martes, noviembre 17, 2009

I can't get no satisfaction



Dicen que soñar, soñamos todos. Que los que como yo, que creemos no hacerlo, simplemente es que no recordamos nuestros sueños y yo raramente los recuerdo aunque lo haga con nitidez respecto al de mi última noche. Fue un sueño extraño, de índole sexual, más que erótico, pornográfico. Y no, no voy a describirlo aquí y ahora, demasiado explícito y vulgar. Reminiscencias de una realidad no demasiado lejana, rotura de medias incluida. Lo curioso era el protagonista masculino, el femenino, obvio, era yo. No era un desconocido ni un antiguo amante del que recordara un polvo memorable, tampoco la piedra angular de mis deseos. Era un compañero del trabajo, no mi Jefe, por el que podría sentir cierto tipo de atracción, sino alguien completamente anodino y vulgar. Un chico simpático, agradable, pero en las antípodas de lo que a mí puede gustarme o atraerme. Cierto es que es amable conmigo en un ambiente que me resulta tremendamente masculino y hostil, que me desea los buenos días y hasta me pregunta cómo va la mañana. Probablemente es de los pocos allí con los que mantengo una conversación ciertamente cordial. ¿Tan falta estoy de cariño y atención que llevo al terreno de mis deseos el hecho de que alguien me sonría mientras me habla aunque la persona que yo efectivamente desee sea otra?



Ante el comentario privado de cierto Anónimo lector, aclarar, que el sexo afortunadamente es vulgar y explícito. Como decía Woody Allen, sólo es sucio si se practica bien, pero que en todo caso nada más lejos de mis pretensiones que convertirme en la próxima ganadora de "La sonrisa vertical" (si es que aún existe). Aunque nunca se sabe, Almudena Grandes empezó así y acabó casándose con Luis García Montero.

9 perdidos en el laberinto:

Lolita Lamento dijo...

Los sueños están sobrevalorados, muñeca ;)

Anónimo dijo...

Buff, si me pusiera a contar (que no relatar) mis sueños eróticos con hombres que me son absolutamente indiferentes no acababa nunca...o lo que es peor, mucho peor, sueños románticos de amor profundo y sincero, nada de sexo salvaje (si al menos...). Son los despertares más confusos y desubicados, los de "cómo es posible??aag"

C.

Pele Ón dijo...

te ha dao fuerte, ¿eh?.
reclínate en el diván y déjalo pasar, será el síndrome de abstinencia.
Bss

Anónimo dijo...

Vaya, eso de la rotura de medias, me recuerda que le debo a una chica un par, de las de rejilla.
La rotura fue una torpeza absoluta, si no recuerdo mal, se me enganchó con el reloj. Qué torpeza en qué momento.

No me reclamó la restitución de las mismas, es más, hasta me regaló un libro.

Saludos cordiales.

Daeddalus dijo...

Un consejo Anónimo, que no me has pedido. A mí como mujer eso de que alguien me diga que me debe unas medias rotas en según que circunstancias me parecería una vulgaridad y un atentado contra el buen gusto.

Anónimo dijo...

Creo recordar que ni me ofrecí a reponerlas ni me lo reclamaron. Tan sólo me disculpé por la torpeza. Un accidente es un accidente. Ahora casi siempre me quito el reloj para meterme en la cama, aunque sea sólo. Eso sí, no me hubiera importado regalarle unas. Otra cosa es que yo tuviera buen gusto para elegirlas.

Gracias por el consejo.

Marga Esteban dijo...

ya lo dicen, los sueños y el subconciente...bueno, quizás una sonrisa y una conversación amable pueden completar una noche de sexo salvaje.

El Buscador de Miradas dijo...

Si mi pijama hablase...

Por cierto, a mí nunca me han desgarrado ninguna prenda. Si una mujer lo hiciese, no sólo no le reclamaría nada, sino que la catapultaría al olimpo de las diosas forever and ever.

Daeddalus dijo...

Yo alguna vez si he desgarrado una prenda masculina, pero creo que no fui yo precisamente la catapultada al Olimpo.

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