Nada sabe, nada quiere, nada tiene
Me interroga Jesucristo Superstar acerca de mis planes para cuando pase todo. Mi respuesta no puede ser más obvia, desde mi punto de vista al menos, y es un rotundo "depende" que a él no parece convencerle del todo aunque no pregunta "¿de qué?", no es necesario, en todo caso yo me adelanto con un más obvio, "depende de si todo sale bien o todo sale mal".
Entorna la mirada como él sólo sabe hacerlo y murmura entre dientes que evidentemente todo saldrá bien. Tal muestra de confianza en mí me enternece y no puedo olvidar que viniendo de quien viene no dejar de ser un gesto un tanto insólito. Sé que no me aprecia, tengo mis serias dudas de que sea capaz de sentir afecto por alguien que no sea él mismo, ni siquiera por su mujer e hijo, pero si sé que me respeta, lo cual sin ser motivo de orgullo no resulta del todo desagradable.
Él sigue insistiendo en su pregunta y dado que aún no he agotado los diez minutos de cháchara insulsa que me he propuesto concederle semanalmente, cuarto de cortesía y mitad de displicencia por mi parte, me dispongo a enumerarle mis numerosos planes para los días "después de" que en realidad no son tan numerosos y que por no ser ni siquiera son planes...
Lo que de verdad me apetece y probablemente sea lo primero que haga será comprarme la nueva novela (que completa la trilogía) del joven Marías y leerla, claro está. Lo de buscarme un novio feo, fuerte y formal me lo callo.
Me mira con cara de asombro, parece tremendamente decepcionado. Tal vez esperaba de mí que me enrolara en un barco destino a Pernambuco, que pidiera dos años de excedencia para irme a Sudán o tal vez me retirara a hacer meditación al Tibet. No sé si sentirme halagada con su decepción, espera de mí mucho más de lo que realmente soy. Yo sólo quiero que pase todo y poder dedicarme aunque sea tan sólo una tarde a leer sin tener que preocuparme de nada más.
No sé si algo parecido les ocurre a los lectores de este blog que día tras día entran aquí y se encuentran con que sigue sin actualizar o lo que es peor, con cuatro líneas absurdas y una canción probablemente pasada de moda. Pero ya lo advertí, a veces en octubre, es lo que pasa...