(Maybe) Our time
Ha sido escuchar esta canción esta tarde y enamorarme de ella... Con tu permiso (o sin él), me la apropio.
P.D. Marilyn Monroe
Ha sido escuchar esta canción esta tarde y enamorarme de ella... Con tu permiso (o sin él), me la apropio.
P.D. Marilyn Monroe
Publicado por Daeddalus 8 perdidos en el laberinto
Etiquetas: High fidelity, Persigo un sueño... mañana seguiré
Y hablando de Springsteen y de 'Glee', aunque la original sea insuperable la camarera de 'Pushing daisies' (Kristin Chenoweth será por los restos la camarera de 'Pushing Daisies') y Mr. Schu se lo han currado.
Aunque con el original no haya competencia posible. ¿Que no me creen? Vean esto (aunque sea la décima vez que cuelgo este vídeo aquí... Bufff...
No comment...
Publicado por Daeddalus 4 perdidos en el laberinto
Etiquetas: Enciende y vámonos, It's only Rock'n Roll (but I like it)
Para que luego me pregunten por qué me gusta 'Glee'. Sólo por ver a Don "Jon Hamm" Draper cantando el "Born to run" con la inestimable ayuda de Tina Fey merece la pena.
P.D.1 Entrada de la retransmisión de los premios Emmy 2010 anoche.
P.D. 2 Gracias a mi chico raro favorito, que me pasó el enlace.
Publicado por Daeddalus 0 perdidos en el laberinto
Etiquetas: Enciende y vámonos, It's only Rock'n Roll (but I like it)
Tenía una entrada pendiente, la segunda parte de las series a las que estoy encadenada. Y sí, sé que a nadie le importa. Pero cumplo mis promesas... algunas... generalmente.
Pero no va a ser ahora, que el Jefe acaba de invitarme a un café, y aunque no me guste el café es mi jefe, y aunque no fuera mi jefe...
Me había quedado en "True blood", creo...
Les dejo con Peggy "Elisabeth Moss" Olson, una de mis chicas 'Mad men' favoritas y que ayer en la gala de entrega de los Emmy estaba absolutamente fabulosa. En color, of course, porque ella lo vale.
Publicado por Daeddalus 0 perdidos en el laberinto
Etiquetas: Enciende y vámonos
Ahora que mi Andrés abomina del Twitter ('[...]140 caracteres pueden metérselos profundo en medio del ojete, me importa tres pepinos perder un segundo más en el rebaño de boludos con Blackberry o lo que es peor... conectados a la nada a cambio de demostrar que son infantiles[...]'). Una va y decide conectarse, no al Twitter, que sigo sin tener la más remota idea de qué carajos es (ni intenciones, ni ganas); sino al Facebook, aunque tampoco tenga nada claro para qué sirve, cómo funciona y si a mí me va a servir de algo (sí, lo sé, últimamente le he dado a mi vida una orientación utilitarista que me asusta un poco... sólo un poco).
Llevo demasiado tiempo recibiendo invitaciones de gente, algunos hasta los conozco (o los conocí en otras vidas), que han sido ignoradas automáticamente, una tras otra, sin tregua. Gente que expone su fotografía de frente y de perfil, fecha de cumpleaños, nombre y dos apellidos, estado civil y carencias vitales. Como mi amiga Sal, posando sonriente con su nuevo peinado. Ella, que desconoce la existencia de este blog, ya que de hacerlo pondría el grito en el cielo sin abandonar los pies de la tierra (toda una artista en este menester). Posar para Facebook es políticamente correcto, contar miserias aquí, no; que ya nos conocemos (y de hecho hace casi 20 años de eso).
Como parece que la pregunta de moda ha pasado a ser: "¿estás en Facebook?" , al responder siempre que no, pasaba a tener que aguantar el subsiguiente discurso aburrido y proselitista. Llegué a un punto en el que no hubiera sido capaz de escuchar una vez más la enumeración detallada de todas las ventajas de la red social y acabé por decir que sí, que tenía un perfil allí; y antes de dar paso a la fatídica sentencia ('agrégame como amigo', parece ser que hay algunos que coleccionan amigos en la distancia virtual del Facebook como yo sugus de cereza); lo decía yo antes. Todos tan contentos, ellos en su ignorancia; yo en mi mentira. Dudo que se percataran que en realidad no había cumplido mi (falsa) promesa, ocupados como parecen todos en colgar la foto de su útlimo desayuno y en batir todos los records de desconocidos amigos agregados.
Debo confesar que caí en un momento de debilidad. Estaba el viernes a la tarde esperando que vinieran a colgarme las cortinas (digo, a ayudarme a colgar las cortinas) y como se retrasaron algo así como tres horas, yo allí sentada en mi silla (recuerden que aún no tengo sofá) dándole vueltas a lo de siempre (soy monotemática y absurda, no he acabado de entender eso que siempre repite mi madre, que si una cosa no tiene solución para qué darle más vueltas, y si la tiene, pues igualmente). Sonaba Shostakovich, que a mí siempre me baja las defensas. Algunos tienen que tomarse un cognac (o dos o tres, échale la culpa al alcohol de tu presunta desinhibición) para desnudarse, quitarse disfraces, y capas cual cebolla humana. Yo escucho a Shostakovich y sin dejar de ser yo, acabo mostrando partes de mí de las que ni yo misma soy consciente de poseer. Bien, esto no es cierto, si de algo puedo presumir, probablemente lo único, es de conocerme bien a mí misma; pero estarán de acuerdo conmigo en que suena bien al decirlo/escribirlo.
De pronto me llega una nueva invitación de Facebook que ignoro como es lo oportuno, más por inercia que por premeditación. Era de alguien que sí conocía; o conocí, más bien. Hace poco nos encontramos por inciertos motivos, sienta bien eso de ver casi 20 años después al amor imposible de tu adolescencia, ése que ignoraba tu existencia, que te hacía sentir invisible; y ser tú ahora la que le ignoras, la que le traspasa con la mirada sin detenerse en su presencia. Al que cuesta reconocer por lo mucho que ha cambiado sin ni siquiera haber cumplido los 40, en realidad debe de andar por los 36; y al que le cuesta mucho reconocer que la mujer tímida e insegura que tiene delante es la misma adolescente tímida e insegura de veinte años atrás. Me temo que tanto le cuesta reconocer que ni siquiera me reconoce y se inicia un baile de fingidas sorpresas y velados descubrimientos.
Así que allí estaba yo, con Shostakovich de fondo, que me provoca aflorar sentimientos y hasta ternuras, impaciente y sobria; combinación imperfecta para acabar meciéndome peligrosamente en un abismo de deseos incumplidos. Por eso acabo por elegir el Facebook (al final todo se reduce a una elección), la seguridad de lo desconocido e incierto y olvidar que es viernes y que no tengo el valor para quedarme con la inseguridad del otro, también desconocido e incierto y con la hospitalidad ofrecida en la calle del Arenal.
P.D. Ya saben, para todo lo demás me encontrarán a partir de ahora en la red de redes... Una buena pregunta sería qué es todo lo demás. Les prometo que cuando lo descubra se lo cuento, aquí, claro.
Publicado por Daeddalus 13 perdidos en el laberinto
Etiquetas: Afinidades electivas