Decía el poeta que quizás trajimos el frío para anestesiar a la derrota
"Me fascina que pueda interesarse tanto por una persona que no conoce de nada, que no ha visto nunca y probablemente no vea jamás, y de la que tampoco tiene nada más que esperar, ya que no puede saber si va a corresponderle[...]
Seamos honestos, Leo: yo soy para ti una fantasía, lo único real en ella son unas letras que puedes poner en un contexto sonoro con ayuda de la psicología del lenguaje. Para ti soy como sexo telefónico, pero sin sexo y sin teléfono. O sea, sexo electrónico, pero sin sexo y sin imágenes para descargar. Y tú eres para mí juego puro, una agencia de reciclaje del coqueteo. Contigo puedo hacer lo que me hace falta: puedo vivir los primeros pasos de un acercamiento (sin necesidad de acercarme realmente".
Gut gegen Nordwind (Contra el viento del norte) de Daniel Glattauer
Leo en esta tarde de domingo "Contra el viento del norte" (Gracias A. por recomendármelo). He leído 177 páginas de un tirón y dudo seriamente si llegar a la página 260 y fin, porque confesaré, me está aburriendo soberanamente. Supongo que es el típico libro que debe de leerse de a poquito, que es lo que marca su propia estructura de correo electrónico va, correo electrónico viene. Aunque no recuerdo haber tenido esa sensación la primera vez que leí (porque han sido tantas las que lo he releído), "84 Charing Cross Road" de Helene Hanff (gracias J. por regalármelo), que viene a ser un poco lo mismo, con cartas y latas de lengua enlatada y medias de nylon sobrevolando el Atlántico entre Nueva York y Londres.
Y supongo debería, de nuevo conjugo el verbo deber en condicional, dejar de perder el tiempo con algo que no me aporta nada y no me produce satisfacción alguna. Aunque curiosamente ahora suena Pereza, ni siquiera me gusta Pereza y en cambio estoy tarareando que debería parecer un accidente el día que mi corazón arda como el Windsor y llegue el fin de la seronda.
Sí... de nuevo debería.
P.D. Barbara Stanwyck, Gary Cooper y Cia en "Ball of fire"