Cuando fuimos los mejores
"... y comprendió que el asombro, al fin y al cabo, es una categoría de lo cotidiano, y que sólo hay un dios, el azar, y que sólo existe una religión, la casualidad, y que cualquier otra interpretación de la vida y de sus accidentes no sólo está abocada al fracaso, sino que condena a la más absoluta ceguera."
La ofensa de Ricardo Menéndez Salmón
Para S., que sabe de qué le hablo... con sorpresa (de Julián) incluida entre el humo y el ruido del Blackberry por su oportuno "somos amigos de Olvido". Por mi parte sigo festejando... él ya ha alcanzado la otra orilla y yo he encontrado la salida.
Nos vemos en la próxima huida.