Me aburres tanto... que me siento en la necesidad de decírtelo. Tu pretenciosidad, tu falsa vanidad mal entendida y la cadena de mentiras con las que adornas tu vida. Que no debería importarme, que a mí ni me va ni me viene, que es tu vida tan ajena a la mía... pero no puedo evitarlo, ni callarlo.
He dicho. Que alguien tenía que hacerlo.