viernes, octubre 01, 2010

Vengo a ofrecer mi corazón




[Antes de que nadie me pregunte...
ésta era la canción]





Si ahora me estás juzgando y condenando es porque han dado ya las 16:13 de esta tarde de jueves...
Hora tan buena y absurda como otra cualquiera.

Feliz fin de semana.

You can sleep while I drive*





[Me gusta escribir ahora, en este preciso instante, y elegir una hora absurda para que esto salga a la luz. Cuando yo ya no esté delante de la pantalla, ni de esta ni de otra, viviendo otra vida, la mía... no sé por qué, pero la falta de inmediatez me impulsa]




Estaba pensando que odio conducir sin música y en los últimos meses, si bien he conducido poco, he tenido que hacerlo a solas. Un buen día decidí convertirme en la reina del 'do it yourself' y cuando cambié de coche por uno exactamente igual de viejo que mi cuatro latas (en sentido figurado, que no literal), consiguiendo vender por 400 euros mi fucsia desvaído para cambiarlo por un rojo Valentino, me fue cedido sin cotraprestación a cambio, lo primero que hice fue arrancar de cuajo el obsoleto reproductor de cassettes y radio para tratar de colocar mi modernísimo aparato de música (en los 400 euros no iba incluido). Y cómo no podía ser de otra manera ni supe, ni pude instalarlo. Desde hace meses ni la mísera radio me acompaña cuando me subo a él. Y eso señores, es una auténtica tragedia. De vez en cuando pido un coche prestado y me meto en la autopista en dirección al mar con todos mis discos y la música a todo volumen. Tengo mono de kilómetros, de música, de conducir... y aún más de ir de copiloto, las piernas en el salpicadero, como cantaba Quique... en dirección al sur, que como todos bien saben, las cosas buenas siempre están al sur... y arder.









* Lo cantaba la gran Melissa Etheridge.

Video killed the radio star



De un tiempo a esta parte, y con cierta relativa frecuencia, por motivos laborales, mantengo largas charlas telefónicas con cierto tipo encargado de cierto organismo relacionado con circunstancias que a mí me resulta muy ajenas y extrañas (la inseminación artificial de razas autóctonas).

Tiene una de esas voces.... bang, que te hacen estremecer entera, de pies a cabeza. Además de ser educado, amabilísimo, interesado y con sentido del humor, telefónicamente hablando. Y a una, que en lo primero que se fija, palabrita de mi santo Malverde, es en las manos, en que los zapatos no estén esmeradamente lustrados, en que no le guste Sabina y en la voz, no puede caer rendida a sus pies cada vez que suena su voz al otro lado del teléfono (en realidad hay una quinta cosa, pero eso sólo llega si se superan las cuatro primeras). Si a mí no me gusta la voz de un hombre, ya puede ser el mismísimo Hugh Jackman, que sólo despertará en mí indiferencia.

Bien, hoy finalmente ha aparecido por aquí, y como no podía ser de otra manera es igualmente educado, amable, atento, etc, etc... y su voz gana incluso en el vivo y en directo. Pero ya se sabe, si la voz de la radio te enamora, no te pases por la emisora...

Ni siquiera es que sea feo, es que es normal, es vulgar, podría ser cualquiera y eso en este caso resulta imperdonable... pero es que esa voz sólo hace juego con un físico como el de Hugh Jackman... Lo sé, soy una pretenciosa sin remedio y la imaginación vuela demasiado lejos, pero las voces me pueden... y aún siguen haciéndolo.





[Feliz fin de semana. Me esperan las calles de Madrid]


P.D. Mae Clarke

Buscando ternura en fronteras invisibles





[Hay una opción en 'gmail', desconozco si igualmente en otros servidores de correo, que te permite retrasar el envío de un correo determinado. Quién sabe, a lo mejor llegas a casa, borracho, a las tres de la madrugada, y te da por escribir mensajes obscenos e incoherentes, de los que te arrepentirás al llegar el alba...

Acá puedes escribir ahora, al filo de las once en una noche de jueves y pedir que se publique esta madrugada, pongamos a las tres cuarenta y cuatro, la hora en la que suelo despertarme para pensar en ti porque he estado soñando contigo y con mensajes obscenos e incoherentes... Y borrarlo por tanto de inmediato.

No acabo de entender por qué necesito tantas excusas, ponerme tantas barreras si son tan sólo palabras, de ésas que se lleva el viento; ni siquiera impresas en papel, que corta como cuchilla. Al fin y al cabo hay tantas probabilidades de que leas esto como de que no lo hagas. Las mismas de que te importe o te resulte indiferente o hasta molesto. Pero yo necesito motivos, aunque puede que tú no los entiendas o tengas otros. Motivos para levantarme cada mañana del lado derecho de mi cama y cruzar semáforos en rojo camino del insomne edificio administrativo que me acoge en las mañanas laborables. Y tú, puede que sin proponértelo me has dado unos cuantos; puede, probablemente, te sobrevivan. Sólo por eso debo darte las gracias.

Pero no, no es de agradecimientos de lo que quiero hablar. Aunque sí, gracias de nuevo por esa extraña madrugada en la que tiraste un manojo de guijarros contra mi ventana. Gracias por las canciones, por ese sueño chiquito y compartido, por las sonrisas, por despertar las ganas y lo dormido. Gracias extraño, por tus palabras.]






P.D. Tony Curtis (RIP)

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