miércoles, junio 04, 2008

Mad men




"Ese amor del que hablas lo inventamos hombres como yo para vender medias"

Mad men


Hace tiempo que me declaré públicamente serieadicta, de las series made in U.S.A., eso es obvio pese a la huelga de guionistas pasada que nos dejó con las temporadas a medias y las tramas cayendo en picado. No veo la televisión habitualmente y es cierto, pese a la incredulidad de cierta persona, que la tengo guardada en un armario, aunque también es cierto y en honor a la verdad, que de cuando en cuando abro las puertas del armario y a la hora de la siesta me meto en vena unos cuantos minutos de SLQH (Sé lo que hicisteis, para los profanos programa que se emite en La Sexta en torno a las cuatro de la tarde).

Estaría a favor de pedir una moratoria a las cadenas y productoras para que durante una buena temporada dejaran de crear y/o emitir nuevas series, de ésas que te enganchan desde el episodio piloto. Como sigan a este ritmo debería dedicar las 24 horas del día para satisfacer mis instintos televisivos y no estoy dispuesta a ello, al menos de momento.

Mis ruegos y rezos varios en la misa dominical no han obtenido respuesta y al innumerable número de series a las que estoy literalmente enganchada ya se han sumado otras dos y las que se avecinan porque cuando andaba yo perdida y nunca mejor dicho con la cuarta temporada de Lost (Perdidos), tanto que seriamente me planteo quitarme, llega Glenn Close haciendo de mala, malísima, casi diabólica, superando Atracción fatal, en Damages (Daños y perjuicios). Un lujazo de actriz para una serie que te deja pegada a la pantalla, pero nada comparado con el efecto que produce Mad men.

Seguro que todos recordamos esa cursi e inocentona guerra de sexos que libraban Rock Hudson y Doris Day en Pijama para dos, No me mandes flores o Confidencias a medianoche. E igual que en Pijama para dos Mad men se ambienta en el mundo de la publicidad del Nueva York allá por los 60 donde los creativos, los llamados mad men, comienzan a enfrentarse al más difícil todavía "el tabaco mata" y el American way of life comienza a hacer aguas.

El parecido que puedan tener se acaba ahí, en la ambientación y el cuidado vestuario porque Mad men es absoluta y deliciosamente políticamente incorrecta. Si llegara a emitirse en una cadena generalista, algo altamente improbable, allí se prefiere el producto nacional, y no por patrio, sino por burdo y facilón, seguro lloverían las demandas y las acusaciones de insalubre (el humo ciega los ojos de quien ve la serie, todo el mundo fuma en todo momento y y lugar, véase a la paciente y a su ginecólogo en plena consulta), machista (hay chica nueva en la oficina y la veterana secretaria le enseña su herramienta de trabajo, una máquina de escribir mientras le dice: "Que no te abrume tanta tecnología, la han diseñado para que pueda utilizarla una mujer") y sexista, que supongo viene a ser lo mismo que lo anterior (en la consulta del ginecólogo que no suelta el cigarro ni para hacer la exploración mientras le receta los anticonceptivos: "Cuesta once dólares, pero no te conviertas en una puta para amortizarlo"). Ejemplos tampoco faltan de racismo, antisemitismo o acoso laboral planteados con la más absoluta normalidad entre camisas blancas perfectamente almidonadas, pin ups venidas a menos y el omnipresente humo del tabaco y es que en Mad men se fuma con la elegancia que ya sólo se ve en las películas que ya no se hacen.



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