The last carnival
"Hanging from the trapeze
My wrists waiting for your wrists
Two daredevils high upon the wall of death
He throws the knife, it lands inches from my head"
My wrists waiting for your wrists
Two daredevils high upon the wall of death
He throws the knife, it lands inches from my head"
Siempre lo he clasificado como potencial y no probable, y ahora que creo que me he convertido de nuevo en mujer blanca soltera busca, especialmente.
Es de esos tipos que no pueden resultar indiferentes. Basta ver la cara de sus alumnas de 1º de bachiller cada vez que lo nombran entre sonrojos y risas tontas a las que él responde con media sonrisa y gesto condescendiente encantado de conocerse. Perfecto ejemplo del efecto tarima, del que yo, como tantas, fui víctima tiempo hace.
Esta mañana era una de esas en las que le hubiera pedido al mundo que siguiera girando pero antes se parase y me dejara bajar. Debí pedirlo con muy poca convicción porque a las ocho estaba puntualmente en mi trabajo como todos los días enfrentándome al cinismo de mi jefe que por momentos alcanza cotas insospechadas cuando aparece él con sus buenos días y los comentarios de rigor acerca del frío y la helada. Como el hablar de nada o lo que es lo mismo del tiempo, es un arte que se me escapa, delego en La otra y murmuro buenos días mientras me deshago del abrigo y los guantes y desenrrollo la bufanda y ordeno los papeles y contesto al teléfono que ya ha comenzado a sonar y mientras me llega una voz al otro lado a la que no presto atención me doy cuenta de lo guapo que está esta mañana y que se ha cortado el pelo aunque lo siga teniendo más largo que yo y haya quien sentado y por la espalda lo haya confundido con una chica.
Esta mañana era una de esas en las que le hubiera pedido al mundo que siguiera girando pero antes se parase y me dejara bajar. Debí pedirlo con muy poca convicción porque a las ocho estaba puntualmente en mi trabajo como todos los días enfrentándome al cinismo de mi jefe que por momentos alcanza cotas insospechadas cuando aparece él con sus buenos días y los comentarios de rigor acerca del frío y la helada. Como el hablar de nada o lo que es lo mismo del tiempo, es un arte que se me escapa, delego en La otra y murmuro buenos días mientras me deshago del abrigo y los guantes y desenrrollo la bufanda y ordeno los papeles y contesto al teléfono que ya ha comenzado a sonar y mientras me llega una voz al otro lado a la que no presto atención me doy cuenta de lo guapo que está esta mañana y que se ha cortado el pelo aunque lo siga teniendo más largo que yo y haya quien sentado y por la espalda lo haya confundido con una chica.
Y cuelgo el teléfono mientras garabateo en un papel la hora y lugar de una reunión para mi jefe y levanto la vista, él sigue ahí, y le miro, y él me mira y me invita a hablar, y yo que siempre digo lo que pienso sin pensar lo que digo digo que está muy guapo esta mañana y que se ha cortado el pelo.