miércoles, octubre 10, 2007

Quizá me he confundido de pasado, de presente tal vez, y de futuro.

Sólo sangre




Encima de la mesita de noche
hay una máquina de escribir.
en el carro, en vez de papel,
hay un piel roja.

Vendían otros indios
en el tenderete de las postales.
les habían fotografiado
delante
de una pared
de ladrillos
de adobe rojo.
llevaban sombreros
de hongo y chalecos
de rayas.
tenían el pecho hundido.
para sostenerse
de pie
se agarraban a una botella
de whisky.

El indio
de mi máquina
de escribir
se agarra al pelo
de su caballo.

El indio
de mi máquina
de escribir
es un guerrero,
un sioux
oglala.

El ejemplo
que hay
que seguir.

Me recuerda
que no debo rendirme
nunca,
que debo mantenerme
siempre

en pie
de guerra.


de David González


(Es posible que os canséis de ver poemas de David González por aquí últimamente. Lo estoy releyendo estos días desde aquel "El demonio te coma las orejas" y con cada nueva lectura me gusta más. Hoy, ahora, especialmente recuerdo que debo elegir entre la rendición o la lucha).


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