[Hay una opción en 'gmail', desconozco si igualmente en otros servidores de correo, que te permite retrasar el envío de un correo determinado. Quién sabe, a lo mejor llegas a casa, borracho, a las tres de la madrugada, y te da por escribir mensajes obscenos e incoherentes, de los que te arrepentirás al llegar el alba...
Acá puedes escribir ahora, al filo de las once en una noche de jueves y pedir que se publique esta madrugada, pongamos a las tres cuarenta y cuatro, la hora en la que suelo despertarme para pensar en ti porque he estado soñando contigo y con mensajes obscenos e incoherentes... Y borrarlo por tanto de inmediato.
No acabo de entender por qué necesito tantas excusas, ponerme tantas barreras si son tan sólo palabras, de ésas que se lleva el viento; ni siquiera impresas en papel, que corta como cuchilla. Al fin y al cabo hay tantas probabilidades de que leas esto como de que no lo hagas. Las mismas de que te importe o te resulte indiferente o hasta molesto. Pero yo necesito motivos, aunque puede que tú no los entiendas o tengas otros. Motivos para levantarme cada mañana del lado derecho de mi cama y cruzar semáforos en rojo camino del insomne edificio administrativo que me acoge en las mañanas laborables. Y tú, puede que sin proponértelo me has dado unos cuantos; puede, probablemente, te sobrevivan. Sólo por eso debo darte las gracias.
Pero no, no es de agradecimientos de lo que quiero hablar. Aunque sí, gracias de nuevo por esa extraña madrugada en la que tiraste un manojo de guijarros contra mi ventana. Gracias por las canciones, por ese sueño chiquito y compartido, por las sonrisas, por despertar las ganas y lo dormido. Gracias extraño, por tus palabras.]
Podría decir eso de que soy de ciencias... que lo soy, pero no, y lo sé. En realidad es que me acordaba del manojillo de escarcha, aunque la escarcha ni se recoja en manojos ni en puñados...
Deberías plantearte que no estás llegando a ningún sitio, que estás perdiendo el tiempo y lo sabes. A veces es muy fácil convertirse en una auténtica gilipollas.
Desde luego hay anónimos que demuestran mucho con poco. Te entiendo, casi todo el tiempo, creo. He decidido leerte a ratos en el curro, ya que si no, no doy a basto con tanta lectura. El caso es que me gusta, y no quiero renunciar a ello, así que, aquí estoy.
Sé que estás ahí, Vir... y cuando quieras organizamos una maratón de ésas tuyas... cine negro con mujeres muy fatales y Edward G. Robinson poniendo cara de malo.
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.
9 perdidos en el laberinto:
La filóloga estricta que habita en mis entrañas puntualiza que los guijarros no van en manojos, sino en puñados.
Podría decir eso de que soy de ciencias... que lo soy, pero no, y lo sé. En realidad es que me acordaba del manojillo de escarcha, aunque la escarcha ni se recoja en manojos ni en puñados...
Deberías plantearte que no estás llegando a ningún sitio, que estás perdiendo el tiempo y lo sabes. A veces es muy fácil convertirse en una auténtica gilipollas.
Sin palabras...
www.youtube.com/watch?v=DSA8peJPEZA
Desde luego hay anónimos que demuestran mucho con poco. Te entiendo, casi todo el tiempo, creo. He decidido leerte a ratos en el curro, ya que si no, no doy a basto con tanta lectura. El caso es que me gusta, y no quiero renunciar a ello, así que, aquí estoy.
Y en cambio es muy complicado convertirse en lo que ya eres...
Bien lo sabe, Boccherini siempre me ha hecho sonreír... Sonrisas de viernes.
Sé que estás ahí, Vir... y cuando quieras organizamos una maratón de ésas tuyas... cine negro con mujeres muy fatales y Edward G. Robinson poniendo cara de malo.
Sin duda, me apunto, te apuntas, lo pasaremos bien... ;)
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