La política no es aburrida. Los políticos son los aburridos.Y lo que puede pasar el domingo 22 aquí, en esta Asturias nuestra, va a ser aún más divertido.
No voy a hablar de mis inclinaciones políticas, que tenerlas, las tengo; entre otras cosas porque no interesan a nadie y en todo caso es complicado que se ajusten a unas siglas en concreto. Creo que nunca he votado a un mismo partido en dos legislaturas seguidas, y generalmente mi voto autonómico, estatal y local nunca coincide, pasando de un extremo a otro, siempre fiel a mi cita con las urnas, aunque mi voto vaya a ir en blanco.
Se supone que Asturias tradicionalmente es un feudo socialista, aunque las apariencias a veces engañan y por ejemplo en Oviedo tenemos un alcalde popular que encadena legislaturas y mayorías absolutas, el insigne Don GaVino. Más por (de)méritos de una ¿oposición? ineficaz que por los suyos propios. Y en todo caso si se analizan los resultados electorales de las últimas elecciones, la diferencia entre los dos grandes partidos fue, si no recuerdo mal, de uno o dos diputados. Y sin tener en cuenta al voto emigrante, que en una región como esta supone unos cuantos miles de votos y tiene su incidencia (generalmente escorado a la izquierda), tal vez aún estarían más igualados. Porque esa es otra historia que por mucho que lo intente sigo sin entender del todo. ¿Por qué tiene que votar a la presidencia de una comunidad autónoma alguien que en el mejor de los casos es hijo de o nieto de y jamás ha pisado Asturias y cuya única vinculación es formar parte de la banda de gaitas del Centro Asturiano de Buenos Aires, Valparaíso o Salinas?
Entiendo que la tentación de quedarse en casa o dedicar la tarde o la mañana de un soleado domingo de mayo a cualquier otra actividad que eluda el acercarse a su colegio electoral es más que tentador con la que esté cayendo. Y no, no es mi intención adoctrinar a nadie no ya con el sentido del voto, pero no olvidemos que la grandeza de la democracia (a pesar de sus muchas miserias) es precisamente ésa, que nosotros elegimos a quienes presuntamente nos van a (des)gobernar.
Aunque entre las opciones a elegir esté el imputado Sr. Camps, o la desfachatez de Ana Rosa, Migoya, que no Quintana, no tenga límites; por vez primera la incertidumbre planea sobre la calle Suárez de la Riva (sede de la Presidencia autonómica), y eso señores, no tiene precio... que se lo tengamos que ¿agradecer? a Álvarez Cascos, como que tampoco.
Entiendo que la tentación de quedarse en casa o dedicar la tarde o la mañana de un soleado domingo de mayo a cualquier otra actividad que eluda el acercarse a su colegio electoral es más que tentador con la que esté cayendo. Y no, no es mi intención adoctrinar a nadie no ya con el sentido del voto, pero no olvidemos que la grandeza de la democracia (a pesar de sus muchas miserias) es precisamente ésa, que nosotros elegimos a quienes presuntamente nos van a (des)gobernar.
Aunque entre las opciones a elegir esté el imputado Sr. Camps, o la desfachatez de Ana Rosa, Migoya, que no Quintana, no tenga límites; por vez primera la incertidumbre planea sobre la calle Suárez de la Riva (sede de la Presidencia autonómica), y eso señores, no tiene precio... que se lo tengamos que ¿agradecer? a Álvarez Cascos, como que tampoco.
1 perdidos en el laberinto:
Yo no tengo ni idea de a quién votar, más que nada porque ya no creo en nadie, porque todos me parecen lo mismo, porque lo único que tienen es ansia de poder y sillón, porque esto está difícil y porque la derecha y la izquierda (socialistas) actualmente parecen ser primos hermanos.
¿En blanco? ¿Nulo? En fin, Serafín, es más fácil estudiar unas oposiciones que acertar con quien quieres que te gobierne (o desgobierne).
Un beso,
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