sábado, julio 07, 2007

Pulmones para parar la lluvia


Me llama Sal esta mañana al trabajo.

-" Llevo varios días intentando localizarte. Estás desaparecida desde hace una semana". Cierto, móvil apagado, exiliada en casa ajena, no me conecto al messenger (menos de lo habitual al menos, si eso es posible), y las maletas aún sin deshacer. En la semana de mi cumpleaños me exilio, con retorno.

Eso Sal ya debería saberlo. Incluso debería saber de que al margen que desaparezco de la superficie tenía un viaje previsto.

Me cuenta que ha tenido que hacer tropecientas llamadas hasta conseguir dar con el número de mi curro, ella lo dice así, curro. Que lo había perdido. Pues con lo fácil que es, en cualquier guía.

Tiene dos entradas para el concierto de esta noche, o una entrada de sobra, no la entiendo bien porque hay demasiado ruido a mi alrededor. Él no la acompaña o algo así. Que va a estar muy bien, que van a ir tal y cual, que después podemos perdernos un rato en Cimadevilla, intenta sobornarme con tequila... y yo no sé de qué concierto me habla.

Tengo un periódico desplegado ante mí y lo hojeo mientras su conversación deriva hacia su monotema (su ex), pongo en marcha el proceso de respuestas automático para ese tema en concreto. En la portada aparece una crónica del concierto que AYER (miércoles) dió el grupo mexicano Maná. Una ligera sospecha cruza mi mente, no tan ligera teniendo en cuenta el despiste permanente en el que vive envuelta Sal...

-"Pero chata, que ese concierto fue ayer". Y además, llovió.


P.S. No me gusta nada, de nada, Maná.

0 perdidos en el laberinto:

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