sábado, julio 07, 2007

Un lunes cualquiera (aunque sea de junio)




El teléfono suena. Gesto de fastidio. ¿De arriba? La voz altisonante y autoritaria de costumbre. ¿El viernes? ¿El lunes? La culpa nunca es vuestra. Lo necesito ahorita. ¿Dónde? ¿Alumno? ¿Profesor? Que idiotez de pregunta. Comienza a llover. Necesito. Necesita él. Encuentro. Espera. No sabe no contesta. La culpa siempre es tuya. No sabe los apellidos. ¿Y el DNI? Letra incluida. Teléfono. Nueva espera. M. se impacienta. M. se disculpa. M. sonríe. Inexplicables motivos. Me crucé en el parque. Más sonrisas. N. sigue ajena. Cinco regalices rojos. La cara avinagrada de Maribel. ¿Septiembre? Ni de coña. La ignorancia es muy atrevida. Mis disculpas. Servilismo. Sigue lloviendo. Demasiados gestos. Nuevo intento. Aprendiz de poeta. Me recuerda a I. También pelirrojo. La sonrisa de Carmela. Encuentro en la escalera. ¿Pero dónde está él? Que decepción. Ya ni me atrevo. Mucha pata negra. Recital entre bostezos. ¿Pero quiénes son estos? ¿Y qué me están contando? Aplausos forzados e inducidos. Margaritas a los cerdos. Iñigo fumado. Llueve con ganas. Ese tema me enerva. Te rojo. Para ella un verde. Buenas palabras. Se guarda las galletas (y el azúcar). El refrendo (serán cabron*). Lloraba. Dos meses. La calma que precede a la tempestad. Me temo lo peor. Ellas no llegan. Él hace hora y media que espera…A la vuelta había salido el sol.




La x marcó la diferencia. Texón, Tejón...

0 perdidos en el laberinto:

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