miércoles, octubre 06, 2010

Es entonces cuando se abandona todo




No ha dejado de llover en toda la mañana, y probablemente en parte de la noche, aunque esto no lo sé de cierto. Dormí tan profundamente, por primera vez en muchos días, que sólo al despertarme al son del despertador me percaté de las gotas de lluvia golpeando los cristales. El cielo está encapotado, de un gris perlado; la niebla tan baja que no permite divisar el Aramo. Me gustan estos días, lo he dicho tantas veces... lo sé. Ni siquiera hace frío, aunque también me guste el frío. A veces pienso que debería mudarme a Laponia y dedicarme a leer toda la literatura criminalista sueca actual, descartando a Mankell, para documentarme. Aunque no me guste la carne de reno... y en este preciso instante mate por comerme un regaliz rojo... o unos cuantos.


Me pregunto si en Laponia también habrá regalices y sugus de cereza.







P.D. Hildegarde Neff

4 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

Seguro que sí.

La civilización de Occidente no sería tal cual la conocemos sin sugus de cereza (el regaliz es algo menos, muy poco, imprescindible).

Huntter

Ana H.H. dijo...

Tengo un viaje pendiente a las islas Aleutianas en invierno, ¿te apuntas?

A mí la carne de reno me encató y la de alce también. Debo ser muy primitiva...

El Buscador de Miradas dijo...

En Laponia hay de todo. Dónde crees tú que se abastece Papá Noel.

Vir dijo...

Lluvia... la echo de menos. Aquí nos la prometen, pero nada. Llevo toda la semana con el paraguas en el bolso, igual debería sacarlo. Así seguro que sucede. Frío no. Por lo menos por ahora.

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