lunes, enero 19, 2009

Al margen


Escribió aquellos versos, un acróstico, que le enseñó a Zoe Valdés en busca de aprobación (la escritora cubana, La nada cotidiana o Lobas de mar). Dos apellidos gemelos, una boina granate de Burdeos, un balcón con vistas a la ría, la humedad calando hasta los huesos, el talento, el suyo... mi presencia, escasa.

En un rincón buscando la sombra, resguardándose de la lluvia en un portal o doblando una esquina. En perenne movimiento para poder quedarse quieta. Besando sin ser besada, boca que busca boca tendiendo puentes que nunca habrán de cruzarse.

Sonrisas desdibujadas, muecas impacientes, abrazos agradecidos, regalos que esperan un destinatario llegados desde Estocolmo.

Y hoy he vuelto a usar tacones...

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