Vete tú a saber cuántas veces nos cruzaríamos sin reconocernos por los pasillos de la vieja Escuela de Ingenieros, las calles sin salida de Cimadevilla o apoyados en la barra de El escondite, a golpes de tequila y pidiendo a la camarera que los litros de alcohol volvieran a correr por nuestras venas. Pero a pesar de todo fue Sibelius quién nos presentó. Y Springsteen quién nos separó. Había recogido el cartelito mostrándolo al personal y comenzaron los primeros acordes, pero ya sabes, the road is dark and it's a thin line... yo la crucé, no una, sino dos veces, obviamente hacia el lado equivocado. Puede que ahora me arrepienta de ello. Seguiré buscando, creo que me lo merezco.
Sin esperarlo, sin tener demasiado claro el por qué y sin creer merecerlo me han dado no una, sino dos veces, un blogpremio. Con gran generosidad tanto Nebroa como Rose han considerado que soy merecedora de un premio Dardo, que no sé muy bien en qué consiste, aunque según leo en el blog de Rose trata de premiar los valores que cada blogger muestra en su empeño por transmitir valores culturales, éticos, literarios, personales, etc… algo que siendo sincera me desconcierta un poco porque por más que leo y releo mis entradas yo sólo veo que hablo de mí misma, el único tema que domino y tan sólo a ratos.
Parece ser que esto de los premios tiene sus normas. Hay que premiar a cinco personas, enlazarlas, comunicarles que han sido merecedoras de él y exponer los motivos. Siempre he pensado en todo caso que ciertas normas hay que saltárselas así que espero que nadie me recrimine si no sigo todos los pasos y me olvido del protocolo a seguir.
Por supuesto que quiero reiterar mi agradecimiento, lo inmerecido del premio y lo mucho que me han gustado y emocionado las palabras de Nebroa y de Rose. Seré una sentimental, que lo soy, pero estas cosas me llegan y me han dado de pleno en mi atrofiado corazón.
Parto de la idea de que los premios no se pueden devolver, es decir, otorgar a la misma persona que te lo ha concedido a ti, pero como he dicho antes las normas están para saltárselas y los dos primeros dardos, enviados sin excesiva puntería pero desde el respeto y el cariño más profundos van dirigidos a ellos.
Se me hace difícil explicar el por qué una persona, a la que ni siquiera conoces, se convierte en parte de tu irrenunciable rutina diaria. Cuando leo a Nebroa, me leo a mí misma. Será que compartimos edad y devociones musicales. Ella es la cara A del disco en el que yo soy la B, porque dice lo que yo trato de decir, pero lo hace desde la espontaneidad, desde el optimismo que siempre me dibuja una sonrisa y que nunca debe perder.
Rose en cambio me da lecciones a sus veinte años (de ser ciertos los datos que expone en su perfil) y eso hace mucho tiempo que nadie lo consigue.
En cuarto lugar. Ser de la cuenca y tener dieciseis años debe ser extremadamente complicado aunque leyéndo a Devochka Llorona resulte difícil creerlo, ho.
Me queda uno, espero me permitan lo deje para mañana. Es sábado y he tenido una semana bastante complicada y no tengo ganas de tener que tomar una decisión más y tener que elegir.
P.D. Oscar, a ti no te lo doy, pese a lo mucho que me has querido y lo poco que me quieres ahora.
Supongo que yo simplemente pretendía hacer un trato contigo. Unir dos diferencias para hacer un igual cambiando la soledad que nos invadía, el cansancio y los puños cerrados por la vigila de un crepúsculo.
Prometí darte las oportunas explicaciones, esas que no pides, supongo que consideras no es de caballeros y si en algo te tienes estima es en ser (y parecer) un perfecto gentleman. Ignoro si sigues esperando. No lo hagas, es probable que nunca lleguen.
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.