Modo frivolidad 'on' elevado a la enésima potencia
Cuando en las revistas del cuore se habla de elegancia siempre hay un nombre encabezando la pertinente lista, la inefable Rania de Jordania, espejo en el que se mira la prinZesa Letizia I la Retocá. Aunque mí esa mujer siempre me ha parecido un insulto andante, entre otros motivos por cabeza visible de una monarquíe medieval donde las mujeres en mayor o menor medida son seres invisibles; mientras ella se pasea por medio mundo como icono de elegancia con sus haute couture, su botox y operaciones estéticas varias. Aunque a su favor haya que decir que en su presencia se intercambian los roles y el rey Abdalá es el que parece ejercer siempre de mero acompañante florero, unos cuantos centímetros más abajo.
Pero como la ética nunca debe o debería estar ceñida con la estética, una siempre ha tenido cierta (o mucha) debilidad por Mozah bint Nasser Al Missned, o lo que es lo mismo, una de las tres esposas del jeque Hamad bin Jalifa al Thani; más conocida por estos andurriales como la jequesa de Qatar. Aunque problablemente haya pasado más veces por el quirófano que Rania y Letizia juntas (entre otras cosas por cuestión de edad) y sea tan representativa de la mujer musulmana actual como la propia Rania o la princesa ésa jordana que se casó con el de Dubai, el padre de esos dos que se la pasan jugando a algo parecido al polo y cuya imagen si yo tuviera diez años menos, bueno, pongamos quince, adornaría mis carpetas (la de los hijos, no la del padre).
A mí Rania me parece insulsa, rancia, fea (antes de operarse) y desubicada. Letizia todo eso y mucho más... Por eso le estaré eternamente agradecida a la mujer favorita (por el momento) del jeque Hamad bin Jalifa al Thani. Aunque haya quien opine que parece recién salida de una película de serie B donde haría de mala malísima con acento ruso, of course. Pero no me discutan que su presencia siempre es imponente, no deja indiferente a nadie y aunque roza la extravagancia, nunca cruza esa línea.
Tal vez me guste por ser una nota discordante donde la elegancia pasa por marcar los puritos huesos y esta mujer luce curvas y femineidad sin necesidad de mostrar nada.
Y no me digan que este look a lo Mad men hasta los tobillos, en violeta monocolor subido, no es digno de dejarme muerta al más puro estilo Rosa Klebb.
Por no hablar del vestido de gala, esa especie de bata-camisón-negligé de luxe, gorrito de dormir a juego incluido. La clase se tiene o no se tiene, y desde luego no se adquiere en un quirófano.
3 perdidos en el laberinto:
CUÁNTO ECHABA DE MENOS EL MODO FRIVOLIDAD...!!!!!!!
Y, ahora, esta sobredosis...
(Me encanta)
Huntter.
Mi incultura llega a puntos tan insospechados que no sé ni de quien nos hablas.
Lo mejor, ni me importa.
Mua,
Modo frivolidad "duodécima potencia".
Yo es que es escuchar Al Thani y orgasmarme toa...
(Esto viene de tus tribulaciones con el fútbol del post de arriba).
Jamía, a mí en vez de una "jequesa" me llegó uno de los Al Thani de toa la vida a comprar el Málaga...y me dejó a su hombre de confianza: Un tal Abdalá Ghumb (u argo así), que viste los Armani como si hubiera salido de parto con uno puesto.
(Vaya dos que estamos hechas...)
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