Bitch transmutada de witch

Yo no cuestiono que a ti, por poner un ejemplo, te guste el fútbol. Y no, nada más lejos de mi intención que iniciar una guerra de lo presuntamente femenino contra lo presumiblemente masculino, pocas cosas me aburren tanto. Pero al igual que yo no discuto la utilidad de los minutos, incluso horas, que pierdes leyendo El Marca; viendo la información deportiva en los noticiarios; discutiendo sobre las jugadas e incidencias con tus colegas o disfrutando, porque efectivamente disfrutas, de un partido de fútbol; no pongas en duda la oportunidad de que yo me ‘trague’ la gala de entrega de los Premios Goya con el único objetivo de ver, admirar o repudiar los atuendos femeninos (y algunos masculinos).

Que es una frívola manera de perder el tiempo ya lo sé, aunque no entiendo dónde está el problema o si acaso hay un problema. Al igual que no encuentro las incompatibilidades que puedan existir. También disfruto muchísimo perdiendo el tiempo viendo “True blood” o “Gossip girl” y eso no me inhabilita para disfrutar por enésima vez con “Fresas salvajes”. Escucho a la Jurado, cierto, porque era grande, muy grande; allá tú si no eres capaz de apreciarlo aunque bien sepas que en mi casa además de Paquita la del Barrio y Springsteen (sobre gustos no hay nada escrito) omnipresente es Anne Sophie Mutter.

Seré una frívola irredenta, vana, superficial y vacía por decir que Leire Pajín de princesita Disney estaba completamente ‘out” o que Miriam Díaz Aroca por vez primera estuvo comedida y hasta correcta. Aunque no sepas quién es la segunda, ni falta que te hace, y sí la primera. ¿Pero acaso me vuelvo más tonta o más torpe de lo que soy? ¿Me vuelvo más vacía o me idiotizo por ello si digo que además de ‘matar’ por un Birkin o unos Louoboutin lo haría por un (rojo) Valentino? No, sigo siendo la misma, así que no me j*, que mi coeficiente intelectual y variados intereses siguen en su sitio.

Y que sepas que lo que tengo estos días sobre la mesilla de noche son las historias de ‘Esther y su mundo’. Y sí, ya sé que no están a la altura de tu último Phillip Roth… Aunque vaya, no se me olvida que fui yo quién te recomendó y prestó ese libro (que espero por cierto me devuelvas).