Cuando se publique esto, esta tarde, yo estaré, no sé, acabando de dar explicaciones, imagino, por enésima vez en mi vida, por cuarta o quinta vez en los últimos siete días; por novena vez en el último mes. Y me repito y me reitero y parafraseo a mí misma, citándome y rescatando frases del pasado que de tan repetidas he acabado por saberme de memoria, y convirtiendo lo que debería ser en todo caso una conversación, un quid pro quo, en un monólogo mil veces repetido, y no por eso menos cierto, o menos veraz o más impostado y fingido. Que si de algo nunca he podido o sabido o querido escaparme es de mí misma, y para lo bueno o lo malo, eso nunca me ha resultado suficiente, ni he aprendido a conformarme.
Y bueno, qué más da, que no voy a programar la edición de esto... y es que es curioso, y últimamente he repetido montones de veces esto de que es curioso (antes todo era raro, ahora todo es curioso), pero a veces tengo cierta vergüenza, siento cierto pudor sobre lo que aquí escribo, aunque las más no haya lugar ni sentido para ello, que nadie o casi nadie sabe de qué o de quién hablo, y aún así me muerdo la lengua, for if the flies, en sentido figurado, que de lo contrario dolería mucho, más, si cabe; o pienso justo lo contrario, que de perdidos al río y por eso escribo compulsivamente y jamás releo y no contesto a los comentarios porque sería como hacer justo eso que evito. Así que escribo, y de nuevo en sentido figurado, cierro los ojos, you know, y no quiero estar presente frente en la pantalla al hacer click en publicar, como si fuera Pilatos y me lavara las manos y yo no he sido, yo no estaba presente.
Cambiando de tercio, aunque no tanto, en cierto sentido o más bien en ninguno, y aunque no venga a cuento de nada, cómo me gustan las expresiones taurinas, siempre tan acertadas, aunque no me gusten los toros porque me gustan los toros... Me ha venido bien contar, por primera vez, lo que tal vez pensé que nunca contaría, porque, quién iba a entenderme, quién iba a aceptarlo como algo normal, aunque fíjeseustedquétontería, para el valor que le doy yo a lo normal, ni modo, que presumo de ser la chica rara, y no porque yo lo crea firmemente, sino porque fueron otros los que me colgaron la etiqueta y yo, con la pereza que me da eso del envasado y clasificación, decidí aceptarla sin rechistar, sin molestarme a cambiarla, para qué, que al final ser la chica rara viene a ser tan bueno como ser la triste y solitaria o la amarga victimista, o todo junto a la vez o nada de ello a un tiempo, ¿verdad?
El concurso de traslados se ha ido a la mierda... debería ser educada y políticamente correcta y decir algo así como que se ha ido al garete, que se ha anulado, pero no me apetece, hoy no, hoy no me importa ser malhablada. Hoy queda inaugurado el día de lo políticamente incorrecto. Y no estoy de mal humor, o no especialmente, o no más que otros días. Lo he aceptado, qué remedio, no me queda otra, con resignación. ¿Cuánto tiempo me queda entonces aquí, en esta gris oficina, en este super ordenador al lado de esta ventana con vistas a la calle, todo un privilegio ambas últimas cosas? ¿Un año, dos? No sé, me da igual, ha llegado un momento en que todo me da igual. Tener que seguir aquí, no cobrar la carrera profesional hasta el 2015 como muy pronto (no hay dinero ni para cambiar el tóner, y juro que aunque no real la amenaza ha sido cierta, lo de las impresoras, digo). Pero bien, todo bien, ¿no?
Derecho al pataleo, ¿qué es eso? Lo he olvidado. ¿Qué he pasado a responder cuando me dicen que dónde voy a estar mejor que aquí mirando la vida pasar por la calle Coronel Aranda, nº 2? Pues eso, en ningún otro lado. ¿En qué otro lugar si fuera capaz de emular a Kafka ya habría escrito en estos casi dos años 'La metamorfosis', 'El castillo', y tres cuartas partes de 'El proceso'? Aunque al final esto se haya quedado en una suerte de 'Cartas a Milena', sin el talento de Kafka y cambiándole el género y la inicial a M.
Pero bien, sí, leo cuatro periódicos al día. Hago cursos, estudio a ratos. Converso, hojeo el Trola vía Youkisoke, 'foreo', me apunto a cenas y comidas de trabajo donde no voy a tener nada de lo que hablar, contesto los escasos emails que me escriben, qué cosas, que siempre se me dibuja una sonrisa cuando veo eso de correo (1) en negrita, y detrás hay alguien real y tangible, que me cuenta algo las menos de las veces, las más, spam (3) en negrita. Y recuerdo canciones que aquí no puedo escuchar, así que busco sus letras y tarareo mentalmente y me acuerdo que sí, que de alguna manera tendré que olvidarte, y del barbas de Aute, que siempre me gustó por esa forma suya de contar lo que otros no cuentan, como me gustaba como contabas tú las cosas que no contabas.
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.