La distancia adecuada
Iba a ir a Madrid este fin de semana. Nada me gusta más que un fin de semana madrileño empapándome de asfalto y con alojamiento gratis. Exposición, teatro, calle Serrano arriba y abajo, parada obligatoria en Loewe, algún concierto, muchas cervezas y la noche que allí tiene caras distintas. Con mi plan anticrisis orientado a convertirme en futura hipotecada me saqué el billete en el Alsa, y ahora acabo de anularlo, se quedan con un 10%. Soy redomadamente imbécil, además pierdo dinero... pero no sería buena compañía, ni siquiera para mí misma. También he dado por perdido el plan de febrero, he sido nominada como madrina, pero lo seré en la distancia, a 2.000 km. Ahora sólo quiero meterme en la cama, dormir, que no suceda lo de ayer y que mañana suene el teléfono y al otro lado esté el anuncio de que si bien no todo, algo si va a cambiar.
Y la distancia adecuada, como canta la Rosenvinge, es en este caso la que me separa de ti. Ahora sólo me queda ser capaz de recorrerla una vez he conseguido interponerla, aunque para ello mi presente se reduzca a la renuncia, el precio, supongo, que siempre toca pagar.