viernes, noviembre 12, 2010

Mañana no sé, tal vez, pero hoy sí... quiero que se detengan los relojes y llegar la primera en la carrera que lleva hacia ti para cerrar la puerta...


Es curioso que yo, adicta a la última palabra, y entiéndanme, no necesariamente quiere decir eso que tenga que ser yo la que cierre la puerta, sino que quiero que ésta siempre quede cerrada independientemente de quién lo haga, esté dejándolo pasar no una, ni dos, sino tres veces, con tres personas distintas... A lo mejor es que por fin he aprendido, va a ser que no, que si una no está segura de que lo que va a escuchar le va a gustar, mejor dejarlo pasar y que quede en suspenso hasta que caiga por su propio peso y el del paso del tiempo que todo lo cura y a todo le pone remedio... Pero es que a mí siempre me gustó escuchar aunque las palabras que fuera a oír no me gustaran... y siempre que el último cierre la puerta, que no puedo dormir con puertas abiertas, ni siquiera las de los armarios. Y no sé... aunque sepa.




P.D. Barbara Harris




[La canción de Jorge Drexler, que cada cuál la interprete como le venga bien en gana,
que al fin y al cabo nadie escucha las canciones ajenas, ¿verdad?...]

6 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

ayer me metieron una enorme calabaza, y sin embargo estoy feliz.
¿debe ser que deseaba cerrar esa puerta?

Tordon dijo...

Pues según el psicoanálisis, estimada Dae, esa obsesión por cerrar puertas sería el reflejo de una personalidad que trata de protegerse de los acontecimientos externos, la manifestación inconsciente de notables incertidumbres, el enojo ante las propias emociones y los escondidos anhelos.

Aunque ya se sabe que esto de lo freudiano es muy opinable y que en lo psicológico existen grandes dosis de fantasía.

Y, en el peor de los casos, siempre se le puede solmenar un bofetón al terapeuta.

Y ahora que se acerca diciembre, ya me estoy echando a temblar…

Besos, escueta tituladora.

Anónimo dijo...

por que pone la Pd a medias se deja al rey del suspense, creo Alfred.

Daeddalus dijo...

Le preguntaré a mi psicoanalista, Anónimo, pero me da a mí que sí...

Daeddalus dijo...

Con Freud hemos topado... mañana me compro la pecera, y no se descuide, estimado Tordon, que este invierno se llevan los guantes, de esos largos, que seguro amortiguan las bofetadas...

Daeddalus dijo...

Porque es tan evidente, Anónimo, que ni merece la pena... Me gusta dejar las cosas a medias.

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