Nunca es tarde si todavía estás a tiempo
Ayer nos sentamos los tres. Uno al lado del otro. Enfrente yo. Cuatro botellas de sidra para ellos y una coca-cola para mí. Me sentí rara. Me gustó. Dos partes de mi vida unidas por primera vez. De las más importantes, una desde hace 19 años, la otra no llega apenas a los seis meses.
Es un encanto, dijo...
Habrá que repetir... y que Don Julio hable por él.