jueves, septiembre 30, 2010

Bien, he dejado de mirarla... básicamente me he obligado, la vida tiene que seguir... Suena José González y ahora que he conseguido dejar de mirarle lo que quiero es oír su voz.

Niebla y silencio. Tiempo y nada.

¿Saben lo que estaba haciendo hasta hace escasos instantes? ¿Durante los casi seis minutos que dura esta canción y alguno que otro más de propina?...




Bueno, tampoco (les) importa...

Miraba una foto.



Sigo mirándola... y esa mirada no se me va a ir hoy, ni mañana, ni durante muchos días, de la cabeza...
y ahora sí que la he perdido definitivamente.


Hay placeres fantasmas




A lo largo de esta mañana me he ido vaciando. Y no, no debería ser así. No debería sentirme más vacía. No puedo sentir que me falta algo, porque nunca lo he tenido. No puedo echar de menos lo que nunca jamás sucedió.

Bah, que no quiero empezar a ponerme sentimental. Estoy descubriendo a mis años que me estoy convirtiendo en algo imperdonable...



No puede estar pasándome lo que me está pasando.
Y tú tienes la culpa y ni siquiera lo sabes... O sí, quién sabe.







P.D. Nadia Gray

(Sin)vergüenza




Entro en el baño y me veo entrometida en una discusión sobre una camiseta que pasa de mano en mano entre las tres mujeres presentes, cuatro contándome a mí, recién llegada. Es de esa marca que plagia a Custo (desconozco a quién plagia éste) y tiene un estampado en el frontal, para mí gusto feo, poco discreto, excesivamente colorido y desigual. Dos están a favor y dos en contra, de la camiseta, se entiende; incluida la propietaria, que duda si ir durante la media hora del café a devolverla a la tienda. Dice que no le acaba de convencer; que le sobran unos kilos y unos michelines (que sólo ella debe ver); que los estampados no son adecuados en esas circunstancias. Y yo que pensaba que los estampados agresivos, como los cuadros y el estampado de leopardo sólo eran no aptos para las chicas tímidas...

Como ella sigue dudando, una de las presentes le pide permiso para probarla, para que vea el efecto en otra persona. Argumenta que como ella tiene más tetas que la propietaria, de hecho argumenta que es la que tiene las tetas más grandes de las presentes, es la mejor candidata para demostrar que la camiseta, a pesar de usar una talla no sé cuánto, sienta bien.

Nota mental, los estampados frontales feos, poco discretos, excesivamente coloridos y desiguales no sientan bien a las mujeres con una 'delantera prominente'... Lo de delantera prominente viene a decirlo la propietaria de la camiseta, envuelta en un mar de dudas y ciertamente turbada ante el desparpajo con que las otras dos hablan de tetas, tallas y sujetadores. Me apunto la expresión, me hace gracia.

Intento retirarme, antes de que la turbada sea yo y alguien me pregunte a mí cuál es la talla de sujetador que yo uso. Que viene a ser una tontería, pero es de esas cosas ante las que sufro un ataque de pudor galopante. Como toda mujer insegura y falta de autoestima, siempre he tenido ciertos complejos con esa parte de mi anatomía. Pero no soy suficientemente rápida, nunca he sido mujer de reflejos y sin darme cuenta estoy contestando; y lo que es peor, veo invadido mi espacio vital y mi anatomía cuando la mujer de delantera prominente, cardigan desabrochado, levanta mi camiseta para comprobar que efectivamente mis tetas son del tamaño que yo he tenido a bien confesar... 'Pues vestida no lo parece', murmura, mientras a su vez las otras dos levantan sus respectivas camisetas para imagino comparar. Y yo que pensaba que esas cosas sólo pasaban en los baños masculinos de los bares.

Adivinen quién tenía las tetas más grandes...


P.D. 1 Para el sector masculino... ¿Es cierto que ustedes lo hacen en los baños de los bares? O en las duchas del gimnasio, los que vayan al gimnasio... que tanto me da.

P.D. 2 Jane Greer


[Cómo sigue costándome pronunciar la palabra 'tetas']

[EDITO: Entiendo que lo de las comparaciones entre hombres en los baños de los bares y en las duchas de los gimnasios son una leyenda urbana. Y concluyo con que el tamaño no importa, ¿no?]

miércoles, septiembre 29, 2010

Envenenándome de azules



Hace escasos minutos bajaba la basura y me cruzaba en el portal con un vecino. Dije, murmuré, buenas noches; mientras le cedía el paso. No contestó ni agradeció el gesto...

Era la primera persona con la que intercambiaba palabras en el día de hoy, aunque no fuera estrictamente un intercambio. La primera e imagino que la última (ni voy a volver a salir a calle, ni nadie va a llamarme ya por teléfono).








P.D. Debra Paget

Artículo 28.2




Yo hoy no he ido a trabajar, aunque tampoco hice huelga. Había pedido el día libre por otros asuntos hace mucho tiempo, mi don de la oportunidad no tiene precio, y aunque fuera a desaprovecharlo, decidí no cambiarlo. No sé lo que hubiese hecho de tener que haber elegido entre quedarme en casa sin un día de sueldo o ir a trabajar soportando los insultos de los mal llamados 'piquetes informativos'. Probablemente me hubiese quedado con la primera opción.

Hoy no he leído los periódicos ni he visto las noticias y desconozco a estas horas si se puede calificar la huelga de éxito o de fracaso, o de si el seguimiento ha sido más o menos mayoritario. Supongo que cada una de las partes se considerará con la verdad absoluta. En todo caso sigo pensando que la mejor opción sigue siendo exiliarse de este país, que cada día que pasa está más atrofiado y anestesiado. Se nos llena la boca acusando a los políticos que en realidad todos nosotros elegimos y votamos, a unos sindicatos de los que de alguna manera  formamos parte y en todo caso toleramos y a una sociedad acomodada y conformista; olvidándonos que nosotros somos esa sociedad que hasta hace bien poco se enorgullecía considerándose rica por poder pagar a plazos un coche de alta gama, unas vacaciones en Punta Cana o el último modelo de IPhone.

No sé cuántos de los que hace un rato recorrían estas calles con el puño en alto y vanagloriándose de haber ido hoy a la huelga, se han acordado de los que hoy no podían ejercer tan básico derecho por no poseer un puesto de trabajo al que dejar de acudir por un día. Por no mencionar cuántos de los españolitos de a pie se han interesado por conocer en detalle en qué consiste la tan traída y llevada reforma laboral. País... que diría Forges.

Yo me acuso




Mis más sinceras disculpas a todos y todas los que se han sentido terriblemente ofendidos por mi opinión sobre la sin par ELO. A mí sigue provocándome náuseas, pero tras haber recibido unas cuantas quejas, lo cortés no quite a lo valiente. Que digo yo que será una cuestión generacional porque parece ser ha sido la banda sonora de los mejores años de muchos lectores y lectoras de este rincón.

Puede que no les sirva de mucho consuelo, pero de ser ustedes no tendría en cuenta mis opiniones musicales, teniendo en cuenta que yo por ejemplo soy fan absoluta de esta mujer en general y de esta canción en concreto... ¿qué va a esperarse de mí?






P.D. Madge Bellamy

Vacío




Sí.                     No.    Huida.                          Bienvenida.                                 Deserción.


Cinco palabras.                    Elijo.

Pero no el silencio.








Me dice E. que al final todo es cuestión de palabras...

           y de silencios, digo yo...

                         y de elección, dice él....



y de cobardes, digo yo....




Puede que tenga razón. Siempre hay alguien que tiene razón...

Y yo ya estoy demasiado cansada. Quiero que llegue el viernes e irme en busca de risas ajenas.

Me iré a  Madrid, necesito pisar el asfalto. Y ver de nuevo "Beautiful girls", claro...
A solas, obvio.



martes, septiembre 28, 2010

Macht die Musik von damals nacht...




A. es mi compañero de fatigas laborales. Lo de fatigas es un decir, pero no crean, que los funcionarios aguantamos lo nuestro. Por ejemplo esta mañana no menos de cinco minutos de improperios de todo tipo y condición, aunque finalmente acompañados de una disculpa: Ya sé que la responsable no eres tú, mocina, pero se me calienta la lengua y... No, el responsable es mi jefe, que para no perder la costumbre me pide que sea yo la que llame al usuario en cuestión y le explique educadamente la situación, que viene a ser que o presenta de una puta vez los papeles (es que he decidido comenzar a decir tacos) o se le da de baja.

A. en realidad no se llama A., aunque eso poco importe, y menos los motivos del apodo. Nuestra relación al principio fue francamente complicada, básicamente porque él se comportó conmigo como un auténtico hijo de puta (ya he advertido que iba a comenzar a decir tacos), al margen de que sufre una desagradable tendencia hacia la misoginia. Pero yo, aunque no siempre lo parezca, tiendo a ser una persona tolerante, paciente y cordial, y si tú me tratas mal, ni modo, no verás en mí más que el espejo en el que se refleja tu propia cobardía. No digo que sea un método infalible, pero a veces funciona. Este fue el caso. Casi dos años después distamos bastante de ser amigos, pero al menos somos capaces de mantener cierto nivel de conversación y hasta nuestras bromas privadas. Nuestra relación no pasa de cordial, pero tampoco traspasa la línea de la falta de respeto y la mala educación sobre la que él bailó durante meses, y creo que como poco he conseguido ganarme su respeto, que me pidiera disculpas y esta mañana me regalara una canción.

Suelo decirle que la música que él escucha me hace vomitar, directamente. Su grupo de referencia es la ELO y se muere por el rock sinfónico, aunque confiesa que en su juventud (es de edad imprecisa, lo mismo tiene 30 que 45), lo suyo era el heavy metal más extremo, pero no, ni por esas despierta mis simpatías (ya confesé en más de una ocasión mi debilidad adolescente por las melenas, los pantalones pitillo y las chupas de cuero).

Así que en esas estábamos, mostrándome su último fondo de escritorio, no sé qué pamplinas de "El mago de Oz", otra de sus incomprendidas fascinaciones, cuando de repente saca su mp4 y me pide que escuche una canción, que seguro me gustará. Que parece ser MClan ha sacado un nuevo disco y yo debo de tener pinta de que me guste MClan. Pero va a ser que no, y es la segunda vez en esta semana que digo lo mismo, que a mí lo único que me gusta (y mucho) de MClan, es Carlos Tarque. Lo más sexy que ha parido el rock español disculpando a Calamaro (que al fin y al cabo es argentino) y a Mike Ríos (juraré no haber dicho esto). Tengo  que puntualizar, que parece ser, como ya anticipaba Enrique Urquijo (cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario), que lo de pose sexy y desmelenada sólo es arriba, encima del escenario; que Nebroa lo confirma, que es un esgarramantas en toda regla (gracias Cactus por la palabra). Y ahora creo recordar que la lió parda hace algunos años en un pueblo con mar después de un concierto, la policía local de Gijón se las vio y se la deseó para reducirlo.

Pero A., no ceja en su empeño, y busca y rebusca entre su lista de canciones hasta dar con la que según su criterio hace juego conmigo, y de pronto dice muy ufano que con lo macarrilla que soy yo, a veces, matiza, y sólo musicalmente hablando, vuelve a matizar, y lo mucho que me gusta Springsteen, ésta no puede fallar. Esto me recuerda que este fin de semana, la parte femenina de los madrileños me dijo a modo de disculpa que ni yo pedí ni necesitaba, que ni se les había ocurrido preguntarme si hubiese o hubiera querido ir a ver a U2... porque como a mí sólo me gusta Bruce Springsteen... en fin... que el pobre alma de cántaro, no dudo que con la mejor de sus intenciones y su sonrisa más ensayada, me pone una canción de Carlos Goñi... a mí, Carlos Goñi, si es que...

Y yo que siempre sospeché que él y mi amiga Sal hubiesen hecho buena pareja, encuentro la señal definitiva.

Sal adoraba a Carlos Goñi, tenía (y supongo que aún conserva) todos sus discos y acudía a todos los conciertos (y a mí arrastrándome con ella). Hasta llegaba a encontrarle atractivo, y por ahí si que no podía pasar yo. Pero como era un quid pro quo, y para la próxima, que por cierto nunca llegaba, te debo una; allí estaba yo sabiéndome de memoria eso de que era tan sólo amor...

Y la ocasión llegó, quién me lo iba a decir, con las fiestas de mi pueblo. Durante una breve legislatura el ayuntamiento decidió tirar la casa por la ventana y situar a esa insignificante y absurda villa en el mapa de las giras de los grupos esos que suenan en los 40. Un año trajeron a Amaral, allá fuimos Sal y yo; otro a Victor Manuel, que tampoco es que tenga mucho mérito, que al fin y al cabo es del pueblo de al lado; otro, cómo no, a Revolver, y de nuevo en primera fila estaba Sal, y yo a su lado. Y por última vez, cuando ya el presupuesto municipal debía flojear y antes de consagrar los escenarios a los grupos locales (algunos incluso hasta dignos, otros no tanto, ejemplo del primer caso "La Col.l.a Propinde"; del segundo, por qué no decirlo, "Mokomitas"); decidieron traer a un tal Elliot Murphy, teloneado por unos tales "Stormy Mondays", y yo, yo vi la luz... y ésta me la debes.

En realidad tampoco tenía mucho mérito. Uno de los chicos de Jorge Otero, entonces, era paisano, el mismo que tuvo sus 15 minutos de fama, al menos aquí, con su "Asturiano en Madrid". Supongo que en tiempos de tanta 'leyenda urbana', la canción tenía su gracia, aunque yo nunca se la encontré. Siempre me gustaron más las "Leyendes urbanes" de Toli Morilla.

Y en una fría noche del mes de octubre, con Sal a mi lado con los morros llegándole al suelo, tuve el honor y el privilegio de ver a Mr. Elliot Murphy encima de un escenario acompañado del guitarrista francés ése tan guapo cuyo nombre no recuerdo nunca.

Obviamente estábamos cuatro gatos mal contados, y dos éramos nosotras, una de las cuales, Sal, no dejaba de preguntar qué coño hacíamos allí y quién eran esos tipos que ni siquiera cantaban en español... Los teloneros, Sal, los teloneros... lo bueno viene luego. Y cuando por fin aparece Elliot Murphy, Sal, cuyos morros seguían arrastrando el suelo, me dice que es imposible, cómo va a estar Tom Petty encima de un escenario en esta mierda de pueblo. Cuando le explico que no, que no es Petty, sino Murphy, Elliot, ella ni me escucha, está demasiado obnubilada por la presencia del guitarrista ése francés tan guapo, cuyo nombre nunca recuerdo, y que ella, creo, aún no ha olvidado.

Así que pese a todo aguantó estoicamente y cumplió con creces su promesa de que la próxima me tocaba a mí. No está mal, un concierto de Elliot Murphy a cambio de cinco de Revolver, uno de Maná, tres de Sabina, dos de Duncan-Dhu...

Aunque la que se fuera acompañada a casa esa noche, fuera ella...





P.D. Elke Sommer y Sharon Tate

Quisiera que alguien me esperara en algún lugar



Le robo el título a Anna Gavalda. Le tenía muchas ganas a ese libro, y hoy por fin lo he secuestrado en la biblioteca . He leído no más de cinco páginas de su primer relato (Pequeñas ocupaciones germanopradinas) y ya he caído rendida a sus pies...



"[...]Que os conmuevan con esas veladas prometedoras, esos hombres que os hacen creer que están solteros y un poco tristes.[...]


-[...]Me preguntaba si aceptaría usted cenar conmigo esta noche...

-[...]Pero al verla alejarse, me he dicho: no puede ser, me cruzo con una mujer en la calle, le sonrío, ella me sonríe, nos rozamos y vamos a perdernos... No puede ser, de verdad, es demasiado absurdo."











P.D. Viveca Lindfors





[Alguien me dice que los crisantemos tocan a muerto... pero los crisantemos son otoño, y como todos ustedes bien saben, las cosas buenas, de verdad, de la buena, siempre suceden en otoño]

En ocasiones es complicado esconderse detrás de una máscara y llega el momento de cambiarla.




Se habla y se comenta en un lugar ajeno del amor y de las costumbres. Yo afirmo que no me importaría que alguien se acostumbrase a quererme. Y alguien dice que vale, pero que eso no es lo mismo que quererte por costumbre. Puede que ciertamente no lo sea, no he vivido ninguna de esas dos situaciones, y en todo caso lo que para unos puede ser rechazable, para otros es bien recibido. Como no tengo nada... tener algo, aunque sea rutina, ya es un principio... parece ser.

Pero no, ¿qué significa exactamente tener algo o nada?, ¿qué entendemos por rutina?, ¿por costumbre? Al margen de que crea firmemente que están infravaloradas.

Yo he tenido mis pasiones, unas cuantas, bastantes, suficientes. Me he subido a la noria y esta a comenzado a girar a vertiginoso ritmo, hasta que sonaba la sirena y tocaba bajarse sólo para iniciar otro viaje subiéndose a ella de nuevo... Pero no he tenido un amor. Alguien que te espera a la salida del trabajo o que le roba diez minutos a éste para compartirlos contigo en cualquier esquina. No he compartido noche tras noche la misma cama (aunque a fuerza de costumbre prefiera dormir sola), sin tener que levantarme de madrugada; siempre ésta convertida en objeto de deseo. No he paseado, sencillamente a su lado, sin que haga falta cogerse de la mano y todas esas cursiladas, sólo sintiendo que está ahí y que no hace falta decir nada. Compartir un periódico y no tener que ocultar las cicatrices... Ser yo, simplemente... pero al lado de alguien.

Se trata sólo de eso, de haber elegido el nada, no de tenerlo. De haberse encaprichado con un sueño, chiquito, y no querer otro que no sea ése. De ser tan ilusa de seguir soñando y llegar a un estado de atrofia, no sé si emocional, pero sí al menos sexual; de ignorar completamente las señales, que sí, que me llegan, y que yo rechazo sistemáticamente. Aunque ése sea el mejor amante del mundo, cosa que en todo caso me permito dudar (sería complicado calibrar dónde se establece la excelencia en cuestiones de sexo). Aunque él me conozca tan bien que sepa exactamente que pulsiones tocar, su mano ha recorrido muchas veces el camino bajo mi falda. Aunque sepa que tú siempre has querido acostarte conmigo y yo siempre de la impresión de que no me doy cuenta y nunca hayas tenido el valor de decírmelo. Y tú, que sí lo tuviste, aunque tan sólo fuera porque yo te dije previamente que tenía ganas de follar esa noche, con cualquiera, incluso contigo; e incluso el de más allá, que tampoco ha dicho nunca nada y yo siga recreándome en mi presunta ignorancia. Aunque conseguir un polvo no especialmente horrible sea tan fácil, probablemente demasiado, con cualquier desconocido aparente en una barra de bar cualquiera una noche cualquiera. Aunque pueda descolgar el teléfono y deciros a ambos que ya está bien, que hemos esperado demasiado tiempo, tal vez años, que ha llegado el momento de explorar nuestros sexos o pueda llamarte a ti y decir que arranques el coche, que yo ocuparé el asiento trasero. Aunque sepa que el deseo es un arma poderosa y durante demasiado tiempo fue el que movió mis hilos convirtiéndome en marioneta, en barro moldeado a su antojo. Aunque pudiera decir aquí y ahora todas las presuntas depravaciones sexuales a las que me he sometido o me sometería. Aunque lo único que me apetecería hoy es colgar mi número de teléfono y que mi contestador se llenara de mensajes obscenos. Aunque ya decía Panero que no es tu sexo lo que en tu sexo busco... aunque contigo no me importaría hacer una excepción.





P.D. June Allyson

Lo peor no es el miedo, sino el entusiasmo que se esconde tras el miedo



Alguien me preguntaba hace poco dónde se acababa el personaje y dónde empezaba la persona, o al contrario, aunque creo que esto no viene a ser lo mismo. Y otro alguien, aún más recientemente, se escandalizaba por ciertas cosas escritas.

Cualquiera que escribe de forma pública tendrá sus motivos, que puede que no difieran tanto los unos de los otros. Por lo general elegirá un tema. Unos hablarán de cine, otros sobre la reproducción del berberecho salvaje y otros sobre sí mismos, o al menos una parcela de su vida. Creo que era Pérez Reverte el que decía ayer en 'El País' que lo bueno de la ficción es que te permitía hablar de ti mismo disfrazándote, distanciándote de lo que cuentas, partiendo de lo real hasta que todo parezca mentira o todo lo contrario.

Yo soy yo, la persona que en sus aburridas mañanas laborales (y algunas tardes) aquí escribe. Tengo un nombre y dos apellidos gemelos, y si me vieras por la calle no me reconocerías. No llevo la tristeza, ni la soberbia, ni la amargura escrita en la cara. Me levanto todos los días al son del despertador, desayuno a veces, me lavo el pelo a diario, me corto las uñas y hasta me pinto las de los pies. Le doy los buenos días al portero y tengo un sueldo a fin de de mes, una hipoteca y hasta un coche que me trae y me lleva. Tengo mis días, mis sonrisas, mis afectos y mis sueños. Mis tristezas, como todos, y mis filias, imagino que igualmente como todos vosotros. Un sentido del humor bastante retorcido, puede que parezca más seria de lo que realmente soy. Soy insegura, hipertímida, mido 175, tengo el pelo rizado y aunque no sería nunca Miss Universo, tampoco me llevaría el primer premio en el concurso de aspirantes a Miss Fea en las fiestas de mi pueblo.

Yo sé lo que cuento, por qué lo hago y a quién me dirijo. En el caso de que haya motivos o destinatarios, que no siempre. Y a veces digo tacos, sí, aunque allá fuera raramente lo haga. Porque parece que es terrible que haya dicho que quiero chuparte la polla en la última fila de un cine, o que me masturbo y he fingido orgasmos. 'Cómo te gusta provocar', me dice alguien. Y no, nada más lejos de la realidad. Más provocación es contar ciertas cosas que he contado sin decir, más provocación es decir que echo a alguien de menos (incluso a mí misma). Simplemente cuento lo que me da la gana, porque me da la gana y porque tengo en ese preciso instante ganas de contar lo que cuento y me importa menos que nada lo que tú, o él, o ella, o vosotros, penséis de mí.

Algunos de los que por aquí pasan me conocen, por muy distintos y variados motivos. Conocen a la persona real, a la de carne y hueso. A algunos les caeré peor, a otros mejor; cada uno se habrá formado su propia opinión sobre mí, sobre la persona real, la que está delante, o detrás, según se mire; porque lo primero que se hace, que se establece, es una línea divisoria; lo que aquí está escrito, acá se queda, no cruza esa línea. Yo soy esto, pero no sólo esto. Sería demasiado fácil sólo ser un personaje, demasiado atractivo... y muy aburrido.

El anonimato, hace mucho tiempo perdido, es lo que tiene. Ya lo conté hace tiempo... cómo dije, cierto: "estoy atrofiada emocionalmente, soy frígida, asexual y anorgásmica, torpe, patológicamente tímida, egocéntrica, envidiosa y un poco idiota. En definitiva, una inadaptada social..."

No, no estoy orgullosa de ello, simplemente lo asumo... y si estoy luchando por cambiarlo o mejorarlo no es algo que sea de la incumbencia de nadie, y ni mucho menos éste es el lugar para contarlo.

Todo lo demás... está en los libros. Y para las quejas y reclamaciones:

daeddalus@gmail.com


A veces, sucede... otras, nos quedamos en el intento (o simplemente con las ganas)





No he pedido empezar mejor la mañana, recibiendo una estupenda noticia laboral. En realidad es más posible que probable, pero menos es nada. Y como mañana no trabajo, aunque no haga huelga, tengo el día libre por otros motivos, no sé, no sé... algo habrá que hacer, que puede que llegado el momento no tenga nada que celebrar.


P.D. Glenda Farrell

lunes, septiembre 27, 2010

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?



"En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas."


Distancia justa de Cristina Peri Rossi






El sábado llegaron por sorpresa los madrileños, camino de Donosti desviaron el rumbo. El domingo debían de estar en Anoeta, presenciando el concierto de U2; y ya que se acercan al norte, dicen, qué menos que hacer una visita. Me gusta su espontaneidad, la misma de la que yo carezco; aunque pese a todo sepamos conjugar nuestras risas y me preguntan cómo estoy. Yo siempre estoy bien, al menos cuando me preguntan; pero sonrío demasiado, advierten, y yo sonrío demasiado cuando miento (y cuando no estoy bien).

Me arrancan promesas, conciertos y visitas. Muy pocas confesiones y en cambio muchos "estoy perfectamente", hábil que es una en echar cerrojos. En dos fines de semana, prometo. Y pienso en todo lo que puede pasar en dos semanas, o no. En todo lo que me gustaría que pasara... En la confusión de lenguas, de palabras encadenadas y de sexos. En corrientes divergentes entremezcladas. En la opresión y el naufragio, el despertar de volcanes dormidos... En naves ardiendo más allá de Orión.

Que alguien dijo que en realidad todo es cuestión de distancia...


P.D. Mylène Demongeot




[La androide soy yo... se entiende. A veces me planteo si seré humana]

Como Antonio Gamoneda, pido piedad para mi boca... liba, lame, y no necesariamente las sombras






"No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido".

Diario de un seductor de Leopoldo María Panero






Es domingo, pasa del mediodía, me siento a ver la tele. Es raro, yo nunca enciendo el televisor, pasa por ser un elemento decorativo más; pero no me gustan los domingos por la tarde, como a tantos, supongo. Sale en la pantalla Timothy Hutton, o alguien que me recuerda a Timothy Hutton. El actor. En realidad no soy capaz de recordar ni una sola película suya. O sí, porque de repente me viene a la memoria "Beautiful girls". Creo que ahí aparecían él y Uma Thurman, pero sólo lo creo, a lo mejor eran otros, no sé, tampoco voy a comprobarlo.

No recuerdo de qué iba la película, sólo retengo una imagen de Timothy Hutton y Uma Thurman, en el caso de que fueran ellos, sentados ante una barra de bar. Seguro que sonaría de fondo alguna canción que no recuerdo. Algo de Steve Earle hubiese ido bien.

Fue una de esas películas que C. y yo veíamos todos los lunes en la última sesión en los desaparecidos cines Hollywood. Recuerdo que salimos emocionadas y excitadas del cine, analizando cada escena y cada frase, prometiéndonos que tendríamos que verla de nuevo, recomendarla a todo el mundo. No sé ella, pero yo no cumplí mi promesa, no volví a verla, la olvidé... hasta ahora, hasta hace un rato que aparece alguien que se parece a Timothy Hutton, o tal vez él mismo, en la pantalla del televisor, y aunque no recuerde el argumento, ni sus actores, ni su banda sonora; sí recuerdo que me gustó, mucho. Curiosos los caminos de la memoria.

Me apetece volver a verla, y me apetece verla contigo. Sentarme a tu lado o que tú te sientes al mío. A lo mejor es una película que odias, o que has visto mil veces, o que desconoces por completo; a lo mejor, probablemente, lo último que deseas es sentarte a ver una película conmigo. Pero este es mi universo paralelo, aquí puedo imaginar que voy a ponerme a buscarla, sí, la bajaré de internet y la guardaré aquí, esperando que llegue ese momento. Tal vez mañana, en una semana o en meses. Tal vez no llegue nunca, aunque esa opción, esa palabra, esté desterrada en esta realidad alternativa.

Así que durante el tiempo que transcurra mientras termino de escribir esto y lo publico, busco una foto adecuada, un título, tal vez una canción que lo ilumine (puede que de su banda sonora, la que no recuerdo; es lo que tienen las canciones, que siempre encuentras alguna que dice por ti lo que tú no sabes o no quieres o no puedes decir), imaginaré que la película está esperando por nosotros.

Me entran ganas de contártelo, de decirte que estoy aquí en una tarde de domingo a punto de ser estrenada, delante del televisor donde sale un tipo que puede que sea o no Timothy Hutton. Que me acuerdo de esa película, de "Beautiful girls"; aunque ni recuerde a sus actores, ni a su música, ni a su argumento. Pero que recuerdo que me gustó... Como tú, que sé que me gustas aunque en realidad no te conozca ni sepa nada de ti. Y que me gustaría que estuvieses aquí o yo allí y poder ver juntos la película, aunque tú ya la hayas visto mil veces o la odies o te resulte indiferente. Y casi mejor así, porque probablemente la película hubiese sido sólo una excusa. Y no, que sí, que realmente me apetece ver la película contigo, ésta en concreto, no cualquier otra. Aunque en realidad también me gustaría meterme en cualquier cine, sentarnos en la última fila; en la pantalla una de esas películas de poco argumento y mucho ruido a la que no prestaríamos atención; porque lo que en un principio era ternura ahora es urgencia y deseo. Y desearía chuparte la polla hasta que tus gemidos quedasen ahogados entre los gritos que salen de la pantalla.

Porque eso es algo que nunca te he dicho, siempre midiendo mis palabras, tratando de no dar un paso en falso, no decir inconveniencias. Muy propio de mí decir lo que pienso pero nunca lo que siento... callarme las ganas y el deseo. Porque sí, porque en lugar de decirte que te tengo ganas y ni te imaginas cuántas, sólo acierto a contarte que te echo de menos, lo que obviamente es cierto, aunque sepa que ni lo uno ni lo otro tenga demasiado sentido.



viernes, septiembre 24, 2010

L'aldaba del tiempu



"When we were young, we pledged allegiance every morning of our lives
The classroom rang with children's voices under teacher's watchful eye
We learned about the world around us at our desks and at dinnertime
Reminded of the starving children, we cleaned our plates with guilty minds
And the stones in the road shone like diamonds in the dust
And then a voice called to us to make our way back home

When I was ten, my father held me on his shoulders above the crowd
To see a train draped in mourning pass slowly through our town
His widow kneeled with all their children at the sacred burial ground
And the TV glowed that long hot summer with all the cities burning down

And the stones in the road flew out beneath our bicycle tires
Worlds removed from all those fires as we raced each other home

And now we drink our coffee on the run, we climb that ladder rung by rung
We are the daughters and the sons, and here's the line that's missing

The starving children have been replaced by souls out on the street
We give a dollar when we pass, and hope our eyes don't meet
We pencil in, we cancel out, we crave the corner suite
We kiss your ass, we make you hold, we doctor the receipt

And the stones in the road fly out from beneath our wheels
Another day, another deal, before we get back home

And the stones in the road leave a mark from whence they came
A thousand points of light or shame, baby, I don't know."



No quiero que sea fin de semana, que mañana sea sábado y un domingo como tantos a la vuelta de la esquina.

No sé por qué me cuesta tanto, aún sabiendo, creérmelo; y obrar en consecuencia, claro.

Sigo esperando que pase algo...







P.D. Kathlyn Williams y Marguerite De La Motte

Ejercicio de aritmética



Me gusta conducir a solas, con la música a todo volumen... hoy escucharía Darkness on the edge of town (la canción), una y otra vez... sin rumbo, ni lugar donde llegar; sólo por el placer de devorar kilómetros...

Se ha pasado toda la noche lloviendo, me gusta la lluvia en la oscuridad... un cocktail de desperfectos físicos me ha dejado para el arrastre y yo sólo quiero subirme a un coche, aunque sea otro el conduzca hoy o tener un destino que alcanzar.

jueves, septiembre 23, 2010

Yo no lo sé de cierto, decía Jaime Sabines





Yo tampoco, pero sí sé que me gustaría averiguarlo.










P.D. Christine Carère

Anywhere but here





Cuando te fuiste... bien, sé que no te fuiste, que yo te invité a irte, pero queda más poético hablar de cuando te marchaste, que no de cuanto te echaron, sobre todo si fui yo la que te aparté de mi lado; no dudé ni durante una décima de segundo de que ésa fuera la decisión adecuada, lo mejor para ambos. Decidido de forma unilateral, pero olvidemos ese pequeño detalle.

Puede que no sea mujer de fuertes convicciones, pero pasó su tiempo antes de que me arrepintiera de la decisión tomada. No porque un buen día descubriera que te comenzaba a echar de menos, no, nunca lo hice, a la única que eché de menos era a la mujer que yo fui contigo, y como bien sabes eso nunca fue suficiente. Pero sí es cierto que un día me desperté con la firme convicción de que nadie me querría como tú lo habías hecho... Aunque eso tampoco resultara suficiente y haya comenzado a echar de menos a quien nunca he tenido.















En los cantos oscuros de los cuentos



Yo lo he hecho, lo hago, con cierta frecuencia. Dirigirme a alguien cuando escribo aquí. La gran parte de las veces el receptor, receptora o receptores no leen esto; así que mis palabras son no más que un ensayo previo de lo que puede que llegue a decir, o no, allá fuera.

Otras veces, pocas; puede que lo lean y se den por aludidos, o no. Nunca he preguntado. Imagino que todos, los que escribimos aquí, caemos alguna vez en ese juego, de contar sin decir y decir sin hablar.

A veces siento que yo también juego sin saberlo, pero no en el iniciado por mí, sino por otros. Y disculpen (la) mi presunción, pero, no puedo evitar tener la extraña sensación de que últimamente determinadas palabras en otras esquinas no son más que un aviso, dirigido a mí. Habré visto demasiada televisión.

No sé si alguien alguna vez pensó en mí al escribir algo, me hubiera gustado, en algunos casos... pero esta vez es diferente, creo... supongo.






P.D. Anne Shirle y Carole Landis

No soy una 'ha sido'. Soy una 'será'.







"Nos sentábamos en la cama mirando la televisión.
Ella decía: Cariño, cuando todo lo mío se derrumbe algún pedazo
acabará dándote a ti."

De Héroes - Ray Loriga



No sé que pensar... Tras verte ayer.

Sólo recuerdo que me debes un libro que te presté. Ni siquiera recuerdo cuál.



También he olvidado quién fui. Aunque sé que me gustaba.




Sobra todo lo demás (hasta el título)



Hoy es tu cumpleaños y lo propio sería felicitarte, ¿no?. Hey, tío, felicidades por tus recién estrenados 61 años, que cumplas muchos más (no sólo encima de un escenario) y que nosotros los veamos... Y hacerte una tarta brindando por tu salud y por el cirujano de Patti.

Pero no voy a hacerlo, o bueno, sí, you know, que te felicito y demás, happy birthday... Aunque tenga delito que se me olviden los cumpleaños ajenos (nunca el mío, a mi pesar) y en cambio siempre recuerde el tuyo. Que estaba pensando yo, de camino al trabajo, escuchándote afirmar lo duro que es ser un saint in the city, que hoy tenía que dedicarte el día, musicalmente hablando; aunque medio desayunara al son de Roberto Carlos y de la voz de un incierto vecino reclamando los abrazos de Lady Laura.

Que, obvio, tengo tantas cosas que agradecerte... Pero no, ni modo, aunque no vaya a culparte de todos mis errores, de mis fallos, de mis dudas y de mis miedos... sí puedo culparte de un buen puñado de cosas.

A saber... porque los mejores momentos de mi existencia los haya pasado en tu presencia; y lo demás no cuente. Que siempre haya deseado que mi vida fuera como aquel 21 de abril; aunque mi 21 de abril fuera un 7 de mayo, y no del 81, sino del 93; y me vuelva por completo idiota (más si cabe) y se me agoten las razones y argumentos y mis mejores noches fueron aquellas de mis trece años metida en mi cama con un viejo walkman y una cinta de 90 donde mi proveedor oficial de música no autorizada me había grabado "The river", y adelantaba y rebobinaba hasta quedarme dormida tras mis oraciones, tan sólo para escuchar 'Point blank' y 'Drive all night' una y otra vez. Porque me quedé pegada a un televisor en blanco y negro donde un tipo salía de debajo de un coche y le preguntaba a la chica si su padre estaba en casa, y a partir de aquel momento quise que mi vida fuese como una de tus canciones y cada vez que sonaba Roy Orbinson me acordaba de ti, estuviese donde estuviese. Porque llegaras a caerle bien a mi madre y que incluso reconociera tus canciones; y cuando se tienen quince años es imperdonable compartir simpatías con tus progenitores. Porque lloré, lloré y llorara (y aún lo hago) la primera vez que escuché que tenías un Chevy del 69 y creyese que la salvación estaba en la carretera, en huir de esta ciudad, en hacer una cruz por cada uno de mis amantes o tener una guitarra que nunca supe tocar mientas aprendía a decir que me quisieras tonight, for I may never see you again, entre fuegos de artificio y llegases a convertirte en la única reason to believe.

Porque odio (y el odio no es un sentimiento que practique a menudo) a cualquier jovenzuelo o jovenzuela que escuche "Thunder road" por vez primera, porque sólo hay una primera vez. Por la decepción que supuso "Working on a dream", tú que nunca me decepcionas y al que siempre perdono. Incluso que te casaras con aquella pelirroja que le robaste al bueno de Nils, a la que colaste en tu banda. La portentosa mujer que ni canta, ni toca la guitarra, ni se sabe muy bien qué pinta allí más que estar a tu vera. Porque un buen día me teñí de pelirroja y me paseé por el boardwalk de Asbury Park y juré, y aún lo juro, que I'll drive all night just to buy you some shoes, and I just wanna sleep tonight again in your arms, aunque me despierte día tras día y todo siga siendo igual aunque no seamos los mismos, y acabara por aprender más from a three minute record than I ever learned in school; aunque nunca consiguiera aprender a no rendirme.

Porque me he pasado media vida buscándote en otros, un tipo de voz ronca y mirada perdida; mientras otras mujeres soñaban con un handsome Dan o con tener en sus brazos a un good-lookin' Joe. Alguien que me diga que todo va a salir bien, que caminaremos hacía la luz del día aunque no sepamos si el amor es real y si nuestra suerte ha muerto (si es que alguna vez la tuvimos). Aunque estemos asustados y por una vez, what others may want for free, I'll work for your love.

Una vez juré que si al cumplir los 35 seguía aquí me vestiría de azul una noche cualquiera en un bar cualquiera, y ya sabes, if you're rough enough for love, honey I'm tougher than the rest... aunque tuviera que pagar a alguien para que lo fingiera. Ya ves, estimado Bruce Frederick Joseph Springsteen Zirilli, hasta que extremos me has hecho llegar.


[De banda sonora elijan ustedes la que prefieran, y si quieren, me lo cuentan]

miércoles, septiembre 22, 2010

Se admiten (y se ruegan propuestas)



Tres semanas de vacaciones por delante antes de fin de año, aunque una de ellas ya está reservada al estudio de la Ley de Contratos. Es triste, lo admito, pero qué hacer con el resto cuando no tienes ni un céntimo, ni planes, ni compañía...


P.D. Mylene Demongeot

Living on velvet





"Tell me lies later,
come and see me
I'll be around for a while.
I am lonely but you can free me
All in the way that you smile
Tell me why, tell me why."


Si se trata de miedos, no tengo rival. El miedo es mi sombra y mi reflejo en el espejo, el que se sienta a mi lado en el asiento vacío del copiloto al conducir y el que se acuesta todas las noches en el lado izquierdo de la cama. El que me despierta incluso antes de que suene el despertador.

Si se trata de oportunidad, tampoco. Siempre lo he tenido claro. Cuando a mi madre le brindaron la oportunidad de conceder dones a sus hijas no tuvo dudas. Una está acostumbrada a formular tres deseos, así que con el cuarto se tiende al despiste y a mí me tocó precisamente ése, la inoportunidad. Pero no, no a la forma de Jorge Drexler en sus "12 segundos de oscuridad", tan a tiempo, tan bienvenida y tan inoportuna. No, yo nunca llego a la hora prevista, o llego con retraso, o con adelanto, o no llego; y si lo hago, nunca en el momento adecuado, ni preciso, ni oportuno.

Y si hay algo que me guste menos de lo que yo me gusto a mí misma, es precisamente eso. Saber que de nuevo estoy fuera de lugar, incordiando, estorbando, importunando... aunque a veces lo disfrace de felicidad, que ya sabemos que a diferencia de la puta tristeza, sí tiene fin.







P.D. Dorothy Lee y Bert Wheeler

martes, septiembre 21, 2010

A penny for your thoughts



Esta tarde finalmente logré sentarme a estudiar. Ordené apuntes, desparramé legislación, afilé lápices y saqué los colores. 20 artículos, lo que me sitúa en el 40 de la Ley de Contratos del Sector Público. Primer objetivo cumplido.

Caminé durante horas hasta el agotamiento. El teléfono felizmente olvidado en la repisa, y ya de vuelta conseguí no tenerlo a mi vera y no dejar de mirarlo insistentemente con la ilusión de conjugar un temblor.

Tampoco bailé con él de mano en mano, paseando pasillo arriba, pasillo abajo entre dudas y números que finalmente ni suman dos, ni una voz que al otro lado dice 'hola'.

Pero no conseguí retener mis palabras, no del todo...


Y no he logrado sacarme esta canción de la cabeza.


¿Qué hay de cierto en la witch disfrazada de bitch, come on sugar darling let me sratch your itch?






Quiero que alguien me pague un billete de ida...

Ni capaz soy de mentirme a mí... a los demás, ni modo.




[Y no, esa vez no me importa que cueste trabajo]

La impaciencia... sí que ha sido mi fuerte





"Suave rumor de la maleza creciendo.
Sonidos de los que destruey el viento.
Llegan a mí como si yo fuera el corazón de lo que existe.
Quisiera estar muerta y entrar también yo en un corazón ajeno."

'Adioses del verano' de Alejandra Pizarnik




Será que aún traigo el rumor de las olas en mis oídos, que me he acordado de Javier Ruibal...






P.D. Paulette Goddard



[A veces las mentiras sientan bien, ¿no?]

lunes, septiembre 20, 2010

Hubiera querido más que esto y a la vez nada



Acabo de darme cuenta de que debo vivir en un universo paralelo. Regreso a casa y por las aceras y en mi misma dirección caminan muchas personas, pero muchas, de verdad de la buena... demasiadas, grupos de gentes, niños y mayores. Apenas son las once, es lunes y esto es Oviedo, no Times Square. Es raro... aunque mucho me temo que la rara soy yo, que no me entero hasta que escucho una conversación ajena en un semáforo de pasada. Un par de niños emocionados les preguntan a sus papás a qué hora empiezan "los fuegos". Y entonces es cuando recuerdo una conversación de esta mañana en el trabajo, la típica discusión entre las dos facciones antagónicas y enfrentadas, Oviedo versus Xixón discutiendo la calidad y cantidad de sus respectivas noches de fuegos artificiales. A saber, la de Oviedo es esta noche, o esta madrugada, a partir de la medianoche; y parece ser que la gente ya va buscando posiciones. También es cierto que recuerdo preguntarme a a mediodía por qué no permitían aparcar en mi calle... pero va a ser eso, yo habito un mundo paralelo alejado de las realidades cotidianas (y así me va).

A todo esto, a mí no me gustan los fuegos artificiales, aunque tampoco me disgusten, simplemente no me interesan. Pero como imagino que desde mis ventanas se verán y/u oirán, presupongo una noche larga de desvelo aunque pese a todo esté cansada, y justo ahora no precisamente de mí aunque venga de haber estado hablando durante algo más de una hora única  y exclusivamente de mi persona.

A veces cuando menos te lo esperas la vida te sorprende y te da regalos en forma de manos tendidas, complicidad o palabras que llegan de lejos (gracias a quien correspondan) y alguien se sienta frente a ti y con interés sincero pide que le cuentes. Aunque a mí me cuesta contar, y titubeo al principio, pero al final las ganas y el cariño me pueden, y hablo y cuento y señalo. Y lo que parecía extraño ya no lo es tanto al verbalizarlo; y las dudas y los temores que nunca faltan pasan a un segundo plano. Y el "y si" y el "qué pasaría si sí o si no" se convierten en certezas. Porque yo soy yo y estoy aquí, y aquí seguiré estando, recordando a Benedetti, ya saben, mi táctica es ser franca y saber que sos franco y que no nos vendamos simulacros, para que entre los dos no haya telón ni abismos, y hoy, mañana no sé, con eso me quedo. No sé qué es lo que tú esperas, quieres o deseas; en el caso de que conjugues alguno de esos tres verbos. Pero yo si sé, espero, quiero y deseo; y me falta tiempo para contártelo.







P.D. Dorothy Lee y Bert Wheeler.


[Regresaba a casa subiendo la calle El Rosal, que para los profanos viene a ser una calle con una elevada concentración de bares donde acuden los que son más jóvenes que yo. Aunque paso por ella con relativa frecuencia casi nunca lo hago de noche, por lo que siempre paso de largo y nunca me fijo en los locales, siempre cerrados a la luz diurna. Pero hoy, hace un rato, al regresar, sorteando adolescentes con minifaldas al borde del coma etílico, a mano izquierda en el sentido de mi marcha, me embargó la emoción al reconocer en el mismo lugar al bar más mítico de mi post-adolescencia. Seguía intacto, con sus bancos de madera corridos regados de cerveza. No pude evitar emocionarme al recordar las muchas tardes en las que tuve que discutir con mis compañeras de alevosías, que se negaban a pisar semejante antro de perdición lleno de macarras, ellas preferían bares más chic donde sus lazos de Don Algodón no desentonaran. Para mí en cambio era mi refugio, era mi música y mis melenudos preferidos; tuve una precoz inclinación por el rock y su actitud. Y es que de  mi debilidad por los macarras, seres en peligro de extinción, ya he hablado en otras ocasiones.]

Fuegos de artificio



Sé que algunos de ustedes lo comprenden y lo comparten... ¿A qué se le puede comparar la emoción de lo que se avecina?...

Si yo fuera ustedes no me molestaría en leer esto


Ayer tomé varias decisiones transcendentales. Entre otras, y por enésima vez, darle un vuelco a mi vida (que sé que no daré, pero al menos que se quede en el intento) y quedarme sólo con lo bueno. No en el sentido de mirar o tratar de ver la botella medio llena, que también, sino de no dedicar ni una milésima de segundo a lo malo, o a lo que no me aporta nada, o sólo me da quebraderos de cabeza; a apartarlo, a alejarme. Han pasado 24 horas, eran las 8:30 del domingo a la mañana, y no he cumplido absolutamente ninguna de ellas.

También me prometí que a partir de ese momento sólo bebería fanta de naranja. Ayer me pasé medio día con ganas de ella y no pude evitar pensar que me gustaría que la vida fuese como una fanta, que al fin y al cabo es algo muy simple, agua, burbujas, toneladas de azúcar y color naranja. Aunque me esté quitando del azúcar y el color naranja nunca me haya gustado.

Igualmente me prometí no volver a alcoholizarme nunca jamás... no, tampoco lo cumplí, aunque me da en la nariz que ésta va a ser la única promesa que se torne en verdad. Aunque por lo pronto ayer tarde volviera a incumplirla y aunque mi inicial propósito era obivamente beber fanta, de naranja, alguien me convenció, aún no me explico cómo, de que la mejor forma de combatir una resaca era encadenarla con otra.

Así que aquí estamos, lunes, pasando de las 8:30 de la mañana. Llevo una hora delante de una pantalla en blanco en una oficina casi vacía. Aquí mañana es fiesta local y gran parte del mundo mundial se ha cogido un puente, excepto yo, que aún tengo tres semanas de vacaciones para gastar antes del fin de diciembre y no tengo ni la más mínima idea de qué hacer con ellas (sé en todo caso lo que me gustaría hacer, que soñar es gratis y a mí, por cierto, cada día me resulta más fácil).

Tercera promesa. No juzgar, cultivar la empatía, librarme de prejuicios, tratar de que la gente, sus vidas, sus coches y sus casas, no me resulten tan feas. Ser capaz de mirarme en el espejo y sonreírme y sacarme la lengua. Ser capaz de aceptar mis defectos, reconocer mis virtudes y que la gente que me recuerde a mí comienze a gustarme. No juzgar, que ya lo he dicho, y no calificar de cobardía, ajena, las actitudes que no entiendo. Que esa es otra, se me llena la boca tachando de cobarde a determinadas personas o determinados gestos. Que acá, la valiente, asume, se enfrenta y no se calla jamás. Bang, y yo me lo creo.

A veces, demasiadas, se me olvida que no soy quién para juzgar a los demás. Para decidir qué es lo correcto y qué no lo es. Puedo determinar lo que yo haría en determinada situación, o lo que no haría, o lo que me callaría; pero no tengo derecho, aunque se me olvide, a hacerlo con los demás. Pero lo hago, claro, continuamente; y como si fuera niña de cinco años a la que le quitan los sugus de cereza, me enfado y decido que es injusto (que la vida siempre lo es), y que es cobarde, y que es indigno, de mí, obvio. Y después me enfado conmigo, y considero que ahora soy yo la indigna , y la injusta y la cobarde, por no poder saber o querer o poder admitir que no tengo autoridad alguna para que el mundo, o la parte que yo elija de él, que al fin y al cabo siempre se reduce a lo mismo, baile a mi son. Así que me enfado por vez tercera y callo, aunque no del todo, y acepto, aunque no quiera aceptar, y por tanto tampoco del todo. Y me prometo, lo que no quiero promerter y a duras penas cumplo. Supongo que sé, como siempre, que todo es cuestión de tiempo. Pero el tiempo es lo que se escapa, tiempo es lo que no me sobra y tiempo es justo lo único que no puedo ofrecer, creo, tal vez... supongo, no sé.

Y vuelvo a enfadarme por cuarta vez; conmigo, obvio. Tres contra uno. Me siento egoísta e inútil e infantil, por no querer aceptar una realidad que no me gusta, como si ésta pudiese ser moldeada a nuestro antojo. Que una tiene sus años y sus barras y no es tan tonta como a veces aparenta, o sí, quién sabe, pero no es el caso. Pero no puedo evitarlo, estoy demasiado cansada, y me asusta, y mucho, lo que me está pasando. ¿Dónde está todo ese cinismo, todo ese pragmatismo del que siempre hacia gala? ¿Dónde está la promesa que me hice ayer, por enésima vez, de no perder el tiempo ni hacérselo perder a nadie?

No sé lo que me está pasando, pero no me gusta. No me gustan las cosas que no puedo nombrar, etiquetar o clasificar. No sé cómo definirlo. Cómo voy a luchar contra algo que ni siquiera sé cómo se llama. No puedo teclearlo en Google, hacer click y buscarle soluciones, armas con las que combatirlo, terapia o ayuda. Porque vuelvo a pensar que quiero vivir en un mundo de color naranja, con burbujas y toneladas de azúcar, ése en el que parecen vivir los que me rodean, que puede que ni siquiera sean más felices, puede que sólo lo finjan o que se conformen o que no se cuestionen o pregunten.

Porque yo me pregunto y cuestiono continuamente. No puedo, no quiero y por tanto no puedo, evitarlo. Pero no busco respuestas, o sí, algunas veces, no todas, no vayan a no gustarme. Quién es ahora la cobarde. Y claro, duele, cuando de repente alguien contesta por ti. Y justo en el instante en el que E. lo hizo, ayer, decidí seguir su consejo de combatir una resaca provocando otra.

Porque él me cuenta lo fenomenal, pero fenomenal, que se encuentra, o se obliga a encontrarse, que no es lo mismo, pero casi. Y yo me alegro, de veras, de verdad de la buena. Y claro, luego me toca a mí contar, y no puedo mentir y decir lo que no es cierto, que eso no va conmigo. Pero tampoco me apetece, poque me parece todo tan raro... y aunque comienzo a hablar, lo hago por el final y a medida que retrocede la historia voy tergiversándola, omitiendo detalles, probablemente los más fundamentales; dejando al final un breve esbozo, el esqueleto de unos días. Y él asiente, no sabe, claro, que no lo estoy contando todo. Pero tengo capacidad de síntesis y lo fundamental está ahí, porque lo fundamental soy yo, en realidad el resto es accesorio. Mi egocentrismo no tiene límites, todo gira en torno a mí, Yo, mi, me, conmigo...

Y él me recuerda, lo que decía hace un par de meses, lo que daría por sentir algo, por volver a dibujar un mapa, por fijar coordenadas de ilusiones, poco importa la irrealidad o inexactitud de éstas... que él es todo un experto en tejer sueños y dibujar realidades paralelas. Sí, es cierto, eso decía... Por eso mato, llegue a afirmar. Aunque sea sin deriva, sin llegar a buen puerto. Sólo por sentirme viva. Y sé que en realidad es eso, que tenía demasiadas ganas, y demasiados sueños y estaba demasiado sola y los cantos de sirena se estaban haciendo atronadores.

No tiene nada de malo, dice E., perder la cabeza por momentos si uno es capaz de recuperarla al instante, si uno es consciente de que la está perdiendo, de que todo pasa y todo llega. O darse un plazo razonable. Y le pregunto cuál es ese plazo, el razonable. ¿Una semana, unas horas, un día, seis meses? Él no sabe, dice... que esas cosas se sienten o se saben, que puede ser una semana, o tal vez un mes; no es una fórmula matemática. Y lo siente, dice que lo siente; no que no sea una suma, no que uno más uno no sumen siempre dos... Y no sé qué es lo que siente. No hay nada que sentir, y odio que alguien me compadezca por motivos por los que ni yo misma lo hago. Porque yo no me doy pena, ni lástima y no quiero que tampoco otros lo sientan. Aunque a veces no lo parezca.

Así que cerramos en falso el tema, y como comenzamos a hablar de libros y me recomienda no se cuál de no sé quién, que a él le recordó a Eduardo Mendoza, que surja lo que surje es inevitable... ¿Has sabido algo de? Y la respuesta, obvia, sin noticias de Gurb... Y tanto que sin ellas, que casi ni recuerdo quién o qué era Gurb, porque a veces llegué a pensar que más que hombre, no digamos ya ser humano, era una inteligencia artificial... pero de eso hace tantos meses, o eso me parece, aunque probablemente no hayan pasado más de cuatro.

Y ambos fruncimos ligeramente el ceño al mencionar a Gurb, por motivos diferentes y entrelazados, una especie de desagrado compartido. Que los hombres somos muy simples, Dae, aunque tú siempre te hagas la loca y no te des por enterada. Y como justo en ese momento mete gol el 'Atleti' y aunque a ninguno nos interese demasiado el fútbol le tenemos cierta simpatía, nos despistamos, o eso parece, o eso intento y obvio el comentario. Pero parece que él no.

Es lo que te comentaba antes, retoma tras el gol. La opción más fácil es la acertada. Que los hombres somos muy simples, repite. Y recalca el somos, no vaya yo a excluirle. No estoy de acuerdo, él no es simple, o bueno, tal vez sí, para algunas cosas; que para otras es exactamente igual de complicado que yo. O a lo mejor soy yo la simple... Pero le entiendo, muy a mi pesar. Y es la segunda vez en pocos días que alguien, un hombre; me dice lo mismo hablando de lo mismo.

Los hombres somos simples. Acéptalo, revuélvelo, mézclalo, tómalo como el tequila de un golpe y sin pensarlo; pero creételo. Y no, esta vez no, no me viene en gana. Que puede que sea cierto, que haya hombres, que haya personas en las que si sumas uno más uno nunca obtengamos como resultado uno y medio. Pero habrá otras, digo, que no; y son las que suelen gustarme a mí. Tú no eres simple, y por eso me gustas... supongo.

No sé, hace rato que me he dispersado. Estoy demasiado confusa esta mañana y hace tres párrafos que me he perdido y he olvidado a dónde quería ir a parar. Sólo estoy pensando en que se termine el día, laboralmente hablando; comerme un filete (aunque yo nunca coma carne) y pasar la tarde, no se en qué, pero que pase.




[Una vez pasé lista, is there anybody alive aout there?... Acá, en el blog. No recuerdo la entrada, podría buscarla, pero no... y tú te preguntabas si sabía que existías]


P.D. Clara Bow

domingo, septiembre 19, 2010

Nos hemos reconocido... hemos desaparecido



Quiero que me devuelvan esa parte de ese sueño chiquito que era mío por entero.
No quiero sentir, ni doler, ni pensar... no quiero estar, pero tampoco evitarlo.



P.D. Elke Sommer

What's a simple man to do


La primera decisión que tomé a la hora de reformar el cuarto de baño fue que quitaría la bañera para ganar espacio y me quedaría con una ducha. De tener que elegir prefería lo segundo que lo primero y supongo que fue una buena decisión de la que nunca me he arrepentido... hasta hoy.

Esta mañana hubiese deseado tener una bañera en la que sumergirme durante horas, pero tuve que conformarme con una ducha de casi veinte minutos, que nunca será lo mismo y de la que salí con la piel ardiendo y el mismo dolor de cabeza con el que entré. Juro que nunca bebí tan poco y me sentí tan mal. Consejo que seguro todos conocen, no beban jamás con el estómago vacío.

Qué es lo peor que puede suceder en una mañana de domingo de espantosa resaca... que salga el sol. Que en esta Asturias nuestra a punto de ser visitada por el otoño, ayer vi las primeras castañas alfombrando el Campo San Francisco, brille un sol que te empuja a sus calles y fuera de la cama, no sólo en busca de aspirinas.

Y cómo el mejor método que conozco para combatir el dolor de cabeza es bailar, aprovechando la ausencia de vecinos a izquierda y derecha, invito a Steve Earle a que se pase por casa. No debe tener nada mejor que hacer este domingo, así que decide quedarse y le invito a comer y le llevo de paseo por el Parque de Invierno y ahora me acompaña en la espera, de nuevo en modo on, y me invita a bailar... ¿Bailas?.

Sí... tú. Y no me digas que eres tímido, que eso ya no cuela... 




Que de lo simples que son los hombres hablaré, quién sabe, tal vez mañana...



P.D. Joan Crawford

A Dios pongo por testigo...



Esto... que mejor no cuento nada y le dejo a D. Luis que haga la crónica con luz y taquígrafos... Sólo quiero que conste en acta que ya comienzo a entender a Demi Moore...


P.S. Voy a buscarme una farmacia de guardia a comprar aspirinas.

viernes, septiembre 17, 2010

Entá nun sabes de mio más que los llabios y la risa que pongo nos minutos cimeros de l’angustia (*)


Llueve en una ciudad engalanada y yo llego a casa forzando la sonrisa, la música que suena en mis oídos ayuda; aunque sea poco más que una mueca, un triste esbozo, gimnasia bucal; me obligo, ya desentono bastante con el ambiente festivo por mis vaqueros desvaídos y mi cuero negro.

Se me había olvidado lo guapa que se pone la gente en esta ciudad. El rímmel corrido, la lluvia que me empapa, el paraguas olvidado quién sabe donde. Y sonrío, aunque no tenga motivos. Rememoro la conversación dejada atrás o más bien el monólogo del que fui espectadora y oyente. Lo poco que yo dije y lo mucho que me hubiera gustado decir. Pero dejo que sean los otros los que cuenten, y aunque no me importen ni lo más mínimo sus cuitas vitales escucho pacientemente, opino, contesto y me posiciono.

Cuando finalmente me preguntan cómo me va todo, sólo acierto a decir que bien, sin cambios, sin novedades, con la misma ausencia de afectos y los mismos temores. Y no cuento porque pienso  que si a mí poco o nada me interesan sus vidas, por qué van a interesarles a ellos la mía. Que de sobra sé a nuestros años que el interés no es sincero y que lo que hace juego con el logo de mi camiseta y el carmín de mis labios es que cuente alguna anécdota divertida acerca de algún administrado, historias laborales de ventanilla y vuelva usted mañana, alguna broma cruel sobre mi estimado compañero de fatigas o las últimas novedades del catálogo Ikea 2011 que ya me sé de memoria.

Ejecuto mi papel, con cierta torpeza, todo hay que decirlo y pese a ello todos aplauden con risas y carcajadas mi brillante actuación. Cuento lo de aquél tipo que me regaló bombones o el de la cuarta que me tira los tejos y me busca con excusas y me invita a cafés que no me gustan, o aquél que me subió los colores, o la última excentricidad de la Viudita Alegre o lo del último reloj que se compró A. en China vía internet. Recibo palmaditas en la espalda y la sonrisa cómplice del camarero que me sirve el segundo gin-tonic mientras busco en el fondo del vaso de ginebra el tiempo que siento estoy perdiendo ahí sentada aunque nadie me espere para cenar en casa. Y como atendiendo a mis derivas llama E., así que cedo el testigo de bufón de la corte a otro probablemente mucho más divertido que yo. Parece quiere rescatarme, tomar un cafelito, salir de esta ciudad; su casa puede ser un buen refugio en esta noche de viernes sin nada mejor por hacer.

Pero comienza a hablar, a contar y a decir; más de lo mismo, lo de siempre y sé que él tampoco... y le quiero, aunque me agota, y yo hoy necesitaba ser la protagonista de todos los dramas, el personaje secundario, la sombra de Edward G. Robinson. Ni modo, me alejo hacia la puerta y me despido con un gesto de la mano, mientras escucho pacientemente la voz que llega al otro lado del teléfono intercalando monosílabos. El único que parece percatarse de mi huida es el camarero, el único al que le devuelvo la sonrisa, la misma con la que salgo a la calle ya transformada en mueca.

Me despido a su vez de E. con la manida excusa del no eres tú, soy yo; hoy no sería buena compañía (la misma que me hace reír a carcajadas cuando la escucho en otros); y me arranca la promesa de compartir la tarde del domingo, acepto, pero no prometo. Me pierdo entre el gentío, que es casi multitud, entre los paraguas ajenos, me aíslo con música en mis oídos e inicio el ascenso hasta mi calle, aquí siempre se trata de subir o bajar. Sigue lloviendo y paso a paso voy empapándome mientras Steve Earle dice que la lluvía llega como un ángel caído, y desearía encoger con ésta, hacerme pequeñita, desaparecer... Y por enésima vez en estos días me acuerdo de ti, como si no tuviera nada mejor en lo que pensar, como si no tuviera a nadie a quién recordar but you. Un extraño irrumpiendo sin permisos en una parte de mi vida que creía muerta, cuando ya nada queda de mí, cuando ya soy otra...
[Te debía una canción... quid pro quo]








"To a lonesome dark-eyed beauty 
on a far-off avenue 
I woke from a dream late last night 
and wanted to tell you 
When you're feelin' lonely 
when the walls around you break 
When you need someone to help you 
and heal the ache within your ache 

O let me feel your thunder 
O let your raindrops fall 
It's not a cloud this feeling that I'm under 
maybe we'll see rainbows after all 

Will you come to me in riddles 
Will you come to me in rhyme 
Will you take me on a journey 
through the netherworlds of time 
Will you let me climb your mountain 
can I swim beneath your sea 
Will you let me enter deep within 
your own infinity 
Will you bring me to your altar 
when the evening sun goes down 
where the poets weep and angels wait 
underneath your wedding gown 

Will you touch me with your midnight 
Will you speak to me in tongues 
Will you take me to your garden 
when the time for moon light comes 
Will you offer me resistance 
Will you laugh and turn me in 
when the echoes of my fingers 
cross the borders of your skin 
Will you hold me in the ether 
when I kiss your sacredness 
Will you still believe me when I untie 
the ribbons on your dress 

You don't have to be specific 
You don't have to be immense 
You don't have to mount 
or circumvent an NFL defense 
Will you stop and turn your back 
on the offerings I give 
Will you smile and turn and show me 
secret places where you live 
Will you lead me on a voyage 
Will you take me on a trip 
through the back roads and the highlands 
'round the landscape of your lip 
Will the palace doors be open 
Will you offer me the key 
Will you leave it just outside 
the garden gate for me."



Lonesome dark eyed beauty - Willie Nile





P.D. Ginger Rogers



* Versos robados a alguien que probablemente a su vez también los robó...

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