viernes, septiembre 17, 2010

Entá nun sabes de mio más que los llabios y la risa que pongo nos minutos cimeros de l’angustia (*)


Llueve en una ciudad engalanada y yo llego a casa forzando la sonrisa, la música que suena en mis oídos ayuda; aunque sea poco más que una mueca, un triste esbozo, gimnasia bucal; me obligo, ya desentono bastante con el ambiente festivo por mis vaqueros desvaídos y mi cuero negro.

Se me había olvidado lo guapa que se pone la gente en esta ciudad. El rímmel corrido, la lluvia que me empapa, el paraguas olvidado quién sabe donde. Y sonrío, aunque no tenga motivos. Rememoro la conversación dejada atrás o más bien el monólogo del que fui espectadora y oyente. Lo poco que yo dije y lo mucho que me hubiera gustado decir. Pero dejo que sean los otros los que cuenten, y aunque no me importen ni lo más mínimo sus cuitas vitales escucho pacientemente, opino, contesto y me posiciono.

Cuando finalmente me preguntan cómo me va todo, sólo acierto a decir que bien, sin cambios, sin novedades, con la misma ausencia de afectos y los mismos temores. Y no cuento porque pienso  que si a mí poco o nada me interesan sus vidas, por qué van a interesarles a ellos la mía. Que de sobra sé a nuestros años que el interés no es sincero y que lo que hace juego con el logo de mi camiseta y el carmín de mis labios es que cuente alguna anécdota divertida acerca de algún administrado, historias laborales de ventanilla y vuelva usted mañana, alguna broma cruel sobre mi estimado compañero de fatigas o las últimas novedades del catálogo Ikea 2011 que ya me sé de memoria.

Ejecuto mi papel, con cierta torpeza, todo hay que decirlo y pese a ello todos aplauden con risas y carcajadas mi brillante actuación. Cuento lo de aquél tipo que me regaló bombones o el de la cuarta que me tira los tejos y me busca con excusas y me invita a cafés que no me gustan, o aquél que me subió los colores, o la última excentricidad de la Viudita Alegre o lo del último reloj que se compró A. en China vía internet. Recibo palmaditas en la espalda y la sonrisa cómplice del camarero que me sirve el segundo gin-tonic mientras busco en el fondo del vaso de ginebra el tiempo que siento estoy perdiendo ahí sentada aunque nadie me espere para cenar en casa. Y como atendiendo a mis derivas llama E., así que cedo el testigo de bufón de la corte a otro probablemente mucho más divertido que yo. Parece quiere rescatarme, tomar un cafelito, salir de esta ciudad; su casa puede ser un buen refugio en esta noche de viernes sin nada mejor por hacer.

Pero comienza a hablar, a contar y a decir; más de lo mismo, lo de siempre y sé que él tampoco... y le quiero, aunque me agota, y yo hoy necesitaba ser la protagonista de todos los dramas, el personaje secundario, la sombra de Edward G. Robinson. Ni modo, me alejo hacia la puerta y me despido con un gesto de la mano, mientras escucho pacientemente la voz que llega al otro lado del teléfono intercalando monosílabos. El único que parece percatarse de mi huida es el camarero, el único al que le devuelvo la sonrisa, la misma con la que salgo a la calle ya transformada en mueca.

Me despido a su vez de E. con la manida excusa del no eres tú, soy yo; hoy no sería buena compañía (la misma que me hace reír a carcajadas cuando la escucho en otros); y me arranca la promesa de compartir la tarde del domingo, acepto, pero no prometo. Me pierdo entre el gentío, que es casi multitud, entre los paraguas ajenos, me aíslo con música en mis oídos e inicio el ascenso hasta mi calle, aquí siempre se trata de subir o bajar. Sigue lloviendo y paso a paso voy empapándome mientras Steve Earle dice que la lluvía llega como un ángel caído, y desearía encoger con ésta, hacerme pequeñita, desaparecer... Y por enésima vez en estos días me acuerdo de ti, como si no tuviera nada mejor en lo que pensar, como si no tuviera a nadie a quién recordar but you. Un extraño irrumpiendo sin permisos en una parte de mi vida que creía muerta, cuando ya nada queda de mí, cuando ya soy otra...
[Te debía una canción... quid pro quo]








"To a lonesome dark-eyed beauty 
on a far-off avenue 
I woke from a dream late last night 
and wanted to tell you 
When you're feelin' lonely 
when the walls around you break 
When you need someone to help you 
and heal the ache within your ache 

O let me feel your thunder 
O let your raindrops fall 
It's not a cloud this feeling that I'm under 
maybe we'll see rainbows after all 

Will you come to me in riddles 
Will you come to me in rhyme 
Will you take me on a journey 
through the netherworlds of time 
Will you let me climb your mountain 
can I swim beneath your sea 
Will you let me enter deep within 
your own infinity 
Will you bring me to your altar 
when the evening sun goes down 
where the poets weep and angels wait 
underneath your wedding gown 

Will you touch me with your midnight 
Will you speak to me in tongues 
Will you take me to your garden 
when the time for moon light comes 
Will you offer me resistance 
Will you laugh and turn me in 
when the echoes of my fingers 
cross the borders of your skin 
Will you hold me in the ether 
when I kiss your sacredness 
Will you still believe me when I untie 
the ribbons on your dress 

You don't have to be specific 
You don't have to be immense 
You don't have to mount 
or circumvent an NFL defense 
Will you stop and turn your back 
on the offerings I give 
Will you smile and turn and show me 
secret places where you live 
Will you lead me on a voyage 
Will you take me on a trip 
through the back roads and the highlands 
'round the landscape of your lip 
Will the palace doors be open 
Will you offer me the key 
Will you leave it just outside 
the garden gate for me."



Lonesome dark eyed beauty - Willie Nile





P.D. Ginger Rogers



* Versos robados a alguien que probablemente a su vez también los robó...

Onanismo visual (III)



No he podido resistirme, lo mejor de esta mierda de día y del más que futurible mierda de fin de semana que empezará a las dos.



Y Dios se hizo hombre...




[A la Escafandra no la tengan en cuenta]


P.D. Las fotos las he robado en el 'Corner', seguro me perdonan, es por una buena causa.

Nada ya es suficiente y demasiado no basta




Supongo que a todos nos pasa, por un motivo o por otro, hay lugares que evitamos, recuerdos que preferimos esquivar, voces u olores que nos evocan un pasado perdido y nunca recuperado, que preferimos obviar. Y hay canciones, claro... canciones que en un determinado momento dejamos de escuchar por los motivos que sean, a veces auténticos; otras, simples absurdos. Pero mientras sean nuestros, todo va bien.

Durante mucho tiempo me pasó con una canción de los Burning, "Una noche sin ti". No recuerdo el por qué y si alguna vez lo supe, ya lo he olvidado. Sé que no hace tanto, o tal vez sí, no tengo claro si este último año está pasando muy lentamente o al contrario, sentada en un bar cualquiera con un tipo del que sólo podría decir y recordar que era tremendamente guapo (como si eso fuera a tener importancia), comenzó a sonar... no sentí nada. Sólo pensé lo mucho que me gustaba esa canción... dudé si  decirlo en voz alta, 'cómo me gusta esta canción', pero me di cuenta de que en realidad al tipo tremendamente guapo le iba a importar un carajo que a mí me gustase ésa o cualquier otra. Esperé a que apurásemos las cervezas, en realidad no recuerdo si eran cervezas lo que bebíamos... imagino, supongo; es lo que suelo beber en la presencia de los tipos guapos, lo sean o no tremendamente; y me despedí. No volvimos a vernos.

Llegué a casa y sintonicé a los Stones.



Ayer volvió a pasarme. Con una canción... con otra canción. Limpiaba los cristales (hoy llueve, siempre soy así de oportuna). Había bajado las persianas, siempre bajo las persianas cuando limpio los cristales, lo que me lleva a limpiar bajo la luz de la bombilla. Música de fondo gracias el Spotify. Suenan los Stones, Noa y Bruce, Caetano, Mr. Johnny Cash y Rosanne, José Mercé e Iván Ferreiro... y de pronto algo se me rompe dentro al son de los primeros acordes, y dejo de limpiar, se me cae la bayeta de las manos (podría haber elegido un momento más glamouroso, pero qué le vamos a hacer) y acabo sentada en el suelo embargada en lágrimas negras que no necesitan motivos aparentes para hacer acto de presencia.

Probablemente un buen día entraré en un bar o la escucharé en la radio y ya no sentiré nada, pero desde ayer forma parte de mi lista negra.








P.D. Y no, obviamente no es Ana Laan. Aunque sé que suena en algún rincón de este espacio... Ésta simplemente me gusta... por el momento. Y ayer me ayudó a dormir y a combatir mis desvelos.




[Aunque al conducir de noche yo sí me acuerde de ti]

Around and about




Ayer noche me llaman, pero no tengo demasiadas ganas de hablar en ése invento del averno llamdo teléfono. Creo que en 20 minutos de conversación ajena yo sólo suelto monosílabos. Reacciono cuando oigo Turner, Museo del Prado, exposición y Toledo.

Desde el día de mi cumpleaños le tenía ganas a la exposición de Turner en el Prado, y fueron pasando los fines de semana de verano, la opción natural para una escapada a Madrid, por un motivo o por otro. Y no, no por la tontería tan de mi propiedad de le tengo miedo a la gente y no sé hacer cosas sola. Nada que ver en este caso, al contrario, si no hubiese tenido que 'depender' de nadie, a estas alturas ya me habría empapado de pintura muchos fines de semana atrás y hasta hubiese vuelto, tal vez, quizás. Que si bien es cierto que tengo muchas asignaturas pendientes, aún soy capaz de subirme a un tren y no perderme por Madrid a solas, pese a mi nulo sentido de la orientación sé descifrar la red de metro. Pero en este caso era diferente, tenía posible y probable compañía, que si la ex-cuñada, y la sobrina y el pariente y el amigo y alguien cuyo nombre he olvidado; que si hay que ponerse de acuerdo para organizar algo 'guapo'; que si yo sólo estoy disponible entonces y la ex-cuñada y la sobrina en otro momento, y el pariente no tiene problemas, y el amigo sólo puede cuando puede. Y que no se nos olvide que el 19 de septiembre se clausura. Uy, pero qué dices, antes de septiembre nos ponemos de acuerdo y nos dará tiempo a ir, volver y entretenernos por el camino. Pero pasó julio, y llegó agosto y yo me planteé seriamente ir sola, que ya lo veía venir; pero no, espéranos, que a principios de septiembre cogemos un puente (eso será tú, que a mí no me quedan moscosos, aunque sí dos semanas de vacaciones)... y más retrasos, y más promesas, de ésas que se cumplen... y llegó septiembre, y yo metida en mis boberías me olvidé de Turner esperando que el resto del mundo llegara a un acuerdo y me hiciera partícipe de él... hasta anoche, cuando al teléfono me lo recuerdan, que se han ido el fin de semana pasado; todos ellos, la ex-cuñada, la sobrina, el pariente, el amigo e incluso aquél cuyo nombre no recuerdo. Que no me dijeron nada porque el viaje se iba a alargar unos días más, ya saben, Madrid-Toledo, todo un clásico; y como yo no tenía días, sólo dos semanas de vacaciones, pues imaginaron que para qué decírmelo, que no iría...

Como es la tercera vez que me 'plantan' esta semana, pues me lo tomo a bien, ya estoy esperando la cuarta, aunque como no tengo planes con nadie es posible que tarde en llegar.

Este domingo será 19, y yo, que nunca he necesitado excusas para irme a Madrid y menos teniendo objetivos y motivos, de repente las necesito.

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