A veces la diferencia entre estar y no estar no es precisamente alargada.
Tendría que escribirte, y hoy, esta mañana de asueto laboral, brinda una buena oportunidad. Y fíjate que hablo de escribir, no de descolgar el teléfono, no de concertar una cita ante un café y unas cervezas y tus ojos; como si la cobardía me pudiese y la distancia y las palabras escritas me amparasen. Pero no, tan sólo es que no tengo nada que decir, nada que decirte, y si me sentara frente a ti, si desolgase el teléfono, me quedaría sin palabras. Si en cambio me siento aquí, frente a una pantalla en blanco, soy capaz de hilvanar palabras y frases, aunque no tengan demasiado sentido, aunque al final no diga ni transmita nada. Y no, tampoco voy a hacerlo en realidad, por eso lo que debería ser un encuentro que no se convertirá en llamada trasmutado de email se va a quedar en esto, en un post sin demasiado sentido y con la respuesta a la pregunta que tú me harías... Estoy bien, supongo, aunque en realidad no sé como estoy, si es que estoy de alguna manera.
P.D. Ava Gardner
1 perdidos en el laberinto:
Te entiendo. Yo tampoco sé qué decir y al final no digo nada.
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