lunes, septiembre 28, 2009

Alguna vez me iré sin quedarme



Leía (veía) en algún lado la noticia de que el poeta Luis García Montero abandonaba la docencia en la Universidad por todo ese lío que tuvo con un colega, sentencia judicial incluida. Hace mucho, muchísimo que no leo a Montero. Supongo que el tiempo pasado es proporcional al que invertí en su momento en su poesía. Náufragos de aquellos días flotan en mi memoria retazos y frases de “Habitaciones separadas” o “Completamente viernes”, poemas al completo en muchos de los casos, como en éste. Y no me pregunten por qué, no es un ejercicio de memoria selectiva, a veces, simplemente, sobran los motivos.

"Mañana de suburbio
y el autobús se acerca a la parada.

Hace frío en la calle, suavemente,
casi de despertar en primavera,
de ciudad que no ha entrado
todavía en calor.
Desde mi asiento veo a las mujeres,
con los ojos de sueño y la ropa sin brillo,
en busca de su horario de trabajo.

Suben y van dejando al descubierto,
en los cristales de la marquesina,
un anuncio de cuerpos escogidos
y de ropa interior.
Las muchachas nos miran a los ojos
desde el reino perfecto de su fotografía,
sin horarios, sin prisa,
obscenas como un sueño bronceado.

Yo me bajo en la próxima, murmuras.
Me conmueve el recuerdo
de tu piel blanca y triste
y la hermandad humilde de tu noche,
la mano que dejaste
olvidada en mi mano,
al venir de la ducha,
hace sólo un momento,
mientras yo me negaba a levantarme.

Que tengas un buen día,
que la suerte te busque
en tu casa pequeña y ordenada,
que la vida te trate dignamente.
"

Mujeres de Luis García Montero


P.D. Cary Grant en "Arsénico por compasión".

El resto es humo


Estoy dispuesta a que esta semana que comienza sea la primera del resto de mi vida. Sé que cosas importantes van a suceder, buenas o malas, o tan sólo anodinas, quién sabe lo que el destino me depara cuando doble la esquina. Yo estaré preparada para recibirlas.


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