No quiero ser esto... en lo que me he convertido. Puede que sea Evita Calamidad, pero no quiero ser Eva la Llorona (bien lo decía Sabina, quién pudiera reír como llora Chavela). Pero aquí estoy, pasando una buena parte de la tarde con "The good wife", me gusta Julianna Margulies, ya me gustaba en "Urgencias", aunque nunca me gustara "Urgencias" (pese a Clooney), pero me paso todo el rato preguntándome dónde está Carrie, que Chris Noth será Mr. Big por los restos. Escucho música, Spotify mediante (gracias a quién correspondan) y leo, consigo terminar por fin "El silencio del bosque" y vuelvo a perderme en tu universo vacío, aunque me sienta una intrusa. Y pienso que hoy podré trasnochar y dedicarme a ver películas en blanco y negro hasta la madrugada, y que no habrá tarta de café por el momento mientras suena "Stolen car" y ni siquiera sé por qué lloro. Pero quiero contártelo, y que vuelvas a decirme que todo saldrá bien, que ambos nos lo merecemos... sea lo que sea lo que tenga que salir.
Me da miedo esto... pensar que vengo aquí a contar lo que me pasa porque no tengo a nadie en absoluto a quien contárselo. Lo que necesito contar, lo que necesito compartir...
Bajaba en el ascensor hacia el garaje, dispuesta a subirme al coche, repasando la lista de la compra, los ingredientes para el bizcocho de café y unos scones, e iba pensando que a veces lanzarse a la carretera, sin planes aunque con rumbo, siempre suele ser una buena opción; multiplicar esos 40 km por 100, llamar y decir, estoy aquí, si te apetece; si no te apetece seguiré estando aquí.
Pero me subo al coche, meto la llave en el contacto, la hago girar... y nada... o mejor dicho un ruido extraño que se multiplica por el número de veces que lo intento. La semana pasada fueron los frenos, hace un mes no recuerdo qué, anteriormente también tuvo sus percances el cuatro latas que me trae y me lleva...
Me he quedado allí sentada, en la oscuridad del sótano mirando al vacío... sé que no es más que un pequeño contratiempo, se habrá quedado sin batería, yo que sé. Sentí una opresión inmensa, ganas de llorar, y sí, sé que en realidad no tiene nada que ver con que el coche no arranque, no soy tan estúpida...
Se me olvida que sólo me tengo a mí misma, a veces... A veces quiero que alguien me abrace y me diga que todo va a salir bien... que cuenta conmigo. Puede que ni me lo merezca, no lo sé...
Nebroa, con tu permiso, prefiero 'Drive all night"... ¿La compartimos?
Aunque no se lo crean y mi nevera esté vacía y ni siquiera tenga horno y odie mi cocina y por tanto nunca cocine, sé hacerlo, bueno, más o menos; y de hecho me gusta cocinar, lo que no quiere decir que lo haga bien. Y me gusta cocinar para los demás, recientemente cociné con relativo éxito (convencida estoy de que no todos fingieron) para 20 personas.
Me acabo de proponer aprender a cocinar con decencia, y aprender a freir un huevo. Que nunca he entendido por qué cuando se quiere descalificar a alguien en la cocina se dice que no sabe freir un huevo, como si fuera lo más simple del mundo y a mí me parece todo un arte, que desde luego a mí se me escapa.
Aprovechando el festivo de mañana y mi exilio voluntario al ranchito donde sí tengo horno, he encontrado una receta de bizcocho de café que quita el sentío. Curioso que no me guste el café pero me guste casi cualquier cosa hecha con café.
A veces alguien me pregunta por qué no me gusta vivir en una ciudad como ésta. En la muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena ciudad de Vetusta.
Si el que pregunta es de Gijón suele darme la razón incluso antes de escuchar mis razones; de lo contrario, no atenderá a ellas... que si los magnolios, que si las farolas y las limpias aceras o las gafas de Woody Allen...
Pero por si no resultaba suficiente venía leyendo de camino al trabajo, entre la niebla (hoy Oviedo parece Londres), el programa de las próximas fiestas de San Mateo (patrón de la ciudad que nos obsequiará con un festivo, el 21, y una hora diaria de reducción de jornada). Pregón a cargo de Los Morancos, presencia del Dúo Dinámico, misa rociera y concierto estrella de David Bustamante...
Sólo se salva el Loco, aunque sea miércoles... para recordarnos que se puede ser feo, fuerte y formal. Aunque sea en Oviedo...
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.