"De qué me sirve tu cuerpo,
si lo administras con saldos de lo que quieres darme,
de qué me sirve tu boca,
si se te caen los besos y los recojo humillado."
Ricardo Arjona
Fue un tipo de esos de los que creí estar enamorada (ahora sé que eso no fue amor). Uno de los dos importantes a nivel erótico sentimental, más lo primero que lo segundo. El primero y único que me dejó por “otra”, aunque luego a esa “otra” la dejara por “otra” y a esta tercera otra por otra “otra”. A partir de la cuarta le perdí la pista a sus “otras”, que no a él, puesto que dejaron de ser amigas y/o conocidas (detalle agradecido en su momento) aunque me consta que aún hoy, pasado cierto número de años, sigue cultivando con fruición la colección de “otras” y la práctica de la monogamia sucesiva con breves lapsus de tiempo donde no lo es tanto, sucesiva, digo.
Nos cruzamos esta mañana bajo una infame tormenta y lo que fue no será jamás, como si nunca hubiese sido, perdidos entre el tráfico y la niebla, helados los pies.
No sé si alguna vez lo hicimos, pero desde luego hoy ya no nos necesitamos... y yo sigo festejando.