Desafiando
Hoy me levantado y tras desayunar me he vuelto a meter en la cama. No tenía nada que hacer, nadie me esperaba, ni planes ni citas y ni siquiera sueño, pese a que por la ventana un sol radiante invitaba a desperezarse (duermo con la ventana abierta y la persiana subida). A medio vestir me tumbé de nuevo y acabé por dormirme hasta las doce con la esperanza de que al despertarme el verano se hubiera ido.
No hubo suerte.
2 perdidos en el laberinto:
Los veranos (y Rohmer lo sabe bien) esconden las cartas más altas. No debes rendirte. Sé lo que es (todos lo sabemos) volver a la cama porque no tienes qué hacer, a quién llamar, ni a dónde ir. Sobrevivir a las sábanas es peor de lo que parece.
Me temo que me espera un largo y cálido verano, pero juro que aunque no tenga nada que hacer, ni nadie a quién llamar, ya me inventaré algún lugar al que ir.
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