martes, junio 15, 2010




Este año he puesto especial empeño en olvidar mi cumpleaños. Sin ningún éxito, claro. A las seis de la mañana del día en cuestión me despertaron deseándome un cumpleaños feliz y tarta en mano con las velitas de rigor recordándome la fatídica cifra. Y así, ni modo, no son formas de empezar un día que yo había decidido consagrar al olvido y a los kilómetros.

Tener el móvil desconectado (en realidad llevaba así tres semanas completas) tampoco fue garantía de éxito. Al encenderlo cuando acababa el día siguiente al cumpleañero, allí estaban uos cuantos mensajes de felicitación, siempre bien recibidos, obvio, aunque una nunca deja de preguntarse por qué cierta gente sólo aparece en tu vida el día de tu cumpleaños y en Navidades, enviándote un mensaje exactamente igual a los tropecientos que ha enviado ese día o si tal vez se deba a que simplemente se le olvidó decirle a su secretaria que me borrara de la lista de sujetos a felicitar. Casi prefiero pensar esto último. La condescendencia y ciertas buenas maneras me pueden (y no para bien).



P.D. Habemus (presunta) boda real el sábado y acaba de estrenarse la tercera temporada de "True blood". Motivos suficientes para sacar a pasear a mi otro yo.

4 perdidos en el laberinto:

Sera dijo...

Yo también intento olvidar mi cumpleaños....suelo decir que yo no cumplo años...yo subo de nivel!! Y ya soy bruja de nivel 34!!! Me reitero...me encantas :)

Pele Ón dijo...

Seguro que Vd. no le felicitó al "Jefe"... Seguro que se la guarda.
Yo en cambio le felicito encarecidamente. Para su próximo cumple, le regalaré un secador de pelo, a ver si cae el beso de una vez...
Bs húmedos.

Paciente Asturiano dijo...

Vaya, si lo sé, me ahorro el SMS. ;)

Cumplir años es pasar de curso en la escuela de la vida.

Sonix dijo...

Pues qué decirte, ¡felicidades! Eso sí, un día después. :)

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