El sábado llegaron por sorpresa los madrileños, camino de Donosti desviaron el rumbo. El domingo debían de estar en Anoeta, presenciando el concierto de U2; y ya que se acercan al norte, dicen, qué menos que hacer una visita. Me gusta su espontaneidad, la misma de la que yo carezco; aunque pese a todo sepamos conjugar nuestras risas y me preguntan cómo estoy. Yo siempre estoy bien, al menos cuando me preguntan; pero sonrío demasiado, advierten, y yo sonrío demasiado cuando miento (y cuando no estoy bien).
Me arrancan promesas, conciertos y visitas. Muy pocas confesiones y en cambio muchos "estoy perfectamente", hábil que es una en echar cerrojos. En dos fines de semana, prometo. Y pienso en todo lo que puede pasar en dos semanas, o no. En todo lo que me gustaría que pasara... En la confusión de lenguas, de palabras encadenadas y de sexos. En corrientes divergentes entremezcladas. En la opresión y el naufragio, el despertar de volcanes dormidos... En naves ardiendo más allá de Orión.
Que alguien dijo que en realidad todo es cuestión de distancia...
P.D. Mylène Demongeot
[La androide soy yo... se entiende. A veces me planteo si seré humana]
Es domingo, pasa del mediodía, me siento a ver la tele. Es raro, yo nunca enciendo el televisor, pasa por ser un elemento decorativo más; pero no me gustan los domingos por la tarde, como a tantos, supongo. Sale en la pantalla Timothy Hutton, o alguien que me recuerda a Timothy Hutton. El actor. En realidad no soy capaz de recordar ni una sola película suya. O sí, porque de repente me viene a la memoria "Beautiful girls". Creo que ahí aparecían él y Uma Thurman, pero sólo lo creo, a lo mejor eran otros, no sé, tampoco voy a comprobarlo.
No recuerdo de qué iba la película, sólo retengo una imagen de Timothy Hutton y Uma Thurman, en el caso de que fueran ellos, sentados ante una barra de bar. Seguro que sonaría de fondo alguna canción que no recuerdo. Algo de Steve Earle hubiese ido bien.
Fue una de esas películas que C. y yo veíamos todos los lunes en la última sesión en los desaparecidos cines Hollywood. Recuerdo que salimos emocionadas y excitadas del cine, analizando cada escena y cada frase, prometiéndonos que tendríamos que verla de nuevo, recomendarla a todo el mundo. No sé ella, pero yo no cumplí mi promesa, no volví a verla, la olvidé... hasta ahora, hasta hace un rato que aparece alguien que se parece a Timothy Hutton, o tal vez él mismo, en la pantalla del televisor, y aunque no recuerde el argumento, ni sus actores, ni su banda sonora; sí recuerdo que me gustó, mucho. Curiosos los caminos de la memoria.
Me apetece volver a verla, y me apetece verla contigo. Sentarme a tu lado o que tú te sientes al mío. A lo mejor es una película que odias, o que has visto mil veces, o que desconoces por completo; a lo mejor, probablemente, lo último que deseas es sentarte a ver una película conmigo. Pero este es mi universo paralelo, aquí puedo imaginar que voy a ponerme a buscarla, sí, la bajaré de internet y la guardaré aquí, esperando que llegue ese momento. Tal vez mañana, en una semana o en meses. Tal vez no llegue nunca, aunque esa opción, esa palabra, esté desterrada en esta realidad alternativa.
Así que durante el tiempo que transcurra mientras termino de escribir esto y lo publico, busco una foto adecuada, un título, tal vez una canción que lo ilumine (puede que de su banda sonora, la que no recuerdo; es lo que tienen las canciones, que siempre encuentras alguna que dice por ti lo que tú no sabes o no quieres o no puedes decir), imaginaré que la película está esperando por nosotros.
Me entran ganas de contártelo, de decirte que estoy aquí en una tarde de domingo a punto de ser estrenada, delante del televisor donde sale un tipo que puede que sea o no Timothy Hutton. Que me acuerdo de esa película, de "Beautiful girls"; aunque ni recuerde a sus actores, ni a su música, ni a su argumento. Pero que recuerdo que me gustó... Como tú, que sé que me gustas aunque en realidad no te conozca ni sepa nada de ti. Y que me gustaría que estuvieses aquí o yo allí y poder ver juntos la película, aunque tú ya la hayas visto mil veces o la odies o te resulte indiferente. Y casi mejor así, porque probablemente la película hubiese sido sólo una excusa. Y no, que sí, que realmente me apetece ver la película contigo, ésta en concreto, no cualquier otra. Aunque en realidad también me gustaría meterme en cualquier cine, sentarnos en la última fila; en la pantalla una de esas películas de poco argumento y mucho ruido a la que no prestaríamos atención; porque lo que en un principio era ternura ahora es urgencia y deseo. Y desearía chuparte la polla hasta que tus gemidos quedasen ahogados entre los gritos que salen de la pantalla.
Porque eso es algo que nunca te he dicho, siempre midiendo mis palabras, tratando de no dar un paso en falso, no decir inconveniencias. Muy propio de mí decir lo que pienso pero nunca lo que siento... callarme las ganas y el deseo. Porque sí, porque en lugar de decirte que te tengo ganas y ni te imaginas cuántas, sólo acierto a contarte que te echo de menos, lo que obviamente es cierto, aunque sepa que ni lo uno ni lo otro tenga demasiado sentido.
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.