You can sleep while I drive*
[Me gusta escribir ahora, en este preciso instante, y elegir una hora absurda para que esto salga a la luz. Cuando yo ya no esté delante de la pantalla, ni de esta ni de otra, viviendo otra vida, la mía... no sé por qué, pero la falta de inmediatez me impulsa]
Estaba pensando que odio conducir sin música y en los últimos meses, si bien he conducido poco, he tenido que hacerlo a solas. Un buen día decidí convertirme en la reina del 'do it yourself' y cuando cambié de coche por uno exactamente igual de viejo que mi cuatro latas (en sentido figurado, que no literal), consiguiendo vender por 400 euros mi fucsia desvaído para cambiarlo por un rojo Valentino, me fue cedido sin cotraprestación a cambio, lo primero que hice fue arrancar de cuajo el obsoleto reproductor de cassettes y radio para tratar de colocar mi modernísimo aparato de música (en los 400 euros no iba incluido). Y cómo no podía ser de otra manera ni supe, ni pude instalarlo. Desde hace meses ni la mísera radio me acompaña cuando me subo a él. Y eso señores, es una auténtica tragedia. De vez en cuando pido un coche prestado y me meto en la autopista en dirección al mar con todos mis discos y la música a todo volumen. Tengo mono de kilómetros, de música, de conducir... y aún más de ir de copiloto, las piernas en el salpicadero, como cantaba Quique... en dirección al sur, que como todos bien saben, las cosas buenas siempre están al sur... y arder.
* Lo cantaba la gran Melissa Etheridge.
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