miércoles, septiembre 22, 2010

Se admiten (y se ruegan propuestas)



Tres semanas de vacaciones por delante antes de fin de año, aunque una de ellas ya está reservada al estudio de la Ley de Contratos. Es triste, lo admito, pero qué hacer con el resto cuando no tienes ni un céntimo, ni planes, ni compañía...


P.D. Mylene Demongeot

Living on velvet





"Tell me lies later,
come and see me
I'll be around for a while.
I am lonely but you can free me
All in the way that you smile
Tell me why, tell me why."


Si se trata de miedos, no tengo rival. El miedo es mi sombra y mi reflejo en el espejo, el que se sienta a mi lado en el asiento vacío del copiloto al conducir y el que se acuesta todas las noches en el lado izquierdo de la cama. El que me despierta incluso antes de que suene el despertador.

Si se trata de oportunidad, tampoco. Siempre lo he tenido claro. Cuando a mi madre le brindaron la oportunidad de conceder dones a sus hijas no tuvo dudas. Una está acostumbrada a formular tres deseos, así que con el cuarto se tiende al despiste y a mí me tocó precisamente ése, la inoportunidad. Pero no, no a la forma de Jorge Drexler en sus "12 segundos de oscuridad", tan a tiempo, tan bienvenida y tan inoportuna. No, yo nunca llego a la hora prevista, o llego con retraso, o con adelanto, o no llego; y si lo hago, nunca en el momento adecuado, ni preciso, ni oportuno.

Y si hay algo que me guste menos de lo que yo me gusto a mí misma, es precisamente eso. Saber que de nuevo estoy fuera de lugar, incordiando, estorbando, importunando... aunque a veces lo disfrace de felicidad, que ya sabemos que a diferencia de la puta tristeza, sí tiene fin.







P.D. Dorothy Lee y Bert Wheeler

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