miércoles, octubre 19, 2011

Cerrando los ojos para no (querer) ver




A veces es complicado librarse de un personaje, del disfraz que un buen día y de forma medio inconsciente decidiste sacar del armario a pasear. De ese antifaz que te colocas cada día justo después del eye-liner y el iluminador. Que al fin y al cabo forma parte de ti. En ocasiones una hasta olvida dónde están los límites, dónde empieza la persona y acaba el personaje y si acaso no se han fundido ya y no hay fronteras ni diferencias. Que ya todo es un total... fundido en negro.




P.D. Grace Kelly y Anthony Dawson en "Crimen perfecto".

Shooting the moon



Es curioso, pero por primera vez en los varios años de vida de este blog he aplicado la autocensura y ni siquiera podría dar una razón coherente que lo explicara. Mutilé sin piedad la entrada anterior a las dos horas aproximadamente de ser publicada cuando la releí por primera vez (no suelo releer lo que escribo y publico hasta pasado un tiempo), convirtiéndola en un puñado de frases sin demasiado sentido (aunque antes tampoco es que tuviera demasiado). Y es que la necesidad de contar que antes sentía, de hablarme en voz alta más allá del espejo, ha desaparecido; y en su lugar ha sobrevenido no ya la timidez, que siempre me ha acompañado; tampoco el pudor, que siempre me ha sobrado; sino el respeto por lo ajeno, por esas personas con nombres y apellidos a las que no quiero condenar a ser una inicial entre reglones torcidos. Y lo curioso es que ni siquiera leen esto, ni siquiera tienen la más mínima sospecha de la existencia de este blog...






P.D. Carole Landis

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