México lindo y querido, si me esperas, ya estoy llegando
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Etiquetas: Después del mar
miércoles, septiembre 12, 2012
La condición humana
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Etiquetas: Geografía privada
martes, septiembre 11, 2012
Tenemos que hablar
El futuro llama a la puerta y se abre paso a marchas forzadas, y ni modo, no me queda otra que darle la bienvenida.
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Etiquetas: Kiss me quick my dear que la vida es breve
viernes, septiembre 07, 2012
De repente el último verano
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Etiquetas: Desde la séptima fila
lunes, septiembre 03, 2012
La educación perdida... y nunca encontrada
P.D. Ivonne de Carlo
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Etiquetas: Afinidades electivas
viernes, agosto 31, 2012
Living with ghosts
Qué mala soy ejercitando el odio... Cinco, diez minutos no más y aunque no habite el olvido, la vida sigue... ¿sigue?
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Etiquetas: Geografía privada
lunes, julio 30, 2012
EL PLAGIO ESTÁ FEO
REPITA USTED CONMIGO...
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Etiquetas: Acuse de recibo
Palabras a (des)tiempo
P.D. Vilma Banky.
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Etiquetas: Acuse de recibo
viernes, julio 27, 2012
Confundiendo recuerdos con cenizas
No de la hipocresía de creer o pensar y omitir. No de la contundencia y la soberbia con la que ésas palabras llegaron a mi mente. No de que en realidad me importara menos que nada.
Me avergoncé de esas palabras, de esa expresión, de ese léxico tan impropio en mí. Me avergoncé de las formas, no del contenido. Yo sólo quería irme, subirme a un taxi y quitarme los zapatos. Pasaban de las seis de la mañana y yo a las seis de la mañana sólo estoy despierta en los aeropuertos y en los trenes que viajan hacia al norte.
No quería ir, pero me lo pidieron, no lo suplicaron. Soy chica fácil en cuestión de favores y buena educación.
Ni siquiera era guapa. Tal vez de haberlo sido...
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Etiquetas: Geografía privada
martes, julio 24, 2012
Si fuera un rancho me llamarían tierra de nadie*
P.D. Marlene Dietrich en "Sed de mal".
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Etiquetas: Después del mar
lunes, julio 23, 2012
La Navidad, al menos la mía -tan lejana, la de todos- huele a Spekulatius. Todo el mundo lo sabe.
Pero aquí no hay verano, todo el mundo lo sabe.
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Etiquetas: Afinidades electivas
Los cuatrocientos golpes...
Y ahora yo ocupo el otro lado.
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Etiquetas: Corazón de Frankenstein
Ingredientes: Mucho y un poco de nada
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Etiquetas: Geografía privada
jueves, mayo 31, 2012
Me has enseñado a respirar... [Juan Gelman]
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Etiquetas: La poesía como un arma
(In)certidumbre
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Etiquetas: Afinidades electivas
viernes, mayo 11, 2012
(Looking for) The heart of saturday night (Tom Waits)
P.D. John Litel, Don Porter y Constance Bennett.
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jueves, mayo 10, 2012
La única herida
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Etiquetas: Le rouge et le noir ne s'épousent-ils pas?
miércoles, mayo 09, 2012
No hemos venido al mundo a ser felices
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Etiquetas: Afinidades electivas
viernes, abril 20, 2012
En la vida hay tinieblas... tan cierto como la luz las disipa.
Hoy se cumplen 100 años de la muerte de Stoker. Una excusa tan buena como otra cualquiera para recordarle. A él, a Mina, al Conde, a Jonathan Harker... Para cocinar un "Paprika-Hendl". Para entrar libremente y por mi propia voluntad en una casa ajena que tal vez algún día sea la mía, que tal vez me aporte parte de la felicidad que hoy ofrezco.
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Etiquetas: Le rouge et le noir ne s'épousent-ils pas?
jueves, abril 19, 2012
El traje nuevo del emperador
Más vale tarde que nunca... supongo.
P.D. Greta Garbo
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miércoles, abril 18, 2012
Lección de gramática
pa contra casa, qué alverbiu escoyéis?
¿Cómo se diz na vuestra, na nuestra llingua
P.D. Irene Dunne y Cary Grant en "Penny Serenade".
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Etiquetas: Te debo una canción
viernes, marzo 23, 2012
Días extraños
Recuerdo estas palabras de Ray Loriga, de 'Tokio ya no nos quiere': "Los días son a veces tan tristes que sencillamente no merecen la pena. No merece la pena correr, ni esperar, ni vigilar. Días tan tristes que no merecen ni un esfuerzo, ni el más pequeño movimiento. Los días así hay que dejarlos correr, como los trenes nocturnos..."
Siempre me gustó Ray Loriga. Siempre pensé que era guapo. Y me gustaba más por guapo que por escritor.
P.D. Natalie Wood
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Etiquetas: Afinidades electivas
martes, marzo 20, 2012
Tu hiciste de mi vida un cuento para niños en donde naufragios y muertes son pretextos de ceremonias adorables, escribió Alejandra Pizarnik
Siempre bromeo y digo que la semana que explicaron esa lección vital en el colegio yo debía de estar en la cama con escarlatina; y que por tanto, falta de tan básica educación, no pude o no quise (o no supe) desarrollar la habilidad o capacidad de decir sin querer decir, de callar queriendo hablar, de hablar por no callar o de contar lo que se intuye el otro quiere escuchar.
Desde bien chica me gané, probablemente bien ganada, la fama de soberbia, de ingrata, de desagradecida, de sobrada, de antipática... por decir cuando lo conveniente era callar, por no ser amiga de mis amigos si la ocasión no lo merecía; por exigir explicaciones y respuestas cuando yo en ese lugar las daría; por no conformarme con las palabras si yo quería hechos, si yo quería y exigía la verdad por amarga que fuera, la misma que estaba dispuesta a ofrecer. Que vale mil veces más un golpe certero al corazón que una programada agonía.
Sal siempre me decía (y me dice), ayer me lo repetía, que ése es el camino que conduce al abismo. Que a nadie le importa la verdad o las certezas. Que uno quiere escuchar lo que quiere escuchar (y punto). Que desde que el mundo es mundo y el hombre es hombre, se ha dado un juego de reglas tácitas no escritas aceptadas por todos excepto por mí. Empeñada en cambiar las normas, en jugar a mi modo por mi cuenta y riesgo. Condenada siempre y sin remedio a perder.
Me pone ejemplos. ¿Te acuerdas del de la teoría de los conjuntos?... ¿Cuál de ellos?... Aquél, bueno, no importa, se repite el mismo patrón, pero sí, aquél, el que se fue buscando su espacio. Otro, y son legión, abonado a la teoría del "no eres tú, soy yo"; pero que se fue sin desaparecer del todo dejando una puerta abierta. Todos lo hacen. Que aparecía de cuando en cuando asomando la patita por debajo de la puerta para decir que seguía on the road. buscando su lugar. Como si a mí me importase, como si fuese necesario. Cuando lo único que hubiese estado de recibo era haberse despedido, haber dicho que se iba y no pensado volver.
No, así no, reniega Sal; aunque sabe que no va a convencerme. ¿Cómo es esa frase tuya?... Todo un clásico, "no te digo hasta luego porque no pienso volver a verte". ¿Cómo te crees que se siente el romano que escucha eso mientras le lanzas un beso al aire y cierras la puerta del ascensor?... ¿Acaso tiene que importarme cómo se sienta? ¿Tengo que preocuparme de los sentimientos de alguien que no sea yo? ¿Tengo que pensar que le estoy haciendo daño o hiriendo o menoscabando? No, ni modo, que en realidad le hago el favorcito de ser yo, no él. Le indico el camino de salida, le dejo libre, le hago víctima, que siempre da más juego y le brindo no más de cinco minutos de mal entendido orgullo regalándole una anécdota para contar una noche cualquiera en un bar cualquiera. ¿Sabéis lo que me dijo esa chica tan rara? Y alguien dirá que yo ya apuntaba maneras.
¿Me convertía eso en una mala persona? Puede... pero no voy a decir que seremos amigos cuando ambos sabemos que me olvidará una vez cruce esa puerta. No, no tomaremos café de cuando en cuando, ni nos llamaremos por nuestro cumpleaños. No vamos a fingir que nos importa lo que nos suceda a partir de ahora porque bien cierto es que no nos preocupa.
No puedo evitar preguntarme por qué a la gente le cuesta tanto decir la verdad, que tampoco se trata de ser un libro abierto, yo no lo soy y tampoco lo intento; pero decir lo cierto es casi tan o más simple que murmurar una disculpa.
Supongo que por eso me gusta. Porque nunca da explicaciones, ni tampoco las pide. Se tienen simplemente razones o motivos. Y ya sabes, honey, si no te gustan, lo siento, porque no tengo otros. Suele ser fácil estar a su lado porque lo único que pide es honestidad, que tan cara se vende, la misma que él ofrece. Esto es lo que soy, esto es lo que ofrezco, lo que tengo, lo que no está en venta, lo que ves... y lo que no se ve carece de importancia, eso ya sólo es mío, ya no ve la luz. Sí, era y es fácil, no hace falta fingir, ni sonreír sin ganas antes los malos chistes ajenos. Y somos amigos porque nunca nos prometimos que lo seríamos. No, no siempre se necesita prometer y jurar en falso para que ciertas promesas se cumplan; porqué él aceptó y entendió mis ritmos lentos; mi pretendida ingenuidad, un arma como otra cualquiera, una sentencia como otra cualquiera; inequívoca condena al modo espera.
Feliz día...
P.D. Jane Greer y Lizabeth Scott
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Etiquetas: Kiss me quick my dear que la vida es breve
viernes, marzo 16, 2012
Lou Reed dice que si cierras la puerta tal vez la noche (el sueño) dure para siempre
Estoy con C., que tiene muchos menos años que yo y casi tantas ilusiones como sueños. Estamos sentadas en una de esas confiterías con mantelitos blancos que tanto me gustan, cuyo gusto comparte conmigo, y donde la media de edad supera la edad de jubilación. Se nos había antojado comer pancakes con jarabe de arce, que no tortitas con nata y caramelo, que aunque sea lo mismo, no lo es, y no sólo por el sirope y tampoco porque en realidad C. diga panqueques y a mí no me guste la nata (no soporto la leche, ni sus derivados, ni nada que se le parezca en olor, apariencia o gusto aunque poco o nada tenga de producto lácteo; léase la horchata).
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Etiquetas: Anatomía de la señaldá
jueves, marzo 15, 2012
Life is the fast lane
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Etiquetas: Persigo un sueño... mañana seguiré
miércoles, marzo 14, 2012
By(e) the way
Hace muchas lunas, cuando aún vivía en las tardes de verano, sentados al sol, perdíamos el tiempo de la mejor forma que conocíamos... juntos. Y hablábamos recorriendo las rutas que un no tan lejano dia subidos a una Harley hollaríamos, prometiéndonos inciertas querencias, dibujando los mapas de un futuro que ambos sabíamos no sería en común. La tela de araña que tejíamos no estaba destinada a atraparnos a nosotros.
Decía Carrie "Sex and the city" Bradshaw (y mucho antes que ella lo dije yo) que en el mundo había dos tipos de mujeres, las mujeres de pelo liso, y las mujeres de pelo rizado. Las primeras eran las que acababan por ser felices con tipos como Hubbel (Robert Redford en 'The way we were'-Tal como éramos). Él sólo quería ser feliz y encontrar a alguien que se sentase a su lado a ver 'Friends' y se ríese de los mismos chistes. Y yo, en fin, yo era (soy) una chica de pelo rizado.
Se me ocurrió entonces, a mí, enemiga a muerte de etiquetas y valores, siempre contradiciéndome, una nueva clasificación. Las personas a las que les gusta 'Friends' y quién dice 'Friends' dice 'Seinfeld' o 'Frasier'; y las personas a las que les gustan 'Six feet under', 'Deadwood' o 'The wire'. Por poner unos ejemplos tontos y probablemente no válidos, que en el mundo mundial ha habido y habrá telespectadores que disfruten de todo a la vez. Pero yo no.
No, a mí no. A mí no me gustan las comedias de situación de media hora de duración y con risas enlatadas; por grandioso que fuera el psiquiatra Frasier, corrosivo el humorista Seinfeld o delirante la entrañable Phoebe. Él negaba con la cabeza, diciendo que yo era demasiado inteligente para preferir los culebrones mexicanos, no tanto los venezolanos, tiempo atrás confesé mi vergonzosa adicción en este mismo lugar; a las ilustres divagaciones de Chandler. Pero ni modo, me dejaban fría. Y no sería por no intentarlo, allá donde iba encendía la tele y siempre aparecían Rachel y Ross tirándose los trastos. Tendría que haber una motivación oculta, una traición de mi subconsciente. ¿Por qué yo no era como los demás veinteañeros? ¿Por qué yo no era como los demás pseudointelectuales que se postraban ante Frasier y familia?
Lo intenté, juro que lo intenté. Vaya si lo intenté. Pero siempre se me cruzaba Lorelai Gilmore o me perdía en el ala oeste. Me disperso fácilmente, lo admito y lo intenté, casi tanto como intenté quererle a él. Pero sólo conseguí quererme a mí cuando estaba a su lado. Llegué a admirar a la mujer que yo era cuando él estaba aquí. Más fuerte, más serena, más valiente. Pero eso nunca fue suficiente.
Él me mira muy serio y me dice... ¿por qué eres tan triste?... y a mí sólo se me ocurre pensar que eso ya lo cantaba Enrique Urquijo, y que hay mucha gente que no soporta a Los Secretos (yo tampoco desde su muerte). Aunque esté Quique González, para remediarlo, en parte. Y él vuelve a mirarme, e insiste... como si yo nunca riese, que bueno, sí, río poco (que salen arrugas), pero le sonrío todos los días al espejo.
A lo mejor es sólo un disfraz. El de una chica triste y solitaria (ahora que no está Antonio Vega para disputarme el trono), que prefiere las penas ajenas para no tener que enfrentarse a las propias.
O tal vez por primera vez en mi vida he sido más rápido que ellas...
P.D.1 Clara Bow
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Etiquetas: Enciende y vámonos
viernes, marzo 02, 2012
Niebla y silencio. Tiempo y nada.
Iba a hablar de decepciones y desconfianza ajena, amores truncados, amistades vacías y soledad. Pero suena el Nessum dorma de Puccini y una es chica fácil y no solamente de lágrima.
Se me han quitado las ganas, de momento, de poner los puntos sobre las íes. De decir aquí no lo que ni dije/diré frente a frente. Probablemente mejor así, a perro flaco todo son pulgas. Llegar a tiempo con la palabra precisa nunca ha sido lo mío.
Algunos dicen que la esperanza se viste de verde... Creo que me sienta bien ese color.
"Get ready for me love, 'cause I'm a "comer"I simply gotta march, my heart's a drummerDon't bring around the cloud to rain on my parade..."
Don't rain on my parade
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Etiquetas: Geografía privada
viernes, febrero 24, 2012
Down at the twist ans shout
"We can't speak like lovers we used to be.We can't change ancient historyand love wounds with such simplicityand I threw it down, down down down, down..."
Regreso de la biblioteca. Me gusta ir a tratar de estudiar allí, a perder el tiempo entre libros y leerme las páginas finales de novelas que nunca leeré. El piloto del contestador parpadea, pero sólo le sigue un pitido intermitente. Saludo al portero con un lacónico buenas tardes y recuerdo que anoche tuve un extraño sueño con él, pero sin ser él; tenía otra voz, un acento uruguayo, como aquel de mis viejos amores. Escucho a Mary Chapin Carpenter mientras me descalzo y me hago reverencias a mí misma a lo largo del pasillo al quitarme la ropa. Ya llego tarde y aún tengo que vestirme de señorita bien ubicada.
Y te vi. Esta tarde, hace un rato. Cruzando la plaza de la Gesta. Tal vez salías de la cafetería del Auditorio, donde casi siempre nos citábamos. A ambos nos gustaban los lugares impropios.
No sabía ni imaginaba que estuvieras aquí. Te sabía lejos, en la distancia y aún más en el tiempo. Te observé, dudé si acercarme y saludarte, hey, babe, here I am... Pero no lo hice. No hubiera sabido qué decirte, y cuando levanté la vista de nuevo, habías desaparecido en el subsuelo del parking.
Estabas guapo. Aunque tú no hubieses estado de acuerdo, siempre afirmabas sentirte ajeno a ti mismo con traje y corbata. Pero lo estabas, con tu gesto serio y adusto concentrado en tu Blackberry y tu nudo Windsor a medio deshacer (no me dio tiempo a aprender). Decías sentirte disfrazado cuando tocaba ponerse el saco gris, y yo no podía evitar sonreír y pensaba lo mucho que me enternecía veros desubicados entre patrones y solapas.
Nunca imaginé que fuera a ser así, un visto y no visto, un saludo abortado, unas palabras que no llegaron a salir, besos dados al aire. Siempre pensé que si alguna vez volvíamos a encontrarnos nos perseguirían un reguero de reproches y promesas incumplidas. No llegamos a ser amigos, no nos llamamos por nuestro cumpleaños ni nos felicitamos el nuevo año. No volvimos a contar el uno con el otro; y yo imaginaba palabras de más y explicaciones de menos. Llas que tú nunca dabas y por tanto nunca pedías; y yo, obvio, por tanto no contaba. Si tú no querías saber o no sabías preguntar, ni modo, no iba a ser yo. De atrofiada emocionalmente a atrofiado socialmente, hablar de lo que sentíamos nunca fue lo nuestro y de tanto que nos callamos, nos callamos hasta el final.
Recuerdo que una vez sí nos vimos. Como tantas otras noches, aunque esta vez por separado, en el Ca Beleño. Estaba acompañada de los madrileños y te vi de pasada al acercarme a la barra a pedir mi segunda Guinness. Estabais ambos sentados en una mesa del fondo, al final del humo y las conversaciones y supe que no me habíais visto. Podía haber vuelto a mi sitio y ciertamente estuve tentada de hacerlo, pero me dije que ya era hora de comportarme como una mujer adulta y que no podía pretender esconderme cada vez que fuera a encontrarme contigo. Así que con la mejor de mis sonrisas y uno de esos, mis chistes malos, en mis labios, me acerqué a vuestra mesa, os planté un par de besos a cada uno y supongo que hablé mucho y demasiado deprisa soltando una buena sarta de tonterías. Volví con los míos con la satisfacción del deber cumplido y pasados no más de cinco minutos, a pesar de que juraría que vuestras respectivas cervezas estaban intactas, pasasteis a mi lado con un vago gesto de despedida en dirección a la puerta. Dos semanas después me preguntabas vía correo electrónico qué habías hecho mal. No supe contestarte.
Y hoy, esta tarde, al verte, no sentí nada.
Publicado por Daeddalus 4 perdidos en el laberinto
Etiquetas: Despedida y cierre
En mi habitación siempre son las cuatro y diez
Publicado por Daeddalus 0 perdidos en el laberinto
Etiquetas: Anatomía de la señaldá