Y como dice Delmore Schwartz en una canción de Lou Reed, en nuestros sueños comienzan nuestras responsabilidades (*)
Una tiene un sueño, chiquito, de esos que te asaltan en plena madrugada de desvelos o cuando suena la voz rota de Bruce o te asomas al otro lado, al vacío; cuando te ahogas entre palabras ajenas. Es pequeño, pasa casi inadvertido entre las grandes esperanzas de mi vida, entre otros sueños probablemente más cabales, más lógicos y razonables. Abandonar esta ciudad e irme a Berlín, buscar otro trabajo o tener el pelo liso y encontrarme en el boardwalk de Asbury Park con Bruce y acabar casándonos en Las Vegas con Elvis de testigo, porque por si no lo saben, señores, Elvis está vivo. Pero es tenaz, y recurrente, y aparece por sorpresa, con la guardia baja, cuando menos te lo esperas y como todo buen sueño, me hace soñar y volar lejos.
Y un buen día te tropiezas con un extraño, que tendrá miles de sueños, algunos cabales, y razonables y hasta con su lógica, pero que también tiene un sueño ahí escondido, de ésos poco importantes, un personaje secundario. Y el extraño te cuenta y tú le cuentas, y descubres que ese sueño chiquito, agazapado, casi olvidado; es compartido. Y por momentos se te olvida que estás despierta, que los sueños, sueños son; que la vida real no se alimenta de ellos, sino de certezas. Pero qué más da, te dices; es mi sueño chiquito y parece estar a un paso de hacerse realidad, si quiero, si me lo propongo, aunque yo no sea una mujer de recursos o precisamente por eso.
Pero de pronto recuerdas, que sólo es un sueño, que los sueños nunca se hacen realidad. Que tu vida no es una película en blanco y negro y no eres Deborah Kerr citándote en lo alto del Empire State. Y que estás despierta, que tienes que estar despierta, aunque no quieras renunciar a tus sueños, que son los que te impulsan a cada paso, los que te hacen sonreír... los que te hacen soñar, porque, qué es una vida sin sueños... una vida vacía.
Pero es tu vida, es la mía...
P.D. Deborah Kerr y Cary Grant
(*)Se lo he pedido prestado a Benjamín Prado
4 perdidos en el laberinto:
Yo prefiero no soñar y adaptarme a la realidad pintándola de la mejor manera posible. No puedo con las decepciones, por eso para mí es mejor no tentarlas...
Yo también sueño con Berlín (http://www.youtube.com/watch?v=VVFhqFF0-qs).
Y algún día se hará realidad. Seguro.
Y vendrá otro sueño aún mayor...porque los sueños chiquitos, como tú los llamas, son los más grandes. ;)
Un abrazo.
Conste que no es por llevarte la contrario, si no que es porque así de verdad lo creo: Algunos sueños se cumplen, por eso ten cuidadito con lo que sueñas.
Lo que te acabo de escribir se lo dijo alguien hace poco a mi hija. Mi hija quería irse a Barcelona a hacer sus prácticas de estudios y aunque yo la animé desde el principio, tenía mis dudas pero ella cumplió sus sueños. Y se fue a Barcelona. Y Barcelona la sobrepasó y se volvió a casa. Yo la animé, no pasa nada, hay muchos otros caminos y su vida no se acaba en Barcelona. Lo que era su sueño se convirtió en su pesadilla, por eso te digo.
Cree en tus sueños, no los pierdas nunca de vista. Puede que se realicen o puede que no. Nadie sabe lo que pasará mañana.
biquiños,.
- Aida: Puede ser una decisión muy sabia, y yo sin duda generalmente soy de las tuyas. Aunque a veces, si se quiere ganar, hay que apostar, y eso siempre conlleva el riesgo de perder y por tanto de decepcionarte.
- Blackrose: Y si no se hace realidad lo sustituimos por otro, que aunque incluso sea más chiquito, seguro que igualmente vuelve a ser el más grande.
- Aldabra: En realidad era eso lo que quería contar. Que los sueños, sueños son, incluso cuando se hacen realidad la vida sigue, y eso es lo único que realmente importa. Da igual a donde te haya llevado ese sueño, en viaje de ida o de vuelta, lo único que cuenta es lo que te vayas a encontrar a la vuelta de la siguiente esquina.
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