miércoles, julio 14, 2010

El destino ha huido y yo te elijo a ti*




"Baby take a walk in toy land
Be my hero play the part
I'm falling down hard from salvation
Come protect this china heart
Though my party dress is torn
I still walk and talk and cry and crawl
And I've got no one on my arm
Well I am just a rumble doll..."

Rumble doll - Patti Scialfa


Tengo unos compañeros de trabajo absolutamente adorables... por separado. Cuando deciden hacer "piña" o ha corrido más sidra o cerveza de la cuenta, conviene mantener las distancias si no queremos convertirnos, las dos únicas mujeres, en el blanco de los peores chistes y en receptoras del paternalismo más rancio.

Por ejemplo esta mañana P. se encuentra mal. Está de mal humor, ha dormido poco (el pequeño tenía fiebre) y le dolía la cabeza. No necesitaron más argumentos para desenterrar el de vez en mes síndrome premenstrual, junto con los chistes de rigor; que hicieron que ella se pusiera de peor humor y le doliera más la cabeza; que creerse gracioso no es lo mismo que serlo, aunque algunos te rían las gracias.

Más tarde fui yo la que me encontré mal. Tal vez una bajada de tensión, el calor, cierto contratiempo laboral; yo qué sé, lo único que sentí fue que mi cabeza que nunca me duele estaba a punto de estallar, me mareaba y tenía ganas de vomitar. Y obvio, no necesitaban mucho más para soltar la frase de rigor y echarse unas risas: ¿No estarás embarazada, no?

Pues no, va a ser que no, aunque ya me gustaría estarlo. Mis palabras debían de contener algún tipo de hechizo que los hizo quedarse callados, volver a sus puestos y fingir que trabajaban y alguno hasta descolgó el teléfono (tocaba el quinto cigarro de la mañana). Ignoro cuál era la respuesta adecuada para que la broma siguiera su curso. Últimamente me pasa con demasiada frecuencia, no digo lo que se espera que tengo que decir (sea lo que sea), sino lo que yo pienso o siento, que parece que no coincide o no lo es mismo. Y todo se esfuma; la broma, la conversación, la presencia o las ganas.

Y es que creo que el Espíritu Santo sólo remató la faena una vez y de eso hace ya más de dos mil años. Así que no creo que vuelva a descender a la tierra por mucho que yo lo invoque, y si no es Dios mediante, por los métodos tradicionales, más que improbable es imposible; que he perdido la cuenta del tiempo que hace que no me relaciono, sexualmente hablando, con el sexo opuesto (que a día de hoy es el que me atrae e interesa). Y tan a gusto, oiga.

Tal vez para hacer juego con mi atrofia emocional haya pasado a convertirme en ser asexuado sin miramientos y menos ganas de perder tal condición. Estoy por jugarme el rojo de tus labios que si me ponen al mismísimo Hugh Jackman delante (con Calamaro igual titubeaba), seguiría en mis trece. Y es que no, ni echo de menos el sexo, ni lo reclamo (de hecho hasta lo ignoro y lo rechazo). Aunque aun a riesgo de hacer bueno el mal tópico de que las mujeres demandamos tan sólo "cariños y amor del bueno", sí confesaré que me muero por un beso, por abrazos y afectos varios y una larga noche de gin-tonics y mejor conversación... tras eso, a lo mejor, sólo a lo mejor, me cambiaba al modo on.




P.D. 1 Eleanor Parker y Bill Travers en "The seventh sin" (El séptimo pecado).

P.D. 2 *Leonard Cohen

P.D. 3 Y sí, me encantaría tener no un hijo, sino varios.


Se publica hoy en El País, al menos en su edición digital una noticia cuyo título dice: "Sin médico ni juzgado por un 'niqab", y viene a contar que una mujer musulmana, tunecina, para ser más exactos, embarazada (embarazo de alto riesgo), se negó a quitarse el niqab que la cubría de pies a cabeza ante el requerimiento del ginecólogo de la Seguridad Social, y a su vez éste se negó a reconocerla si no se quitaba el velo. Acabaron en los juzgados con sendas denuncias interpuestas por ella y su marido por no ser atendida, por un lado; y por otro, una denuncia contra el marido por amenzas por parte del médico y de un agente de la Ertzaintza que fue reclamado ante la presunta conducta violenta de la pareja. Y como con la justicia hemos topado y la jueza volvió a exigirle a la mujer que se descubriera, ella volvió a negarse alegando que sólo lo haría a solas delante de ella y de los abogados y fiscales pero no ante el público, la jueza desestimó la demanda.

Esta historia ha generado tropecientos mil comentarios del tipo que se vaya a parir a Túnez, que hay que expulsarlos a todos (a los moros), que donde fueres haz lo que vieres y hay hasta quien la compara con las monjas de clausura, etc.

Es curioso como con relativa frecuencia se publican noticias de este tipo provocando airadas reacciones que no duran apenas un par de días, creándose poco a poco un abismo cada vez más grande entre los unos y los otros. Se habla de expulsión, de racismo, de intolerancia, de asimilación, de homogeneización; pero poco o nada de educación, integración o libertad religiosa. Y nunca de provocación, y es precisamente la palabra que a mí me viene a la cabeza cuando leo este tipo de cosas. Partiendo de la idea de que la libertad de culto y el respeto por otras fes, otras costumbres y otras ideas tiene que estar por encima de todo. Que si una mujer quiere libremente cubrirse de pies a cabeza lo encuentro tan respetable como que otros sean aficionados al nudismo, al fin y al cabo yo nunca entro en una iglesia con los hombros descubiertos.

Y hablo de provocación porque no me deja de llamar la atención de que precisamente en Túnez está prohibido el uso del velo islámico en todos los espacios públicos con excepción, lógicamente, de las mezquitas. Así que se confunden un poco esos que dicen que debe irse a su país para vestirse como le da la gana. Állí no podría. Aquí, al menos de momento, sí puede.

Por otro lado, si le han diagnosticado un embarazo de alto riesgo, presupongo que anteriormente habrá sido atendida por un médico o ginecólogo, le harían la ecografía por encima de la ropa, digo.

La chica en cuestión es enfermera titulada por la Universidad de Navarra aunque no ejerce como tal. Imagino que será la dueña y señora de su casa. Y dudo seriamente que cuando acudía a las clases lo hiciera vestida de esa guisa. De hecho me encantaría saber desde cuando usa niqab y si esa es su vestimenta habitual. Porque a mí estas historias me suenan a provocación absoluta, a buscar la foto y la noticia, hoy me pongo el velo y montamos el pollo, y claro, la sociedad española entra al trapo como si estuviéramos en Las Ventas.

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