En los últimos tiempos asisto
estupefacta a la lectura ajena de cuitas y desgracias amorosas ajenas. Entiendo
que cada cual escribe de lo que bien le viene en gana y no soy yo la más
indicada para dar lecciones de pudor a nadie cuando aquí y ahora he contado
todo lo contable…
No sigo demasiados blogs, al
menos no de forma rutinaria y constante, más allá de unos cuantos de cocina y
otros tantos de moda con outfits imposibles. Me fascinan tanto los delantales
almidonados como los zapatos de Prada, pero de cuando en cuando sí visito a los
y las habituales y aunque sólo sea tirando del hilo voy descubriendo nuevas
lecturas. En ocasiones de escasos minutos, otras pueden durar horas.
Parto de la idea de que el
exhibicionismo es ingrediente necesario, nunca suficiente, para crear un blog;
y reitero lo anterior, que cada cual hable de lo que quiera y allá sus lectores
si lo encuentran ameno y/o interesante. Mismamente me sorprende que alguien
pueda llegar a leer lo que aquí está escrito, pero ya se sabe, hay gente pa’to,
y agradecida que está una, no lo duden.
Otro ingrediente fundamental es
la mentira. Nuestras vidas son rutinarias, aburridas, predecibles, en la mayor
parte de los casos faltas de sensibilidad y menos gusto. Desde luego tampoco
poseemos el armario de Olivia Palermo o la cocina de Martha Stewart, y ni falta
que nos hace, oigan; que para eso está la imaginación, para cubrir los huecos
que una realidad si no triste, sí gris, nos deja.
Se puede mentir, adornar la
realidad o directamente inventársela. Ejemplos hay a montones y no seré yo
quien abra la caja de Pandora. No hay que olvidar que el primer gran blog era
el diario de una mujer gorda que ni era mujer ni estaba gorda, pero que tenía
talento. No es lo mismo que quien cuelga fotos, entre otras, de la hermanísima
Pippa Middelton y las hace pasar por su persona, ¿acaso sus lectores no hojean
el Hola?
Mientan, desahóguense y cuenten
sus miserias, pero no lo olviden; háganlo con elegancia.
Y por favor, que no se les note…
Un consejo por cierto que nadie
ha pedido…Ésta no es la vida real, ésta es la vida que yo cuento que vivo, no
la revuelvan y la mezclen con la que se vive una vez se aleja uno de la
pantalla del ordenador.
P.D. Vilma Banky.