domingo, marzo 22, 2009

Absolución


Sal siempre dice que la envidia es el primer deporte de nuestro país. Y no es por contradecirle, pero no estoy del todo de acuerdo, tiendo más a ver la curiosidad por las vidas ajenas como el arte en el que batimos plusmarcas. La envidia me parece un sentimiento muy universal, en el que caemos todos, yo la primera. Envidio tremendamente a las personas a las que no se les enfrían los pies y las manos, porque yo siempre los tengo helados, aunque me ponga guantes y calcetines de lana. A las que les gustan los cacahuetes y reciben flores y palmadas, que fuman con elegancia y no les tumba la tercera copa, se ríen de los chistes ajenos aunque no tengan gracia y siempre tienen un "buenos días, cómo estás" entre sus labios. A las putas que follan y aman por dinero y un buen champagne. Y muy especialmente envidio de forma atroz a aquellas mujeres a las que les sienta bien el color rojo.

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