Contra mí
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso, 
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—, 
poner visillos blancos 
y tomar criada, 
renunciar a la vida de bohemio, 
si vienes luego tú, pelmazo, 
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colemena, inútil, cacaseno, 
con tus manos lavadas, 
a comer en mi plato y a ensuciar la casa? 
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas, 
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho, 
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo, 
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco. 
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso, 
un intento patético. 
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo. 
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco... 
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más, 
la humillación imperdonable 
de la excesiva intimidad. 
A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno 
para dormir contigo. 
Muriendo a cada paso de impotencia, 
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso 
torpemente abrazados, vacilando 
de alcohol y de sollozos reprimidos. 
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
Contra Jaime Gil de Biedma de Jaime Gil de Biedma


3 perdidos en el laberinto:
Yo creo que Poemas postumos de Gil de Biedma, es el mejor libro de poesía que se ha escrito en España en los últimos 50 años. Y me gusta el don de la ebriedad de Claudio Rodriguez, se lee con gusto pero no me emociona, no termino de cogerle el ritmo a la poesía de CR. Debe ser cosa de mi insensibilidad campestre: por más que miro una encina, no logro ver a mi chica.
Truculentamente genial
Me encanta la elección.
Según lo leía pensaba que había sido escrito por una mujer......me dejé llevar por mi mente femenina.
Saludos
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