Posteaba hace tiemp a Rebeca Jiménez. Me gusta esa chica, tiene "actitud" y muy buenos padrinos y credenciales. Bien recibidas y halladas las mujeres encima de un escenario. Y el en el extremo opuesto la chiquita de Russian red... si buscásemos la palabra "ternura" en el diccionario de la Real Academia debería remitirnos directamente a ella, aunque se atreva a versionear a Cindy Lauper (consigue reconciliarme con "Girls just want to have fun", pero ésa es otra historia).
No es mi intención, lo juro... o tal vez sí, o tal vez sea inconsciencia, no colectiva, o provocación por mi parte. Aseguras que cada día que pasa me conoces menos, aun cuando creías conocerme y creías saberlo (casi) todo de mí, pensabas que ya poco o nada te sorprendería.
Hablo demasiado, lo sé, más de lo preciso, de lo que se espera y se quiere escuchar. Doy consejos que no me pide nadie aunque tú asientas, me digas cuanta razón tengo, cuán acertados y certeros son... obviamente no tienes ni la menor intención de seguirlos. Bien por ti, yo haría lo mismo. No cejo en mi empeño, pese a todo. Sigo llamando a las cosas por su nombre, diciendo lo que pienso sin pensar lo que digo y no me duelen prendas cuando se trata de poner las cosas claras. Si tengo que decir que eres un gilipollas, lo digo, que no me gusta, lo digo, que no pienso volver, lo digo...
No me conoces, es cierto y lástima que lo único que sepas de mí sea precisamente lo que nunca te hubiera gustado saber.
El jefe me pide que te llame. Hace tiempo que asumí que he convertido en su secretaria oficial y primera telefonista de su cortijo particular, ése en el que ha convertido su dirección.
Alguien murmura que estás de vacaciones. No parece importarle, debería de saberlo, lo sabe, supongo. Otro alguien comenta que no serías tan estúpido como para llevarte contigo el teléfono o contestar en todo caso viendo este número. Pero sí, eres tan estúpido como para no sobrevivir sin tu celular y en la identificación de llamada con el sistema Ibercom tan sólo aparece un "privado".
Sé que estás en Capri o Nápoles, con la familia, disfrutando de lo que iban a ser "mis vacaciones" en Italia antes del cambio de planes, de los míos. Te apropiaste de la idea, de la mía y ahora estarás al sol de Sorrento con tus hijos y supongo tu mujer.
Llamo. Aparece tu voz al otro lado con un mal fingido incomodo y una peor llevada sorpresa. Te paso con el jefe y al cabo de unos pocos minutos me viene de vuelta tu voz a través del auricular como si no te importase un carajo mi estado, mi salud o mis opiniones.
Me temo * que tu teoría sobre la "excentricidad" de los vaqueros (¿serán siempre los mismos?) se viene abajo a la vista de la foto aunque se confirme lo de los andares a lo denostado John Wayne. Simplemente no se puede ser perfecto (lo de las cadenas no tiene perdón posible, eso "lo stesso").
He mandado recuerdos camuflados a través de él que no dudo transmitirá. Pensé nombrarte a ti únicamente, dale recuerdos a * cuando le veas esta noche y como fue vía telefónica no tendría que fingir y ocultar la cara de sorpresa o de duelo, pero preferí disimular tu nombre entre el de los demás, más fácil para ambos, lo que no se nombra no existe y hace tiempo que ambos acordamos no volver a mentar según que circunstancias pese a que tentada estuve a romper el acuerdo en la noche barcelonesa amparada en la oscuridad de la habitación de un hotel a altas fiebres de la madrugada donde parecía por momentos que todo valía y donde mi incontinencia verbal sin previo aviso decidió salir a pasear.
Ahora tocaría una entrada post-Bruce, porque para mí es Bruce, no el Jefe, ni The Boss, ironía para todo un "working class heroe", ni Springsteen, ni el marido de Patty, una nunca ha dejado de percibirlo como un viejo conocido, pero esa es otra historia y supongo llegará como llegará la entrada post-Barcelona, tras cuatro estupendos días como excusa y antesala al concierto, pese al calor infernal, la humedad, los guiris y ser incapaz de encontrar aquella taberna que tanto me recomendaron en la carrer del Call, en todo caso buena disculpa para bornear un rato, leáse perderse en el Born y no confundir con el Bronx. En todo caso anécdotas de poco interés, una estaba más interesada en el escaparate de Gucci en el paseo de Gracia que en ver la casa Batlló iluminada al anochecer como pretendía mi acompañante implorándome que dejara de pararme ante los escaparates, pero un auténtico Gucci por 400 euros es verdaderamente irresistible y es que las "Rebajas" también llegan a las grandes firmas e incluso a diferencia de lo que ocurría antes, hasta se atreven a usar esa palabra.
¿Y quién nos iba a decir que íbamos a acabar cantando "La Bamba"... los vaqueros eran azules, no negros, por cierto...
"Some girls they want a handsome dan or some good-lookin joe On their arms some girls like a sweet-talkin romeo Well round here baby I learned you get what you can get So if youre rough enough for love honey Im tougher than the rest"
Estar allí fue reencontrarse con un viejo amigo que nunca te decepciona, acabar en el "pit", pulserita azul incluida y sin hacer colas, pegadita al escenario, lo calificaría de milagro y escuchar "Tougher than the rest", bendito cartelito (pese a no ser comparable a lo de "I´m going down", gracias a quien corresponda) fue el mejor de los regalos...
Aunque lo de Clarence Clemons sonara a despedida y probablemente lo fuera, la de él y la de toda la banda, nos veremos en la próxima huida. Ya lo decía la canción, que por cierto eché de menos (entre otras, creo que si la cantó el sábado): "We learned more from a 3-minute record, baby, than we ever learned in school".
Y sí, por si alguien lo dudaba, sigue siendo el Jefe.
El resto... ya forma parte de la historia, de la mía... y de las otras 69.999 personas que estuvieron allí... Volveremos a vernos.
Le digo a D. que soy cínica, (mal)creída, vanidosa, egocéntrica, pija, snob, ególatra, superficial... digo por si a estas alturas aún no se ha dado cuenta, lo niega y se ríe.
Se me olvidaba, inmadura... ¿quiere mayor prueba de ello que lo que me está ocurriendo? Claro que eso él aún no lo sabe, mi inmadurez puede alcanzar límites insospechados. Bien me lo dijo C. que bien me conoce y es chica lista. Qué sucedería si... Qué me cuenta esta romana. Eso nunca pasará... pero ha pasado, ayer pasó, sentada en el Ca Beleño viendo las ríadas de gente pasar en dirección Poniente (me pregunto si toda esa multitud es lectora. Critica el ubicuo P. I. Taibo II a quienes a su vez critican la combinación de mojitos, bocatas de calamares y literatura negra. Es que no leen, afirma. Yo critico y leo. Debería leer más, supongo, aunque no conozca a nadie que se haya comprado un libro).
Me voy cuatro días a Bcn, concierto del Jefe como excusa. Sigo creyendo que puede ser una buena idea. Sigo creyendo que es una pésima idea. Sigo creyendo que deberíamos aclarar las cosas una vez más, que nunca sobra... Sigo creyendo pese a todo en mí, tal vez sólo durante esta tarde.
Me sorprendo pensando... es tan riquiño. Y me sale así, a la gallega, a pesar de tener las respuestas y no a modo de preguntas. Tan sólo me(nos) queda encontrar el momento para proceder a la claudicación, a la suya o a la mía, eso no lo tengo tan claro. Vuelvo a jugar al dos por uno, tan sólo espero no perder demasiado.
"Porque el mundo es injusto, chaval, pero si me provocan yo también sé jugarme la boca, qué te voy a contar"
Joaquín Sabina
Hubo un tiempo en el que de encontrarnos, supongo nos hubiéramos parado en plena calle saludándonos con los besos de rigor y mal mostrando un interés no sentido. Claro que ese tiempo ya pasó y a día de hoy si eso ocurriera fingiríamos no reconocernos y hundirías la mirada en la portada del periódico que seguro sigues llevando bajo el brazo, El país, y yo pretendería parecer interesada en algún escaparate. Al fin y al cabo eso es lo que se hace con los ex-amantes que una deja atrás, fingir que nunca los ha conocido, que nunca han existido, que nunca se ha compartido colchón, sudor y confidencias, quién sabe si el asiento trasero de un coche (no en este caso, por aquel entonces tú no tenías coche y el mío era demasiado incómodo y pequeño).
Y digo bien si hablo de los que una deja atrás porque siempre he sido yo la que ha puesto punto final, la que dice "ahí te quedas", la que se despide con un "hasta nunca", con "no te digo hasta luego porque no pienso volver a verte, ni a llamarte, ni a reclamarte, ni a llorarte...", esto último bastante improbable, haberles llorado antes, mucho menos luego, eso lo reservo para los otros, para los que dejaron de llamarme, de reclamarme, de buscarme... para los que nunca me llorarán, ni me lloraron, para los que pasaron ese límite, esa frontera que separa dos cuerpos que dejan de serlo para convertirse en vísceras latentes.
Tú fuiste, obvio, de los primeros. Asumiste tu papel a la perfección. Casado, del rollo mi mujer y yo ya no tenemos nada en común, ella hace su vida, yo la mía, somos amigos pese a todo, nos estamos dando un tiempo... ¿Acaso te he preguntado yo, te he pedido explicaciones o que me cuentes tu vida?. Bien, no insististe y eso te hizo ganar puntos. No adoptaste la pose de sufridor impenitente que tan mal os sienta a algunos y tan poco creíble resulta. Y como dijo el flaco de Úbeda, si me pides perdón socorro pido, si te sobra un orgasmo me lo ingresas en la cuenta de semen del olvido...
Cuando decía que me despertaba con Extremoduro me refería a esto... El origen de esta "costumbre" es incierto, lejano ya en el tiempo y aunque yo esté comenzando a dejar de ser yo (por fin y esta vez parece que de verdad) hay cosas que nunca cambian, afortunadamente, supongo...
Hoy, ahora, esta noche de viernes, debería estar en Gijón. Bueno, debería tal vez no, verbo demasiado impositivo, iba a estar en Gijón. Había quedado con D. en visitar la Semana Negra, hoy se inaugura. Para los profanos, la Semana Negra no es semana, dura unos diez días, y lo de Negra tan sólo es una excusa para montarse una feria con aires e ínfulas pseudointelectuales invitando a los de siempre a beberse el güisqui de Paco Ignacio Taibo II. Se echará por cierto en falta este año a Ángel González, siempre fiel a la cita a altas fiebres de la madrugada y al que supongo homenajearán de algún modo. Pese a todo y para evitar falsas impresiones me declaro fan absoluta de este evento (y de sus bocatas de calamares).
Iba a ir hoy, decía, pero aquí estoy, con Anette* de única compañía y la televisión de fondo. A un lado los restos de mi cena, helado de dulce de leche de esa marca de difícil pronunciación:
Aunque hoy me haya guardado la melancolía en los bolsillos y no sea uno de esos días de no hablar con nadie me siento terriblemente cansada y sólo deseo dormir (sola).
P.D. 1 La foto... como esta semana no me han mandado flores me tengo que consolar con las anteriores... que no las últimas.
Para aclarar según que dudas acerca del 94... la respuesta es no, no guardo la ropa interior usada de otros ni me acostaría con alguien a cambio de un viaje al Caribe. Todo lo demás, también...
Pues bien, lo he contestado con total y absoluta sinceridad, de la buena, incluso cuando ante la disyuntiva de elegir a Penélope Cruz o a Torrente para un encuentro sexual no dudo en quedarme con la primera y la muecas del vídeo cuestione mi orientación sexual. Resultado, un IPS de 94, no sé muy bien qué quiere decir, pero en seguida me lo aclaran (por poner ejemplos el 100 se lo llevan gente como Parada o Nacho Vidal. Malena Gracia se queda en el 66):
"Tu Índice de Pulsión Sexual es superior al 80% de la población que ha contestado el test. Concretamente, está en el tramo entre el 80% y el 90%. Es un valor muy alto: de cada 10 personas, sólo 1 ó 2 tienen un IPS más alto que tú. Digamos que tienes bastante “peligro”. Te va mucho el sexo, mucho más que a la media, y estás abierto a casi todas las experiencias..."
Nunca entendí como con tanto talento se pudiera tener tan poca suerte. Su grupo siempre me pareció de lo mejor que ha dado la música española pero nunca llegaron a triunfar del todo y aunque si obtuvieron cierto reconocimiento juraría que a muchos el nombre de Tahúres zurdos no les diga a nada, aun cuando sea un nombre perfecto para un grupo que rozó la perfección.
Ella, Aurora Beltrán, me parecía la Janis Joplin patria, salvando las distancias y las comparaciones siempre odiosas y un tanto impropias. Me parecía la voz femenina con más personalidad y talento que uno podía encontrarse, aunque esto siempre tuviera que discutirlo contigo, que preferías a Cristina Lliso, pero yo nunca quise ser arponera.
Ahora, años después de que el silencio cayera sobre los Tahúres zurdos, saca un disco por su cuenta, en solitario, y espero suponga el inicio de una gran carrera pese a los inciertos tiempos que corren. Pasos de baile es su nombre y arriba una pequeña muestra, lo unico que pude encontrar, para mí no humilde opinión le sobra Bunbury.
Una de las mejores cosas del verano, al margen de que mal que bien el laburo obliga a coger las vacaciones y poner tierra de por medio, es el regreso de todos los exiliados involuntarios. Básicamente Madrid, pero también Cádiz, San Diego, Alicante, Berlín, Viena, Monterrey o Johanesburgo. Por supuesto Londres y hasta Sofía, capital de Bulgaria. No faltan regalos, pequeños detalles, las buenas nuevas, a veces no tan buenas, los recuerdos de un pasado común cada vez más lejano, los planes para un futuro que ya es presente. La promesa mil veces repetida de ese viaje, o ese encuentro o esa visita... mil veces más una traicionada.
Yo me fui, pero volví, de nuevo me fui y de nuevo regresé. Exiliada involuntaria en mi propio hogar, en mi patria, en mi tierra. No fue una elección, al menos no exactamente... de haberlo sabido.
A veces, aunque hoy no haya sido uno de esos días, hoy está siendo un buen día, últimamente abundan los buenos días o tal vez yo he decidido creerlo así, siento que me he traicionado a mí misma, que no es posible acabar de nuevo aquí, en el lugar donde empezó todo y echo de menos mis vidas pasadas en otras ciudades con otra gente y en otras lenguas cuando el futuro era lo suficientemente incierto como para soñar con una vida mejor.
Gracias Oscar... aún no la había escuchado. Me gusta, las hay mejores, pero tiene el sello inconfundible de ciertas canciones del Robe... para que luego digan que el Sabina es un poeta... No es apropiada para despertarse, pero tienes razón, está condenada a convertirse en canción de duermevela y desvelos...
Leía el Hola, la revista, se entiende, en la consulta del dentista. Más concretamente hojeaba un ejemplar atrasado en la sala de espera, y digo atrasado porque al menos esa es la conclusión a la que llegué tras ver los reportajes que se publicaban y no encontrar entre ellos ninguna referencia a las bodas de la Esteban y de la hija de Bono (que se casaba con un hijo de Raphael, España cañí) y que tuvieron lugar si la memoria no me falla hace un par de semanas. No me avergüenza confesar que si un ejemplar cae en mis manos aunque no lea la letra pequeña devoro fotos y titulares, bien sea en la peluquería (en este caso me limito a mirar de reojo las fotos tratando de mantener en equilibrio la revista entre los requerimientos de mi peluquero) o en la sala de espera de cualquiera de las tres clínicas dentales que visito (cada una por motivos diferentes), en la del dermatólogo, en la del ginecólogo, en el centro de estética o en cualquier salita con sillones y mesa baja con montones ordenados, o no tanto, de revistas del corazón.
No recuerdo prácticamente ni uno sólo de los temas (por llamarlos de alguna manera) de los que hablaba. Eso es lo bueno de ese tipo de publicaciones, son de usar y tirar, mucho colorín e imposturas que olvidas una vez pasas de página, pero si he de confesar que me llamó la atención un ¿reportaje? sobre dos tipos que resultaron ser los hijos de Nati Abascal. Desconocía yo ese dato (la existencia de ese par de guapos mozos) sobre esta sin par mujer de la que de siempre me he considerado fan declarada, porque cómo no hacerlo tras ver su atuendo en no sé qué boda, quién si no Nati Abascal puede acudir vestida de Lacroix combinando estampados, cuadros vichy, sombrero cordobés, colores y tocado y salir airosa y así de estupenda.
Me fascina la Nati Abascal que se pasea por los aeropuertos perseguida por los reporteros asfálticos micrófono en mano, hiératica como una diosa, sin torcer el gesto, sonreir ni quejarse, mucho más digna, a dónde vamos a ir a parar, que en otros momentos. Si te viera Oscar de la Renta...
Lo cierto es que los hijos, ambos estupendos, me reitero, parecen recien salidos de un anuncio de Tommy Hilfiger o Ralph Lauren de esos de chicos (y chicas), de casta le viene al galgo, que diría el castizo, y aunque les sobran las ganas, les falta la actitud. Trataba yo de recordar a quién me recordaban, y no, no eran a mi vecino, ni a los tipos con los que me cruzo por la calle a diario, por mucho que digan que Oviedo es una ciudad con mucho estilo (el que no se consuela es porque no quiere), me recordaban, salvando las distancias, a los chulazos que salen en The Sartorialist. Véase abajo un ejemplo:
He de confesar aquí que ojear casi a diario ese blog se ha convertido en uno de mis recién adquiridos vicios, no es el único, pero si el confesable (al menos aquí y ahora), y no por los outfits (que es como hay que decirlo ahora), los estilismos o el vestuario de las chicas que me resultan un tanto (pre)tendenciosas. No acabo de creerme eso de los encuentros casuales y el street style, será que soy de provincias. Pero ellos... ahí jugamos en otra liga:
No resulta difícil imaginar que estos hombres huelen a Acqua di Parma, veranean en Portofino o la Costa de Amalfi, se hacen los zapatos a medida y saben que existe un nudo de corbata llamado Windsor. No me resulta difícil imaginar que los príncipes azules, aunque sea sólo en apariencia, existen. Yo para los próximos Reyes me pido uno, ni gafapasta con ínfulas intelectuales, ni metrosexuales ni musculitos de gimnasio... desgraciadamente en esta Asturias mía abundan mucho los primeros y los terceros, no tanto los segundos, pero hombres que aún sepan colocarse el pañuelo el bolsillo, pocos, muy pocos.
A veces, de cuando en cuando, me pregunto si alguna vez he amado a alguien, si he estado realmente enamorada o si he vivido el AMOR, así, con mayúsculas, de ése que no entiende de hipoteca, piso en el centro y 23 días laborables de vacaciones en Sóller o en alguna capital europea.
Supongo que si me lo planteo y tengo por tanto dudas la respuesta probablemente sea más cercana a un tibio "no" que a un rotundo "sí". En todo caso no es de eso de lo que quiero hablar, sino de lo que llega después, cuando el amor se acaba y llega el desconsuelo, porque todo gran amor que se precie debe acabar en tragedia y trapos sucios.
Alguien, una mujer, me decía hace escasos días que esta canción, "Para que regreses", cortesía del Chapo de Sinaloa, se había convertido en las últimas semanas (y ya van cinco) en su canción de referencia. Tentada ha estado de contratar una banda de mariachis y marcársela con nocturnidad y alevosía bajo la ventana de su respectivo innombrable junto a otra, también grande, de José Alfredo (Jiménez, obviamente).
En esas estábamos, discutiendo la oportunidad de demostrar su (absoluto) desprecio, inconsolable despecho, añadiría yo, cuando me pregunta cuál es mi canción para los fracasos, porque según ella, y opino lo mismo, hay una canción (o varias, a veces un disco entero, aunque esto sea más improbable), para cada estado de ánimo. Yo por ejemplo me levanto con Extremoduro sea el día que sea, y me acuesto con Chopin o Boccherini, siempre (o casi siempre), pero el resto de momentos del día y algunos de la noche tienen una banda sonora variable y dependiente de estados de ánimo y circunstancias.
Trataba yo de hacer un listado con mis canciones de despecho, lágrimas y remiendos y lo cierto es que no la tenía. Sí hipotéticamente, llegado el momento no tendría dudas y seguro me decantaría por Paquita la del Barrio, no tanto por Chavela (quién supiera reir como llora Chavela, que decía el Sabina) y sigue viva la conexión mexicana. Pero por mucho que rememore y eche la vista atrás no recuerdo ni una sola vez en que haya mentado la pobre pistolita de ninguno, y oigan, ganas no me han faltado ni me faltan, y no es que me falten redaños, pero no sé, soy olvidadiza, tiendo a obviar el rencor, un clavo siempre saca otro clavo y el que no me quiera que no me compre, al fin y al cabo no estoy en venta.
Justo en este momento veo a la sin par Amy Winehouse en directo y a través de la 2, esa exquisita emisora de tv, desde el Rock in Rio. Acaba de salir a escena con tacones de vértigo, un mini vestido amarillo desafiando a la mala suerte, wonderbra y su improbable nido de pájaros en la cabeza. Parece sobria a pesar de sus titubeantes pasos y sus movimientos de incierta pin up venida a más y de la copa de contenido no identificado que entre canción y canción se lleva a los labios.
No diré nada nuevo si afirmo que su segundo disco es una de las últimas pequeñas maravillas de la industria discográfica tan en decadencia pese a sus múltiples adicciones (o tal vez precisamente por eso) y que acabe de cambiar sus maravillosos zapatos por unas vulgares chanclas blancas. No sé si está destinada a convertirse en leyenda de la música pero lo que si ha conseguido esta pequeña inglesa judía es convertirse en icono de la moda pese a la incredulidad de algunos.
P.D. La excepción del color, porque ella y yo lo valemos.
Siempre se dice que cuando las cosas comienzan a ir mal todo lo que pueda ir mal empeorará. Que las desgracias se atraen, al igual que las malas rachas o los malos augurios. En cambio los golpes de suerte son esquivos, el azar se vende caro y la felicidad es esa puta fina con la que Ariel Rot(henberg) soñaba llegar al altar.
. No me quejo yo de mi suerte, básicamente porque no la tiento y porque juraría que está a la vuelta de la esquina que nunca llego a cruzar, probablemente por quedarme parada ante el escaparate de Bimba&Lola calculando el presupuesto casi inexistente para las rebajas de verano temporada 08, que se me han venido encima casi sin yo enterarme. Pese a todo y sin conjurarla, siéndole infiel a mi cita con San Xuan (y ya van dos) parece que últimamente ha decidido sonreirme. Me regalan flores (y bombones) amenazando con hacerlo cada semana, bendito bombardeo el protagonizado por rosas amarillas. Mi pink panther particular me persigue a todas horas invitándome a ir a la playa, a acompañarme a las rebajas o incluso a hacer el esfuerzo de ir conmigo a escuchar a los Tigres (del Norte). Mi jefe ha decidido felizmente ignorarme, hace mucho que conseguí yo lo propio y aunque me toque currar hasta el 15 de agosto me quedo prácticamente sola y en eso que algunos llaman horario de verano, buena oportunidad para leer por fin a Zadie Smith y darle un empujón a este blog, no sé si hacia el precipicio, bien decía Oscar ayer que todo tiene un fin. Se ha vendido el piso, por fin, un pasito más hacia mi matrimonio con el banco y a habitar un espacio que no sólo contenga "mis cosas" sino que también sea mío. La vida laboral de G. parece aclararse, en buena dirección. En breve se publicará el concurso de traslados y ya he estado cotejando las vacantes, puede que no tenga sentido pero si la toma de posesión se alarga hasta enero por qué no probar suerte con Gijón. Me iré en un par de fines de semana a BCN a escuchar al Jefe y a perderme cuatro días en la ciudad, aún tengo pendiente negociar la concesión de los moscosos y el 15 de agosto me esperan los States. Voy a ser la orgullosa madrina de una hermosa niña que se llamará Carola y por primera vez en mucho tiempo lo que me gustaba estaba rebajado. Y luego llegará Mar diciéndome que lo que necesito es un buen polvo.
Ya no me duele. Acaso no me dolió nunca. Encontrarme contigo. Cruzarnos en la distancia y con semáforo rojo, cruzar la calle, los dos besos de rigor, uno por mejilla. Las palabras de siempre, las frases hechas, las excusas y la perenne prisa. El número 32 de la calle G. E. hace mucho que dejó de ser lo que era. Fuera la corbata como símbolo de progresía, tú fuiste el primero, te adelantaste al ministro y ahora ya no eres el único en ocupar portadas, noticias o minutos de televisión, hace escasos días el imparable Indio lucía palmito en la TPA, sí, el mismo que según tú "parecía tonto cuando lo compraron" y del que nunca aceptaste el efecto que causaba (y causa) sobre mis neuronas y otras partes de mi anatomía. Y han pasado los años, muchos, océanos de tiempo desde aquel viaje a París perdidos en el laberinto, pero yo siempre tuve suerte a los dados y sin que mi número favorito sea el dos siempre acabo condenada a entenderme con un número par.
Besos impares, para que al menos uno se lo lleve el Indio, con el que seguro me encontraré hoy, no puede faltar a la cita.
Siempre le digo que si buscase consuelo espiritual o consejo (materno-filial) acudiría a mi madre, a la que me une una buena relación del tipo "no te metas en mi vida que yo por si acaso no te la cuento". Pero que no es el caso, que no lo busco ni preciso, aunque no rehuyo, que tengo muy claro lo que quiero y mucho más lo que no quiero. Ella pese a todo no acaba de bien entenderlo y de cuando en cuando me suelta sentencias con notable autoridad, como la de esta mañana y tras un "los jóvenes nunca sabéis lo que queréis"... "los motivos del corazón no los entiende la razón", aunque yo siempre había oído la frase "hay razones que el corazón no entiende"... parece que ella le dió la vuelta.
"Tienes que ser egoísta" repetía una y otra vez entre gran disgusto. Debemos tener conceptos diferentes de lo que es el egoísmo e incluso distinta valoración moral del mismo porque ante todo yo me quiero a mí misma y a nadie más que a mí le disgusta esta situación. En todo caso por qué carajos voy a estar dándole yo explicaciones de mi vida privada, íntima, sentimental o sexual. Lo sé, en el fondo soy una sentimental y sé que ella echa de menos ejercer de madre, a sus enanos los tiene lejos, también mi madre y en ningún caso ejerce de madre ajena, pero en fin, a veces me conmueve con esa mentalidad inmovilista y debo reconocer que me divierte porque debe ser de las pocas personas a las que yo me permito corregir, orientar y sobre todo escandalizar con mis comentarios y conducta en estos tiempos tan políticamente correctos por un lado y en los que ya nadie se escandaliza por nadie ni por nada, por otro.
"Acabas de cumplir 33, que no se te olvide, no estás en edad... que de este fin de semana no pase" estoy comenzando a asustarme, Janis Joplin se murió a los 27 y también Jim Morrison, pero Jesucristo a los 33, aún estoy en edad de dejar un bonito cadáver si la palmo un día de estos, que ese Dios al que algunos le rezan no lo quiera.
P.D. "Ni que tú fueras Sofía Loren"... instantes después rectifica, "si lo digo por animar, no quiero decir que...". Y no por supuesto que no soy Sofía Loren, no uso peluca.
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.