jueves, abril 19, 2012

El traje nuevo del emperador






- ¡París! Nosotros tenemos los ideales, pero ellos tienen el clima...

Ninotchka 


Una, que es ciertamente republicana desde que tiene uso de razón, y lo será mientras siga convencida de que el linaje y la sangre no son méritos para alcanzar la jefatura de un estado, de cualquier estado; se pasea estupefacta estos días entre indignados patriotas, portadas de periódicos, tertulias de café y princesas alemanas zu Sayn-Wittgenstein que ni son princesas ni son alemanas. Qué admirables y fabulosas, por cierto, estas mujeres que acumulan matrimonios y por tanto divorcios sin desprenderse de los títulos más o menos nobles o pretenciosos de los que fueran sus maridos a la manera de Carolina de Mónaco o de Rosario Nadal. Aunque sea altamente comprensible que si una puede ser princesa de Hannover o de Preslav, si una puede apellidarse Saxe-Coburg o zu Sayn-Wittgenstein; no va a quedarse con un vulgar Grimaldi heredado de un pirata o un Larsen más propio de escritor sueco de novela negra. Ya lo escribía hace un par de días el sin par Salvador Sostres en el periódico de Pedro Jota, sólo el servicio da explicaciones... sólo el servicio, añado yo, se divorcia como Dios manda y te devuelve los apellidos y el rosario de tu madre.

Pues eso, que asombrada me hallo de tanto republicanismo de nuevo cuño. De tanto asombro porque alguien se asombre de que Don Juan Carlos de Borbón y Borbón-Dos Sicilias borbonee, que para eso es doblemente Borbón, digo.

Larga vida al rey en este país juancarlista y de prensa sumisa y cortesana más que merecida. Larga vida a la Reina, esa gran profesional, tan culta,  vegetariana y melómana, la que tras más de 40 años de consorte en un país que no es el suyo no es capaz de mantener una conversación de 15 minutos en ese idioma que no es el suyo.

Y larga vida a los españolitos de a pie que se acaban de despertar de un largo sueño en el que eran prósperos y ricos y los bancos concedían hipotecas del 110% del valor de un piso en el extrarradio de 60 metros cuadrados, y préstamos para coches de alta gama y vacaciones en Punta Cana; y obvio, tenían un Rey que reinaba pero no gobernaba tan campechano él que rivalizaba con la señá Duquesa (de Alba, of course).

Ya lo dijo la infanta Elena de Borbón y Grecia:

- "Yo no sé nada. Estaba con su padre".
- "Yo no oí nada. Estaba trabajando".

Más vale tarde que nunca... supongo.



P.D. Greta Garbo

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