miércoles, agosto 13, 2008

On the road




Me voy de vacaciones, la carretera me espera... volveré, si sobrevivo.

P.D. Prometo (intentar) hacer la foto en Colts Neck (tengo las coordenadas). ¿Te he dado ya las gracias?.

martes, agosto 12, 2008


Por si alguien tenía alguna duda...

domingo, agosto 10, 2008

Nuestra fiesta ha terminado



"Tonight there's fallen angels
and they're waiting for us down in the street
Tonight there's calling strangers,
hear them crying in defeat
Let them go... [...]"

Drive all night - B. Springsteen


Dicen que el whisky no deja resaca. Dicen... Dice Ana, experta en remendarse el corazón a golpe de tacón y sonrisas, que una no tiene que ser, sino parecer. ¿Qué nos queda pues?

Una conversación al amparo de las sombras y el Jack Daniel's como si aún tuviéramos algo que decirnos; tú probablemente así lo creas. Acaso esperas mi asombro, que poco me conoces.

Ya sabes lo que yo quiero, no estás dispuesto a dármelo y a veces finges no saber. Yo haría lo mismo, supongo, o tal vez no, de estar en tu lugar y tampoco estoy yo dispuesta a aceptar lo que tú me ofreces. No hay acuerdo posible y aunque perdamos ambos, yo simplemente dejo de ganar, esa es la diferencia.

jueves, agosto 07, 2008

El último verano



"Nos hemos tenido, E. Si bien ha sido a nuestra manera, un tanto extraña, de entender los afectos."

Ayer alguien me dijo eso. No voy a discutirlo, aunque no lo suscriba. Me parece en todo caso una hermosa frase, pese a mi supuesta manera, un tanto extraña, de entender los afectos.

lunes, agosto 04, 2008

The promised land


Desde donde estoy sentada ahora veo su fotografía camuflada en esa pared que alguien un buen día decidió cubrir con marcos de todo tamaño y tonalidad, con fotografías en blanco y negro o a todo color, con historias pasadas que en algunos casos nos dicen que aún existe un futuro.

Su rostro aparece en varias. Su mirada triste y vacía. Una mujer adelantada a su tiempo, siempre dicen, cuando muy de cuando en cuando alguien la nombra y se le recuerda, casi de puntillas, para no perturbar su recuerdo. La boca sellada, mejor no contar, no recordar, tal vez se cree la ilusión de que algo nunca ha existido si no se habla de ello.

Está la fotografía del día de su boda. El gesto serio, casi adusto, del marido, sentado; ella a su lado de pie apoya una mano sobre su hombro. Esa escena tan típica de tantas bodas de otros tiempos que parece ahora se ha puesto de moda y que las parejas actuales reviven con gesto de complicidad, como si en lugar de ellos fueran sus antepasados los fotografiados. El hombre ocupa el centro de la fotografía, el foco de atención, ella, tan sólo un accesorio. ¿Cuántos años tendría en esa foto? Nunca he sabido, nunca me han contado. Unos 18 tal vez, no muchos más, aunque parece mayor. La rigidez del vestido, del gesto, la mirada perdida por estar en el lugar equivocado, por querer luchar contra un destino que irremediablemente se torna en realidad.

No, nunca he sabido aunque siempre quise saber. De niña, camuflando de ingenuidad y de malsana curiosidad mis preguntas, los mayores me acallaban con viejas historias travestidas de cuentos de hadas y de finales felices, cuando la que llegó a ser su casa, en la que vivió sin habitarla, se convirtió en el escenario de los fines de semana de mi infancia, y encerrada en aquel desván, cuarto de juegos particular, encontraba viejas fotos, acaso cartas, vestidos apolillados y revistas.

Tan sólo la tía P. con la nostalgia que daban los años vividos ofrecía a veces respuestas, que en realidad no eran tales, no iban a mí dirigidas, no satisfacían mis preguntas. Supongo que simplemente rememoraba en voz alta y yo atesoraba esos pequeños datos, la sucinta información que se le escapaba recordando su niñez. Rápidamente caía en el más absoluto de los mutismos cuando de pronto percibía que yo seguía ahí, atenta a sus palabras y no había ido tras en el resto de los niños que corrían escaleras abajo en busca de la prometida merienda, o del juego que nos ofrecían, o simplemente huyendo de la regañina por estar escondidos en el desván entre polvo y viejos muebles en lugar de estar afuera, al sol, que tan esquivo nos resultaba entonces.

Ella callaba, hacía un gesto con las manos como queriendo ahuyentar el pasado, boberías, historias de viejos que a ti poco deben preocuparte, niña, que quieres saber demasiado. Y yo también me quedaba en silencio, bien sabía que no me iba a contar nada, que la información ya estaba servida por ese día, y me iba, atesorando en mi cabeza las palabras escuchadas al azar, deslavazadas, tratando de poner orden, de construir una historia, la suya, que también era la mía.

domingo, agosto 03, 2008

A pleno sol



"Aprendí a leer tus paginas en blanco
y aprendí a entenderte sin hablar
pero los espejismos se desvanesen
si solo se tocan por curiosidad"

A pleno sol - Mikel Erentxun

No sé si debo aplicarme el cuento o rendirme a las evidencias... Pero como Scarlett O´Hara será mejor dejarlo para mañana (y aún tengo que ir al Botánico al concierto de los Stormy Mondays).

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