Fue una buena tarde. Comida (rape al horno), paseo (mostrar por vez primera a alguien los escondidos Jardines de la Rodriga), compra (ajena y en el Corte Inglés), más paseos y un par de Judas, más compras (en Cervantes y un libro de regalo), café y coca-cola, más paseos y despedida (ya hablamos). Recuperando la normalidad, volviendo a lo que nunca debimos (debí) dejar de ser. Y no es que sea suficiente, pero compartir una tarde con amigos y volver a reír es un buen comienzo de semana. Por supuesto sin noticias de Gurb, que ni está, ni se le espera.
Prometí comenzar y terminar (al fin y al cabo sólo son 141 páginas) en cuanto llegara a casa. No lo hice, me sumergí de nuevo en Paniceiros y su hestoria universal, y ya en la cama traicioné a Eduardo Mendoza con "Luna nueva" y no confundir con ésa de licántropos y vampiros pseudoadolescentes.
Mi vida sigue siendo una película en blanco y negro.
P.D. Carole Lombard y Cary Grant en “It name Orly” (Dos mujeres y un amor).