jueves, noviembre 19, 2009

Elección



"Se trata de mi cuerpo al que bendigo,
contra el que lucho,
el que ha de darme todo
en un silencio robusto
y el que se muere y mata a menudo."

Jaime Sabines




No sé por qué me sorprendo... Junten ustedes un número indefinido de machos alfa en edad de postcreación y un titular leído a voz en grito, sin los pies en suelo, en cualquier periódico vía Internet. Unido a la ociosidad laboral, a la desfachatez más absoluta y a la ronda de botellas de sidra vacías, homenaje a una despedida. Tendrán entonces una amena discusión, la difícil elección que el hombre actual debe afrontar, culo o tetas, o tetas o culo, que parece ser no viene a ser lo mismo.

Decían algunos esta mañana, que la docta madre naturaleza es de carácter equitativo, y que a las mujeres a las que obsequia con un buen par de tetas (intervención de Corporación Dermoestética al margen), les niega un buen culo o lo que es lo mismo, las despacha con un culo carpeta (sic). Y viceversa. Al mismo tiempo que los pechos pequeños son menos sensibles y erógenos que los pezones galleta María (sic) pero en cambio su poseedora gozará de la preciada posesión de una vagina, digamos, más activa. Transcribiendo literalmente, un coño más caliente y jugoso, o eso creí entender. A esas alturas de la conversación yo ya me había pasado al agua.

Y eso, parece ser, desconcierta a los hombres, que tienen que elegir entre tan preciados bienes, quedándose sólo con uno. Aunque la mayoría parezca tenerlo claro y decida quedarse con el buen par de tetas, despreciando la retaguardia, apostillaban contradiciéndose.

Mientras ojiplática les escuchaba, no podía evitar echar una mirada a los escotes de las escasas mujeres allí presentes, que aún mantenían la compostura. Una media de talla 85, lo habitual entre la gran mayoría de mujeres antes de pasar por el quirófano. Que daño ha hecho la pornografía tan mal entendida... Y a mí que me dijeron una vez, teta que mano no cubre no es teta, es ubre. Señores, pónganse de acuerdo.



Dark blue



Aún no te lo he dicho, pero me importan un carajo tus razones, tus motivos y tus emociones. Puede que no te lo merezcas, pero eso, francamente querido, ya no me importa.



P.D. Cuando consiga (no) sentir lo mismo por él, se habrá cerrado el círculo.

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