miércoles, enero 14, 2009

The last carnival



"Hanging from the trapeze
My wrists waiting for your wrists
Two daredevils high upon the wall of death
He throws the knife, it lands inches from my head"


Siempre lo he clasificado como potencial y no probable, y ahora que creo que me he convertido de nuevo en mujer blanca soltera busca, especialmente.

Es de esos tipos que no pueden resultar indiferentes. Basta ver la cara de sus alumnas de 1º de bachiller cada vez que lo nombran entre sonrojos y risas tontas a las que él responde con media sonrisa y gesto condescendiente encantado de conocerse. Perfecto ejemplo del efecto tarima, del que yo, como tantas, fui víctima tiempo hace.

Esta mañana era una de esas en las que le hubiera pedido al mundo que siguiera girando pero antes se parase y me dejara bajar. Debí pedirlo con muy poca convicción porque a las ocho estaba puntualmente en mi trabajo como todos los días enfrentándome al cinismo de mi jefe que por momentos alcanza cotas insospechadas cuando aparece él con sus buenos días y los comentarios de rigor acerca del frío y la helada. Como el hablar de nada o lo que es lo mismo del tiempo, es un arte que se me escapa, delego en La otra y murmuro buenos días mientras me deshago del abrigo y los guantes y desenrrollo la bufanda y ordeno los papeles y contesto al teléfono que ya ha comenzado a sonar y mientras me llega una voz al otro lado a la que no presto atención me doy cuenta de lo guapo que está esta mañana y que se ha cortado el pelo aunque lo siga teniendo más largo que yo y haya quien sentado y por la espalda lo haya confundido con una chica.

Y cuelgo el teléfono mientras garabateo en un papel la hora y lugar de una reunión para mi jefe y levanto la vista, él sigue ahí, y le miro, y él me mira y me invita a hablar, y yo que siempre digo lo que pienso sin pensar lo que digo digo que está muy guapo esta mañana y que se ha cortado el pelo.

El Jefe ha vuelto



Me había prometido a mí misma hacerlo bien esta vez. Había jurado esperar al día 27. Salir de trabajar y dirigirme rauda y veloz al Fnac, comprarme el disco, llegar a casa, pelearme con el celofán, mirar y remirar el libreto, los créditos, las letras, las fotos, los agradecimientos... apagar las luces, un gin-tonic y escuchar y paladear cada una de las canciones hasta que se hiciera de noche. Pero fue verle tan, tan guapo en la entrega de los Globos de oro que mis buenos propósitos se quedaron a la altura del vestido de Heidi Klum y he acabado por bajármelo, aunque el día 27 y pese a todo seré fiel a ese ritual.




Bien sé que los talibanes sprinstingnianos dirán que está acabado desde The river, algunos salvarán Nebraska (siempre hay una razón para creer) y dirán que sólo es otra vuelta de tuerca más a su deriva musical. Pero me gusta este disco, mucho, mucho, entero, todito él... y quién me iba a decir que me iba a gustar "Queen of the supermarket" si la primera vez que oí ese título pensé que se trataba de una broma. Nos veremos on the road...


P.D. 1 Lo de arriba es "The wrestler", de la banda sonora de la película del mismo título. Pequeña gran joya por la que ganó el Globo de oro y sin duda ganará el Oscar. La vuelta de Mickey Rourke al cine.

P.D. 2 Escuchando "Tomorrow never knows"... el mismísimo Johnny Cash revivido. Lástima que se haga corta.

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