Si fuera un rancho me llamarían tierra de nadie*
La idea inicial… sí, nosotros teníamos un plan y un calendario con
días contados en rojo… era hacer un viaje por toda la República. Así, de forma
grandilocuente, recorrer todos y cada uno de los 32 estados desde Mexicali a
Tapachula, desde Salina Cruz a Mérida, desde Veracruz a Matamoros… o lo que nos
diera el tiempo, las ganas y los pesos.
De haberlo sabido, pero entonces no sabía, de haber intuido que
ése sería nuestro destino. Pero las circunstancias no son sino azar, y la
suerte, ya se sabe, suele ser esquiva y malagradecida. Al margen de que una
tiende hacia la desconfianza y quién se iba a creer que los de entonces
seríamos los de ahora. Que los encuentros fortuitos y casuales nos llevarían a
estos días a la sombra de un mariachi desafinado.
De haber intuido que ése sería nuestro lugar cuántas malgastadas
madrugadas nos hubiéramos ahorrado. Llevábamos a México en la piel y aún no lo
sabíamos. Como aquella noche de Carnaval cuando ellos agarrados del brazo
entonaban la canción ascendiendo por la calle Oscura. Wonder Woman y El Zorro
seguidos por mi persona, la única sin disfraz en 1.300 metros a la redonda. Yo
te conozco, güey…
Porque a veces no se necesitan excusas, tan sólo deseos y de poder
elegir un lugar donde vivir ése sería Querétaro... o Coyoacán, pese a que los
semáforos nunca se pongan en rojo por las noches y yo sea de las que nunca
cruza hasta que no le dan luz de paso. Nunca bajes de la camioneta, nunca te
pares, nunca mires a los ojos, nunca desafíes. Y ahora pásele, güerita; una
taquiza y un Agua de Jamaica que comienza el reventón.
P.D. Marlene Dietrich en "Sed de mal".
*Rita Hayworth en "Gilda".