sábado, enero 31, 2009

Camino a Itaca


Vete tú a saber cuántas veces nos cruzaríamos sin reconocernos por los pasillos de la vieja Escuela de Ingenieros, las calles sin salida de Cimadevilla o apoyados en la barra de El escondite, a golpes de tequila y pidiendo a la camarera que los litros de alcohol volvieran a correr por nuestras venas. Pero a pesar de todo fue Sibelius quién nos presentó. Y Springsteen quién nos separó. Había recogido el cartelito mostrándolo al personal y comenzaron los primeros acordes, pero ya sabes, the road is dark and it's a thin line... yo la crucé, no una, sino dos veces, obviamente hacia el lado equivocado. Puede que ahora me arrepienta de ello. Seguiré buscando, creo que me lo merezco.



3 perdidos en el laberinto:

guille dijo...

Me encanta este texto.

Me encanta cruzar lineas (¡Y la de veces que me equivoco!).

Y seguro que te lo mereces.

¿Te arrepientes de verdad?

Daeddalus dijo...

He olvidado recordarlo...

guille dijo...

Hay dos formas de olvido.

La que surge de la indiferencia.

Y cuando queremos olvidar porque deseamos repetir.

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