lunes, marzo 16, 2009

Demasiado tarde



Él es todo lo que yo le pido a la madre naturaleza con esa edad imprecisa de treintaymuchos o de no cumplir ya los cuarenta, ese tipo de hombres al que las canas le dan un aire de irresistible madurez a juego con su perenne chaqueta de cuero, sus camisetas y sus estratégicamente bien situados tatuajes. Es guapo, interesante, divertido, maduro, resolutivo, ingenioso... ¿y he dicho guapo?, casado... con ella, que no es, que no parece, que sólo sonríe con fingida alegría, que no tiene el encanto de la timidez ni la soberbia de pasear con un hombre así a su lado. También de edad imprecisa, probablemente más de cuarenta, podría pasar por su hermana mayor, por una colega a la que se le tiene estima, pero nunca por su pareja.

Cada vez que me encuentro con ellos la misma duda me corroe. ¿Qué les une o tienen en común? ¿Qué ven el uno en la otra o cómo siendo tan aparentemente dispares siguen juntos después de tanto tiempo?

Siempre se me han escapado los motivos que mantienen unidas a gran parte de las parejas que conozco, tal vez de ahí provenga mi incapacidad para mantener una pareja estable, al menos hasta el día de hoy, desde luego ésta no se escapa de mi incomprensión y tal vez prefiera no saberlo.



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