sábado, diciembre 06, 2008

8 y medio



Miro al techo que hoy ha vuelto a gotear,
hacía tiempo que no llovía así.
Y cada gota golpeando contra los cacharros de metal
me hace pensar unas veces en sangre y otras veces en ti.

Lo que en realidad viene a ser lo mismo.
Lo que, por crueldad, ahora viene a dar igual.

O puede ser un ángel que una vez perdió la fe y fue
expulsado, y que ha venido a agonizar justo encima de mi
hogar y estas gotas sean sus lágrimas.

O puede que sea por hacer entrar ya en razón
y llegar a comprender que dentro de este horror no hay
literatura, no, y eso tú lo sabes bien a fuerza de caer una
y otra vez en una trampa mortal que en el tiempo dura ya
ocho años y medio.

Seré muy breve: te quiero, y esto duele.

Y vino un pájaro a posarse en mi ventana.
Tenía una ala rota y su plumaje era gris y azul.
Y al acercar mi mano y comprobar que no, no echaba a volar
supe de inmediato que lo enviabas tú.

Lo tomé entre mis garras y lo dejé morir,
y cuando lo hizo aún llovía aquí.
Y la sangre al gotear entre zarpas de animal presagió mi
suerte, como una ave que voló de Madrid hacia Gijón aun herida de muerte,
rescribiendo la espiral de prometer hacerlo bien,
de cometer un nuevo error, de no saber pedir perdón o pedirlo
demasiadas veces.

Y aunque ahora escupo una oración helado de terror ningún dios
responde aún.
¿Soy yo el que no ve o es que todavía no se hizo la luz?

Seré muy breve: te extraño, y esto duele.

Y trato de encontrar una salida
pero no recuerdo ni por dónde hemos entrado aquí.
Y contemplo junto a mí el cadáver del que fui,
según tú, en una ocasión,
y es la mancha de humedad la de la herida mortal
impregnada en el colchón,
y ahora que te oigo llorar en lugar de ir hacia ti
me vuelvo a anestesiar y me limito a subir el volumen
del televisor,
o me concentro en recordar, para no pensar en ti,
que tendría que llamar y que alguien venga a reparar
la gotera de una puta vez, que ya cansé de recoger litros de
agua gris, gris como un metal
que un día relució y que ahora es suciedad.
¿Qué se hace para amar lo que quise despreciar ya una
y mil veces?

Seré bien breve: te he perdido, y esto duele.

Murueca


Equí termina'l mundu,

nos frutales baltaos

nel güertu n'abertal.


Esta tierra ye entera un gritu

de páxaru que cai.


Mira la casa ferida,

l'horru escundarmáu.

Artos y ortigues texen

silenciu nes parés.


Per equí pasó la muerte

y yá nunca naide vendrá

que llevante estes teyes,

los cabrios y les trabes,

que prenda de nuevo'l candil.


Cierra los güeyos.


El mio corazón tamién

ye'l país más derrotáu.


Murueca de Antón García

Dream, baby, dream


Él quería ir a Florida. Lo repetía continuamente, Florida, quiero ir a La Florida, como si a fuerza de ello acabara convenciéndonos a todos y contagiándonos de su deseo. Rumbo al Sur, las cosas buenas siempre tienen lugar allí, decía... En cambio para mí sólo existía el Norte, la lluz al Norte dexando quietu l'hibiernu na puerta entreabierta, y una gabardina verde, no azul, olvidada en Chelsea Avenue.

Debíamos decidir, elección ante la que yo declaraba mi más firme abstención, y sí, ya sé que cualquiera conduce un coche de cambio automático, pero yo no pensaba hacerlo con ninguno de esos bichos enormes, yo no soy cualquiera. Vosotros elegís, tú conduces, yo elijo la música y tal vez acabemos en Florida, sólo tal vez...

Tras media hora decidiendo, discutiendo y analizando pros y contras sobre motores, habitáculos, modos de frenado y carrocerías, bajo un sol de justicia, pacientemente esperando sentada sobre mi maleta, no se llegó a ningún acuerdo. Aunque al menos ya tan sólo había dos posibilidades, un Chevy, no era del 69, y un Dodge, reconoceré aquí mi ignorancia automovilística, no había oído nombrar a esa marca en mi vida, pero no estaba dispuesta a pasarme otra media hora más allí sentada mientras la carretera nos esperaba. Aunque tuviera que elegir a cara o cruz, echándolo a suertes.

En realidad resultó más fácil de lo que imaginaba, los maleteros estaban abiertos, bastó echar un vistazo... éste lo tiene más grande, y mi maleta, con diferencia, es la más grande, nos quedamos con éste. Bajé la puerta y allí estaba la matrícula, the Sunshine State, supongo que estábamos predestinados...

Related Posts with Thumbnails